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La ley de la hospitalidad

Comedia Los Canfield y los McKay han heredado una enemistad que ha pasado de padres a hijos durante muchas generaciones. Pero, por caprichos del destino, Willie McKay (Buster Keaton) coge un tren en Nueva York, en el que conoce a Virginia Canfield (Natalie Talmadge)... (FILMAFFINITY)
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Críticas 19
Críticas ordenadas por utilidad
25 de noviembre de 2009
9 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
A 'La ley de la hospitalidad' se la podría denominar como una burla ejemplar sobre las costumbres tradicionales del sur estadounidense. El filme comienza con un prólogo que se inclina hacia lo dramático de una construcción fascinante, el cual establece los absurdos parámetros criminales de la antigua rencilla entre dos familias: los Canfield y los McKay.

Cuando comienza la historia principal, el Willie McKay interpretado por un Keaton en estado de gracia, es un chaval de veinte años un poco inocentón educado en la gran Nueva York pero que vuelve (tras una hilarante odisea con un tren primitivo recordándonos a su obra más famosa, 'El maquinista de la General'), a su ciudad natal. Una vez allí, tras cortejar -sin saberlo- a la hija del clan sobre el que ha jurado derramar la sangre de la familia de Keaton, pone en peligro su vida. La parte más complaciente de la película se manifiesta gracias a la hospitalidad sureña que el clan de los Canfield debe mantener con Keaton siempre que esté dentro de su casa, ya que entre sus cuatro paredes no le pueden tocar ni un pelo.

Como dije, la mayoría del humor posterior nace de la situación irónica que se produce cuando Willie decide seguir siendo el invitado de sus futuros asesinos, mientras ellos intentan conseguir entre sonrisas que se largue (la escena de la cena es soberbia). El ingenio de Keaton no reside en gags individuales, sino en un firme dominio de personajes, situaciones, espacio de tiempo, lugar y encuadre. El resultado no solo es muy divertido, sino también de un dramatismo sustancial y angustioso. Nunca fue tan milagroso el sentido del ritmo de Keaton, ni tan gloriosamente evidente su talento de provocar risas y emociones al mismo tiempo. No es lo mejor de su filmografía pero como todas, tiene escenas para el recuerdo y jamás de los jamases causará tedio en el espectador.
Condosco Jones
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12 de septiembre de 2011
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que placer es ver una película de Buster Keaton; volver a ese blanco y negro añejo, a esas figuras en la pantalla que parecen sombras de unos personajes que parecen irreales; una auténtica orgía para cualquier sensibilidad cinematográfica.
Tiene un algo de tragedia, de inocente ,de heroica. La escena primera es de una poesía trágica como solo se hacía en el cine mudo; las escenas del tren son maravillosas, donde la evolución del hombre (reflejada en ese tren de carros de ruedas) sirven para ir uniendo a estos Romeo y Julieta modernos, y para mi una especie de road-movie inocente y tremendamente graciosa: parece como si en la vida real de verdad pasaran estas cosas.
Luego cuando el pobre Buster se da cuenta de que el es objetivo por una venganza antigua, surgirá con ese instinto de supervivencia (realmente increíbles los momentos en la casa de los Canfield), para luego en una escena de huida saldrá el héroe que todos tenemos dentro.
Maravillosa, preciosa, con un toque de algo especial, en resumen: otra joya que nos dejó Buster.
Toninowilde
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16 de junio de 2008
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Keaton me tiene ganado para su causa. La del humor original y distinto. No es el humor elegante de Chaplin ni el humor travieso de Stan Laurel y Oliver Hardy. Es el humor serio a la vez que el humor físico. Es el humor sorprendente e inesperado. Es el humor del que nos hace cómplices con su cara de palo.

La ley de la hospitalidad no está catalogada entre sus mejores películas. Puede ser. Pero la cantidad de momentos “ilustres” es tal, que contarlos siquiera someramente equivaldría a una completa sinopsis de la película. No obstante pongan el acento en aquella esquina con “muchísimo tráfico” o en aquel tren de recorrido variable según la terquedad de las mulas o en el rescate estilo “yo Tarzán, tu Jane” que nos regala el amigo Buster.

Detalles de calidad. Uno detrás de otro, especialmente en la primera parte de la película. La segunda quizás pueda calificarse de más convencional y previsible, pero aún así deja momentos dignos de mención. Y no olvidemos que estamos ante el primer largo dirigido por el propio Buster Keaton...

Actor, director, atleta ¿Hay quien dé más?
FATHER CAPRIO
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14 de julio de 2009
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
253/20(13/07/09) Divertidísima comedia del Gran Buster Keaton, primera dirigida por él en al que ya deja entrever algunos gags que después incorporaría a la magistral "El maquinista de la General". La cinta la vi hará unos veinte años y guardaba un gran recuerdo, la he vuelto a recuperar ahora y ha perdido con el tiempo, la encuentro algo irregular, no es de sus mejores trabajos pero cuando hablamos de un genio esto no quiero decir poco. El argumento recuerda en demasía al "Romeo & Julieta", traslada los personajes italianos al Sur profundo de los Estados Unidos, gira en torno a dos familias, los Canfield y los McKay, se odian a muerte desde generaciones, sin ya saber cuál fue el origen, uno de los McKay, Willie, vuelve al Sur desde Nueva York, para reclamar un herencia, el viaje lo realiza en un estrafalario tren, en el cual conoce a una chica (Natalie Talmadge) por la que se siente atraído, una vez han llegado la muchacha le invita a cenar , durante la cena Willie descubre que se ha metido en la boca del lobo pues está en la casa de los Canfield, que como sus normas les impiden matarlo mientras este bajo su techo esperaran para que se vaya para acabar con él. La cinta comienza con un tono sombrío con el tiroteo en el que mueren un Canfield y un McKay, para en cuento aparece en escena Buster Keaton empezar un sucesión de escenas divertidas, que tienen su zenit en el trayecto del tren al Sur, un delirio surrealista, en el que valga como botón de muestra un asno estorba el paso del tren y no lo pueden quitar, así que la solución es curvar la vía para salvar al animal, para después, una vez en el pueblo tornarse en una suerte de tiroteos y persecuciones en los que las dotes de circenses de Keaton se lucen a tutiplén. No está pulida y hacia su mitad decae, para en su tramo final volver a despegar. La historia lleva en su interior una dura crítica a las costumbres sureñas, embutidas en unas normas de honor trasnochadas y rancias. Como curiosidad decir que el Willie McKay bebé del inicio del film es el hijo de Buster Keaton. Recomendable a los que gusten de buenas comedias mudas. Fuerza y honor!!!
TOM REGAN
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29 de junio de 2016
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Magnífico film de Buster Keaton, excelentemente rodado al alimón por Jack C.Blystone.
Contiene un sinfín de geniales gags, y en apenas setenta minutos.Se suceden los brillantísimos momentos, llenos de gracia e ingenio, conteniendo imperecederas escenas, como casi todas las del viaje "en tren" (para partirse de risa viendo cómo son las vías, o los intentos del protagonista por no salir de la casa de su amada pues al hacerlo podría morira a tiros por los hermanos de ella. Y todo ello para llegar a unos últimos quince minutos gloriosos, con el episodio del torrente. Aquí Keaton demuestra lo genial que era y que no tenía nada que enviar a nadie, incluido Chaplin.
Una joya del séptimo arte, sin duda.

http://filmsencajatonta.blogspot.com.es/2006/07/ley-de-la-hospitalidad-la-our.html
Constancio
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