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Cordero de Dios

Drama Narra la historia real de unas monjas polacas embarazadas tras ser violadas por las tropas rusas durante II Guerra Mundial. Agosto de 1945. Un monasterio cerca de Varsovia (Polonia) alberga un oscuro secreto. Mathilde Beaulieu es una joven médico enviada por la Cruz Roja con el fin de garantizar la repatriación de los prisioneros franceses heridos en la frontera entre Alemania y Polonia. Pero la sorpresa llega cuando descubre que una ... [+]
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Críticas 31
Críticas ordenadas por utilidad
23 de octubre de 2016
24 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta coproducción franco-polaca dirigida por Anne Fontaine sobre una historia basada en hechos reales, presentada en la Sección Oficial de la Seminci, podía haberlo tenido todo para ser una gran película: una estupenda fotografía, una buena puesta en escena, unas interpretaciones correctas y una historia que podía haber servido de base para un gran film.
Pero el problema de "Las inocentes" o "Agnus dei" radica, precisamente, en como se trata la historia, porque el planteamiento es tan aséptico y contenido que, en la práctica, deja frío al espectador. No llega a emocionar como debería, y tal vez en la búsqueda de evitar el sentimentalismo (algo loable, por otra parte, porque es fácil caer en él en una historia como la que se plantea) se exceda, pues toda la película camina entre el difícil terreno de evitar caer en el exceso de melodramatismo y presentar un discurso más o menos profundo de confrontación entre la fe y la ciencia (y que, lamentablemente, tampoco consigue reflejar).
Tan solo al final de la historia se nota un cierto cambio en el tratamiento de la historia que pueda provocar alguna emoción en el espectador, pero, llegados a ese momento, y tras 100 minutos de historia entre los muros del convento, lo que la vida depare a este grupo de monjas, sinceramente, ya no le importa a nadie.
Una pena, porque podría haber sido un gran film.
Jotacelada
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24 de octubre de 2016
16 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bien realizada, con oficio, con ese contraste entre el color crepuscular que invade los claustros, a través de los ventanucos, y el blanco de los campos nevados que en este caso es un albo amenazador.
Nos trasladó su directora, presente en la presentación de la película en la 61 Semana Internacional de Cine de Valladolid, que está basada en unos diarios de una enfermera de la Cruz Roja francesa, destinada al final de la 2ª Guerra Mundial en una región próxima a Varsovia donde atendían los residuos humanos de los liberados campos de concentración. La vida de dicha enfermera fue breve, y aunque el guión mama directamente de sus escritos existe una parte de ficción, imprescindible para imaginar el resto de la odisea de unas monjas polacas en medio de ninguna parte y a merced de los últimos coletazos de la contienda; que incluye, en este caso, el abusivo peaje de la "liberación".

El enfrentamiento entre lo científico y lo religioso; entre la contundencia de la inmediatez de salvar vidas y la temeridad de salvar almas; entre esa especie de fe de los ateos en la redención de los cuerpos y la duda permanente de los creyentes, alimentada por la llamita de la esperanza ...... Este choque de mentalidades, decía, puede llegar, según Mathilde (la inspiradora) y la propia Anne Fontaine (la realizadora) a diluirse en el bien común y defender los mismos objetivos.

No obstante siempre nos quedará la fundada sospecha de que en situaciones regulares, las aguas volverán al aburrido cauce de los preceptos y las consignas; y las buenas intenciones se ahogarán entre rezos inútiles y monolíticas burocracias.
En fin, que ese buen rollo entre ateos irredentos y hermanas transparentes y entregadas, aquí, más que nunca, será tan solo una historia de película en el sentido más peyorativo de la expresión; para eso están las jerarquías, las instituciones y "las cosas bien hechas"

Es de destacar el equilibrio del guión, en el que colabora la propia Anne, que consigue que la balanza no se incline, partidístamente, del lado de ninguna de las creencias vitales y filosóficas de las y los protagonistas; aunque tal vez la nacionalidad de los asaltantes podría habersela ahorrado.
Sinhué
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24 de diciembre de 2016
14 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Uno de los mayores horrores que dejó la Segunda Guerra Mundial lejos de las líneas de batalla estuvo representado por las múltiples violaciones a las mujeres de los territorios ocupados o liberados. Polonia fue uno de los países que más presenció esta clase de crímenes, especialmente cuando el Ejército Rojo traspasó sus fronteras camino del aniquilamiento de la Alemania nazi. Cifras a un lado, en esta epidemia de ataques sexuales ni siquiera permanecían a salvo aquellas monjas que pasaban sus días en un convento.

La historia real de unas monjas violadas por las tropas soviéticas es narrada por la cineasta Anne Fontaine en Las inocentes, una película ambientada en verano de 1945, exactamente nueve meses después de las violaciones. Muchas de estas víctimas pagaron doblemente las consecuencias del crimen, ya que quedaron embarazadas. Mathilde, médica francesa de la Cruz Roja, será quien asista a las monjas en el parto al tiempo que observa el difícil dilema de estas mujeres a la hora de compaginar el fruto de una terrible experiencia con una profunda fe religiosa.

Más allá del heroísmo que Fontaine pretende inculcar en la protagonista del film, Las inocentes dedica buena parte de su metraje a contar cómo las monjas afrontan de manera distinta esta difícil situación. La madre superiora tiene claro que la fe debe prevalecer sobre cualquier asunto, mientras que diversas hermanas, como la que acude en busca de Mathilde, no están por la labor de quedarse sentadas esperando a que Dios lo resuelva todo. La película tiene como fondo, pues, una vieja historia entre el conservadurismo de los que tienen el control y aquellos que desean un cambio.

Sin pretensión de redundar en la losa moral pasada y presente que tienen que afrontar las monjas, Fontaine opta por centrar su objetivo en un mensaje con tintes esperanzadores acerca del futuro de estas mujeres y sus nuevos hijos. Para ello, la directora utiliza al personaje de Mathilde como una especie de reflejo femenino con características no tan diferentes a las que observamos en las religiosas, pese a que su preferencia por la ciencia y sus raíces comunistas al principio pudieran indicar lo contrario. La protagonista lleva a cabo un ejercicio de fe mayor que el de las propias monjas, una circunstancia que se apreciará de manera aun más clarividente tras la escena más angustiosa de la película.

El mayor problema de Las inocentes no está por tanto en su base, más o menos acertada pero indudablemente loable, sino en cómo traslada al espectador la parte emocional del film. A ratos aséptica, otras veces dramática, la cinta no termina de definir su personalidad cinematográfica, resultando en un conjunto de buenas secuencias sin un claro patrón. El desenlace es una clara expresión de esta circunstancia, ya que pretende resaltar una emotividad que minutos atrás se perdió en otras reflexiones. Ni siquiera Lou de Laâge, quien sigue el buen rumbo actoral demostrado en la sublime Respire, puede remediar esta pérdida de empatía.

Lo gélido es lo que termina cosechando un mejor efecto en Las inocentes. Desde el punto de vista de ambientación, narración e interpretaciones, cuando Fontaine huye de lo emotivo y nos invita a contemplar su obra desde una perspectiva más alejada —cosa que sucede durante la primera mitad de película— es cuando el film alcanza su pleno sentido en lo visual. Es posible que, de haber seguido esta línea, Las inocentes hubiera encontrado un terreno en el que expresar más certeramente una historia que por desgracia se podría contar en muchas guerras. Lo que al final queda es un trabajo confuso en su guión y estilo, de fácil visionado a pesar de sus defectos pero con escasa fuerza dramática para impactar en los que estamos al otro lado de la pantalla.


Álvaro Casanova - @Alvcasanova
Crítica para Cine Maldito
Kasanovic
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11 de diciembre de 2016
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Las inocentes" de Anne Fontaine - Muy buena
Agosto de 1945. Un monasterio cerca de Varsovia (Polonia) alberga un oscuro secreto: muchas de las hermanas del convento están embarazadas. Entonces, aparece en escena Mathilde Beaulieu una joven e inexperta médica de la Cruz Roja que deberá ayudar a las hermanas sin que el secreto salga a la luz.
El diario intimo de la médica inspiró a Anne Fontaine para contar esta nueva historia verídica de crímenes de guerra, crímenes olvidados, con la venda de la religión siempre presente.
Estética, con una fotografía exquisita y sólidas interpretaciones la directora de la erótica Nathalie X, la poco lograda "Coco antes de Chanel" y la reciente "Gemma Bovery" logra su película más contundente.
jimrix
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22 de abril de 2017
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Directora de películas tan dispares entre sí como ‘Nathalie X’ o ‘Coco antes de Chanel’, la francesa Anne Fontaine se lanza ahora con una historia basada en hechos reales que narra una historia compleja, la de un convento que ha sido invadido por soldados rusos, resultando en una considerable cantidad de embarazos.

La historia se ubica en Polonia tras el final de la II Guerra Mundial, los rusos han liberado a Polonia de los yugo alemán, una joven monja sale en busca de ayuda médica, pero ante la situación debe conseguir un médico que no sea polaco, ante varios rechazos consigue la ayuda de una joven médica francesa, Mathilde, quien presta sus servicios en la Cruz Roja buscando repatriar a todos los soldados de su país.

Tras superar la sorpresa de ver a varias monjas en pleno embarazo, Mathilde deberá vencer los prejuicios de las superioras del convento y arreglárselas ante su poca experiencia y falta de tiempo para cumplir en su trabajo, para poder ayudar a las mujeres que viven un momento inusual.

Con una narrativa muy tradicional, Fontaine narra esta dura historia con sobriedad y rigor, apoyándose en el soberbio trabajo de su directora de fotografía, la también francesa Caroline Champetier, basado en tonos fríos y opacos, y en el sólido trabajo actoral de sus intérpretes.

En dicho rubro, el mayor peso recae en Lou de Laâge, quien interpreta a Mathilde, quien además de la ayuda médica debe colaborar a mantener en secreto lo sucedido dentro del convento, siendo parte de una familia menos conservadora y con aprecio por el comunismo, y quien casi vive también en carne propia la desgracia de las monjas, lo que sirve dramáticamente para acercarla al grupo de mujeres enclaustradas y comprometerse hasta el final.

Si bien el tema que se narra es duro y complejo, la película no se apega a mostrar situaciones que favorezcan los golpes bajos, narrando todo de manera sobria y sutil, poniendo por delante temas como la fe, lo moral y lo ético, según la dimensión de cada personaje, en una película bastante convencional pero efectiva.


http://tantocine.com/cordero-de-dios-de-anne-fontaine/
Quique Mex
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