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Loco corazón

Drama Bad Blake (Jeff Bridges) es un cantante de música country que vive al margen de la sociedad, con varios fracasos matrimoniales a sus espaldas, miles de millas recorridas y que con frecuencia se refugia en el alcohol. Cuando parece que apenas hay salvación para él, aparece Jean (Maggie Gyllenhall), una reportera que descubrirá quién es el verdadero Bad, al hombre detrás del músico. (FILMAFFINITY)
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Críticas 102
Críticas ordenadas por utilidad
5 de marzo de 2010
14 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ver una película tiene mucho de uno mismo. Hay veces en que aunque te cuenten la historia más maravillosa del mundo, si no te implicas, da igual lo bien que te lo cuenten. En cambio otras veces, uno va a ver una historia que te han contado mil veces antes, además de una manera algo tópica y previsible. Incluso torpe, vamos. Y uno entra como un Mihura, al trapo a la primera de cambio. He visto en infinidad de ocasiones historias de redención, películas crepusculares donde el protagonista conserva parte de la grandeza que tuvo en la juventud e intenta tomar (aunque solo sea por una vez) las riendas de su vida. No hace demasiado tiempo “El Luchador” nos trajo a un renovado (y sorprendente) Mickey Rourke, con una clave muy, muy parecida a la que hoy nos ocupa. Y por supuesto, quizá uno de los referentes en este tipo de historias esté en el “Sin Perdón” de Eastwood, una monumental elegía al género humano (y quizás en su continuación semiótica en “Gran Torino”, una inesperada joya que nos regalo tito Clint el año pasado y que aún hoy sigue deslumbrándonos por su sencillez y eficacia). Bueno, pues aunque yo no sea ni alcohólico, ni cantante de western, ni tenga cincuenta y muchos años (todavía…), este film me tocó el corazoncito, qué le vamos a hacer. Quizás es que también tenga (como todos) algo de rebelde entre pecho y espalda: “Bad” Blake es un completo desastre y su vida está a punto de irse al garete. Bebe demasiado, no ha prestado atención jamás al amor (le avalan 5 divorcios y un hijo al que ni siquiera conoce) y malvive tocando viejas canciones en antros de mala muerte. Pero a pesar de todo, es un genio. Y su genio brilla. Ese resplandor le ilumina en lo que podría ser una luz de esperanza cuando aparece en su vida una periodista empeñada en hacerle una entrevista al mítico cantante de “Country”, cuya coherencia vital es completa y absoluta, y su existencia parece –literalmente- sacada de una de sus sentidas canciones… y todo vuelve a tomar una luz especial, una luz de ilusión para un hombre destrozado que siente que aún tiene una última oportunidad. (SIGUE EN SPOILER)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Federico_Casado
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6 de marzo de 2010
13 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde que estrenaron Crazy Heart en EEUU el año pasado estaba esperando este estreno en España.
No creo que para que una película se considere buena, el guión tenga que ser original. Creo que la función de cualquier película es provocar una reacción en el espectador y desde luego esta película lo ha conseguido. ¿Es absolutamente previsible? sí, pero desde el primer minuto de la película no puedes dejar de mirar la pantalla porque estás atrapado por un personaje tan creíble como tu propia vida. Jeff Bridges ,entrañable y emocionante.
Igual que en El rey pescador, esta película consigue llegar al fondo del corazón.
La banda sonora impecable aunque no seas un amante de la música country.
yolanda
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15 de marzo de 2010
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se agradece. Que se usen los lugares comunes y las situaciones digeridas con cabeza, y resulten agradables. Que se impregne de personalidad y sentimiento un tipo de historia que típicamente de ello presume pero más bien parece. Que se le de completamente la vuelta a la tortilla de la dialéctica global del film.
Porque en la mayoría de estas historias, se mueven en unos dos primeros actos rebosantes de patetismo y desasosiego tratados con tono hiper lastimoso para luego, de repente, colarnos un tercer acto en el que el optimismo y el ‘todos contentos’ más gratuito y poco elaborado hace acto de presencia.
Aquí es todo lo contrario. Puede que nuestro protagonista y sus situaciones sean cada vez más patéticas y lamentables, pero todo dentro de la normalidad, de su normalidad, ya que él está bien así, o al menos así prefiere pensarlo, y la película no hace esfuerzos por demostrarnos lo contrario. Por tanto, puede incluso que nos quiera hacer pasar lo desagradable como agradable (o al menos, aséptico) al mismo tiempo que construye hábilmente un gran personaje, puede que muy reconocible, pero también irremediablemente genuino (y no sólo como músico).
En cambio, todo ese microuniverso intimista se tambalea seriamente en el último tercio del film (con un giro que nos recordará inmediatamente a La gran familia), dándole así mucha más vida e interés al epílogo, que, a falta de un clímax marcado, cierra el círculo del mejor modo posible, con la repetición del giro inicial pero en circunstancias totalmente diferentes, en todos los aspectos.
Sensacional Jeff Bridges, que parece estar cómodo en la normalmente incómoda naturalidad del entrañable Bad Blake, al que le da tiempo, entre resaca y resaca, a pedirle una última oportunidad a la vida. Y no hablo de los conciertos, salvoconducto financiero más que devoción, sino a la genial Maggie Gyllenhaal, que sale airosa con nota al darle la réplica a este viejo lobo del country, con el que comparte más fantasmas interiores de los que creemos al principio, pero con mucho más chance, tiempo y motivos para enderezarse y buscar una felicidad más constante.

(continúa)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Skorpio
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7 de julio de 2016
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Corazón rebelde... Unchain My Heart, Joe Cocker; Corazón en mal estado; Corazón destrozado, Bonnie Tyler; Corazón partío; Corazón de oro; Hungry heart, The Boss… No son más que ejemplos de esos temas típicos de cantantes que tienen como protagonista el corazón, porque como dice Marty Balin (Corazones), a veces el amor no se queda para siempre.

Corazón rebelde es la ocasión perdida de plasmar la vida de un músico Country en el ocaso de su carrera, con los problemas de la edad, sus relaciones fracasadas, sus tiempos gloriosos, la relación con sus músicos, algo en estilo a ese gran relato del boxeador Billy Tully (Fat City), otro profesional solitario, en el que Jeff aparecía por cierto, donde se ahondaba en el repaso final de la vida de forma tan amarga que te dejaba marcado.

En cambio en este Corazón rebelde no hay soledad, ni angustia, en realidad no es más que un episodio por la vida de un alcohólico y nada más, pero el tío se maneja bien y goza de reconocimiento y prestigio y encima tiene la suerte de conocer a su edad un amor bastante atractivo.

Por tanto, no es más que una historia de amor, y no sé hasta qué punto interesante si no es por la presencia de Jeff.
floïd blue
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25 de octubre de 2010
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hablaba el viernes con un amigo, y el sábado con otro, curiosamente, de esas películas en las que el actor devora a la obra. Pues bueno, este es un claro caso de eso mismo.

Hablábamos de buenas películas (bastante buenas algunas) en las que el actor opaca a la cinta. Hablábamos de Bardem en No es país para viejos, de Luís Tosar en Celda 211, y uno de ellos me sugirió que pasaba también en Training Day con Denzel Washington, mientras que el otro me comentó que sucedía lo mismo en Collateral con Jamie Foxx, ayudado por Tom Cruise.

En esta película, como ya he dicho, nos encontramos de nuevo con una situación similar. La película es pasable. Otra historia de superación, de cómo levantarse después de tocar fondo, de redención... Viene a ser The Wrestler o Rocky Balboa, esta segunda en menor medida. Es pasable, sí, pero poco más que eso. Es tierna y está bien rodada, con un guión ligero pero no por ello vacío, y con una dirección densa y concentrada, pero no por ello plomiza. Pero la verdad, es que de no ser por ese magnífico actor que es Jeff Bridges (un poco alejado del "glamour" de los Morgan Freeman, De Niro, Pacino y demás) y de su majestuosa interpretación, estaríamos hablando de una película más.

Bridges conmueve, apena, enamora y cautiva de una manera espectacular. Ese cantante de country venido a menos, la vieja gloria enfadada con el mundo que, con toda naturaldad y haciéndonos creer lo que nos cuenta el filme, atraviesa probablemente la época más delicada de su vida. El odio que se convierte en complicidad, la indiferencia que se torna amor, la frivolidad que se convierte en pasión por la vida... todo eso nos lo intenta contar la historia, pero es este magnífico actor quien nos lo hace creer. Cada gesto, cada mirada, cada sonrisa... es la de la vieja gloria del country, la del sureño arraigado y orgulloso, del hombre que siente ganas de vivir.

La película no pasará a la historia por si misma, pero Jeff Bridges la convierte en un clásico al instante.
Grijander
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