Escándalo

Existen dos tipos de cazadores solitarios: el cazador por afición, el tipo más frecuente, no desea tanto a la presa como a la caza en sí. Es por ello que cuanto más se resiste la presa, cuanto más lucha, tanto más la respeta.

El segundo tipo es el cazador por necesidad. El cazador por necesidad es un ser hambriento: la caza es un trámite inevitable, pero es la presa, ya sea o no fácil, quien atrae todos sus afanes. Este cazador solitario no permite a la presa crecerse; al contrario, su modus operandi es rodearla lentamente por todos los flancos hasta que la presa no tenga margen de movimiento. Su desprecio hacia la presa, su conciencia de que se trata de una criatura netamente inferior a su astucia como cazador, deviene directamente del hecho de que la necesita desesperadamente.

Esta es la historia de una cazadora por necesidad. Y un telefilme también, es cierto. La protagonista, vieja solitaria hasta extremos aterradores, acecha a una joven vulnerable sin desviarse un milímetro de su prototipo de caza: primero, descubre el punto débil; acto seguido, procede a entrar en su entorno como una mala hierba en un jardín cuidado; su siguiente acción será alienar a la joven y separarla sutilmente de la red protectora de su familia; y para lo último, sólo quedará atraparla, destruirla y poseerla. Vamos, en la mejor tradición de las Pasiones Mortales que todos conocemos, pero con mejores actores y una banda sonora impecable de Philip Glass.

Judi Dench y Blanchett no lo hacen mal, pero parecen más preocupadas por salir indemnes del duelo actoral que de extraer petróleo de unos personajes demasiado gaseosos. No estoy de acuerdo con Gilbert en que el personaje de Blanchett acarrearía antipatías si la actriz no lo interpretase bien: a fin de cuentas es la víctima. Aún encima por si no fuera poco lo mal que lo pasa la pobre en manos de la vieja bruja, va y la seduce un pajillero cabroncete casi contra su voluntad. ¿Cómo te va a caer mal esa desgraciada mujer? ¡Si no se puede ser más inocente de la vida!

La cosa es entretenida, sin embargo; la caza mantiene al espectador en completa alerta y de lo que vierte la vieja loca en su diario, se puede extraer más de una reflexión interesante. Sobre todo dos: la soledad puede ser muy mala, pero existe algo mucho más peligroso y que es envejecer por dentro. Algo que debería estar prohibido e ilegalizadísimo. El viejo interior, tenga la edad que tenga, es una amenaza para los que le rodean.

Hay dos tipos de espectadores de una película como ésta: los que disfrutan de la caza o los que sólo esperan a ver si al final caerá la presa. Elegid vuestro método y disfrutad.

Un magnífico trabajo global donde destacan todos los actores, magníficamente dirigidos por Richar Eyre.

Diario de un escándalo se cuela desde las primeras escenas en tu cabeza y poco a poco va depositando semillas de la misma especie aunque de distinta raza... La lesbiana, la profesora joven insatisfecha, el muchacho que descubre la pasión, y el resto de elenco que dan respuestas a las necesidades de un magnífico guión al servicio de una historia espléndida.

Una de las películas británicas más interesante de los últimos tiempos fue “Diario de un escándalo”. Su mérito consiste en contarnos una historia diferente llena de matices, morbo, deseos, perversiones y frustraciones humanas pero con un entorno y una forma de rodar de lo más tradicional. Es cine clásico hecho hoy. Si Douglas Sirk o George Stevens rodasen en el 2006 harían una película como esta. Y es que conjugar temas de actualidad pero ser al mismo tiempo clasicista parece cosa del pasado.

Existen directores obviamente limitados pero que explotan al máximo sus virtudes, incidiendo y resaltando sus fortalezas e intentando ocultar o alejar sus limitaciones, uno de esos casos es el de Richard Eyre, un director que tiene una calidad enorme a la hora de dirigir actores, que venga del mundo del teatro no es casualidad (también dirigió óperas), tiene una atracción especial por las escenas de interiores brillantemente dialogadas y que en esta ocasión se encuentra comodísimo sin querer sobresalir en lo que es ante todo una narración de personajes.

Película de grandes actrices con la impagable Judi Dench y la no menos excelente y guapísima Cate Blanchett. Una de esas obras que hacen pensar, recapacitar sobre las complejas relaciones sentimentales que el ser humano ha creado, y que demuestra que el deseo y el riesgo nunca se rige por la fórmula del dos más dos igual a cuatro, es para bien o para mal, mucho más complejo.

Si no la ha visto aún, anótesela.

Nota: 7,4.

Que "Notes on a scandal" sea comentado por todas partes como un film de lucimiento para dos grandes actrices no debería ocultar que detrás también hay una buena factura a cargo de un mejorado Richard Eyre (tras el aburrimiento supino de "Iris" y la más acertada y cómica "Stealing Beauty"). Pero es inevitable mencionar a estas dos grandes damas del cine, una de ellas Judi Dench nominada un año sí y otro también a los Oscars casi como un comodín incómodo que no esconde sin embargo unas cualidades de sobra conocidas. La otra Cate Blanchett, de otra generación es tal vez una de las actrices más versátiles del cine actual, sólo hay que verla y apreciarla también recientemente en su completamente distinta interpretación de "The good german". La película que nos ocupa es un potente drama aderezado con el hiperreconocible sonido de Philip Glass. Va de menos a más, de la frialdad tal vez no pretendida a la buscada que funciona a las mil maravillas en el tramo final. El tema es espinoso y está tratado con respeto y acierto. Tampoco tiene pretensiones muy altas pero a donde llega lo hace con sobriedad (anotemos falta de empatía en ocasiones) y buen guión.
Lo del cartel a lo "Hable con ella" es otro cantar.

Judi Dench, tiene una cara tan patética que cualquier papel que haga en dicho sentido lo hace estupendamente, pues con su simple rostro ya no necesita mayor esfuerzo. Por eso en esta película, al interpretar a una vieja maestra solterona, de esas clásicas cuya vidas sin sexo complementado la convierte en una persona rencorosa, rígida y repelente, su trabajo de actriz le sale casi a la perfección.

La historia nos narra a una docente culta que sabe hacer bien su trabajo, pero que sin embargo es una pobre mujer frustrada y malpensante, cuya mente y rostro es el mismísimo espejo de lo que ella ha hecho con su propia vida. Mucho filosofar pero no vive filosóficamente. Ella hace este comentario a la otra maestra a la que quiere conquistar como amiga y amante: "Las personas languidecen con parejas que son de otro planeta. Deseamos tanto creer que hemos encontrado nuestra alma gemela. Hay que ser valiente para ver lo real en contraposición a lo cómodo". Es la típica persona que va de correcta, estricta, recta y moral, pero que en el fondo resulta estar podrida interiormente, tanto en mente como en sentimientos verdaderos. Todo se le va en dar lecciones a los demás siendo ella un saco vacío que difícilmente se mantiene en pie.

Magníficametne construcción psicológica de una maestra añeja, necesitada sobremanera de caricias, abrazos y pasión sexual, lo cual la haría sin duda una bellísima persona.

Fej Delvahe