La momia

De los pocos mitos del terror que el cine ha creado por sí mismo, sin ayuda de la literatura o el teatro, La Momia es de los más conseguidos.
Creada por el guionista del "Dracula" de Bela Lugosi (de ahí las similitudes entre ese film y "La momia" original de 1932), tras su enorme éxito taquillero Karloff se negó a protagonizar una secuela, por lo que el film permaneció imperturbable hasta la década de los 40, cuando dos actores diferentes (Lon Chaney incluído) la encarnaron en cuatro desiguales secuelas de consumos tan rápido como su metraje (de apenas 60 minutos cada una).
Precisamente de esas secuelas surge el remake de Hammer que aquí nos ocupa. Hallazgos de las secuelas como el cenagal, el propio nombre de la momia, Kharis, así como el egipcio manipulador y amo del monstruo son ideas enteramente pertenecientes a las secuelas.
De lo que puede presumir la Hammer es de haber concedido un mejor director a su monstruo egipcio, puesto que Terence Fisher cumple mucho mejor su papel que el novato Karl Freund durante su debut en 1932, así como de ofrecer el film como un vehículo para un duo tan brillante y terrorífico como el de Cushing-Lee, comparable al carisma que en solitario ejerció Karloff en el original.
Sin embargo, falta Jack Pierce. Si "La momia" de 1932 es un personaje en sí mas atractivo ello se debe al guión, al propio Karloff y sobre todo al maquillador Pierce.

En fin, aquí van a encontrar lo que esperan: un cierto respeto al mito, una pequeña reinvención del mismo, una serie de conflictos habituales en otros films del personaje, y un trabajo artesano de narración gracias a Fisher, junto a los tradicionales sellos Hammer de colorido y ambientación, con una única ausencia: el erotismo que destilaban sus revisiones de otros mitos.

En cualquier caso, un buen remake.

La productora Hammer también realizó sus propios pinitos en el terreno de la Egiptomanía. La momia, del gran Terence Fisher (director de cine, al que la figura de la productora, la Hammer, acostumbra a sobreponerse por encima de la suya) rodada en el 1959 es una de las mejores muestras que nos dio el terror británico de aquellas décadas (50-60).

Pese a que el lenguaje jeroglífico se había descubierto hacía dos siglos (con la empresa del erudito francés Champollion en el 1822), nunca se había visto un auge tan entusiasmado en todos los estratos de la sociedad por la egiptología como el que hubo en los inicios del siglo XX. Como anécdota, el fanatismo por el tema llegó a tales extremos que muchos nobles y duques del momento realizaban lo que se conocía como veladas de momia. Era sencillo, primero se disfrutaba del banquete que ofrecía el comensal para que luego, después del postre, se reunieran todos los invitados para quitar las vendas, poco a poco, de alguna momia fresca conseguida en alguna exploración arqueológica. Hoy en día puede sonar macabro, pero en la época causaba auténtico furor. Y si no, que se lo pregunten al décimo duque de Hamilton, que fue embalsamado como una momia más, y depositado en un sarcófago inspirado en formas del antiguo Egipto.

El punto culminante, seguramente fue el descubrimiento de la momia de Tutankamón por parte de Howard Carter, en el año 1922. La prensa sensacionalista del momento, aprovechó alguna que otra muerte para crear un leyenda oscura sobre una maldición, que se encargaba de aniquilar uno por a uno a todos los que había cometido el sacrilegio de haber profanado el descanso eterno del faraón. La maldición no debió de ser muy efectiva, porque Howard Carter, el hombre que más se había implicado en el proyecto, murió en el año 1939, pero a los periodistas de la época poco les importó (pues también relacionaron la muerte de Carter con la maldición), ya saben aquella máxima que se estila en el periodismo de no dejar nunca que la verdad estropee una buen titular.

El caso es que el tema estaba muy candente y el cine, como buena herramienta que documenta el movimiento cultural del momento, fue utilizado para transmitir los nuevos miedos que prometía tan jugoso tema. Ya, antes del descubrimiento de la tumba de Tutankamón, el prestigioso director alemán, Ernst Lubitsch, había realizado una más que curiosa película que trataba el tema de las maldiciones, en el 1918, en Alemania, antes de que el director tuviera que exiliarse por temas políticos.

Pero la película que marco un antes y un después en el tema del Antiguo Egipto fue una película producida por la Universal, titulada elocuentemente como La momia y rodada en el 1932. Otra vez era un alemán el que estaba detrás de la película, y se trataba de Karl Freund, director de fotografía de la película Metrópolis y que marcho a Estados Unidos después de haberse labrado un gran respeto profesional. La universal, productora que se especializaría en los años treinta por prestar apoyo al género de terror con grandes resultados tanto artísticos como comerciales, apoyaba así una película que marcaría un antes y un después en el mundo de las momias vivientes. La película sigue gustando hoy en día y cuenta con una gran interpretación de Boris Karloff, uno de los actores más famosos del género de terror, más por el papel mítico que realizó en Frankenstein de James Whale, que por el de la momia.

El caso es que la productora británica Hammer también se embarcó en los proyectos ultra terrenales del antiguo Egipto. La obra se titula también La Momia y fue dirigida por Terence Fisher, uno de los maestros del terror que destacó en aquellos momentos. La momia de Fisher recoge de manera diluidla la maldición de Carter para elaborar una película que sentó las bases del mitología popular. De hecho, podemos ver más de una coincidencia argumental entre la película de Fisher y la que seguramente el espectador más joven asocie cuando hablemos de momias y películas, la cinta de Stephen Sommers, titulada también como La momia (parece que los productores se bastan con el nombre para el reclamo) del año 1999.

http://neokunst.wordpress.com/2013/10/29/la-momia-1959/

Para la época en la que está rodada es una más que decente película de terror. Lo más curioso de todo es que Christopher Lee interpreta a dos personajes, a no sé quién y a la momia, que es el no sé quién pero «enmomiado». La verdad que una de las cosas que más me gustaron fue la historia que se desarrolla en el Egipto histórico, me encantó que le dieran ese toque de profundidad al personaje y que no fuera una simple momia que sale cuatro minutos.

Por lo que veo el mito de la momia no ha cambiado un ápice, yo que me he visto las de Brendan Fraser, siguen manteniendo el mismo esquema casi calcado que esta. Y esta también es un batiburrillo de varias películas por lo que tengo entendido. Como curiosidad decir que según tengo entendido Lee tuvo bastante problemas con el «disfraz»; dislocaciones, heridas... y que la escena en la que le cortan la lengua por lo visto era más gráfica pero el estudio «se la echó para atrás» al guionista o director.

Se trata de un remake que iguala o supera, en mi opinión, a la de Boris Karloff. Dotada del color que le faltaba a aquélla, con ese encanto de las películas de la Hammer y un magnífico recital de interpretación limitada a cargo de Christopher Lee. ¿Y me la equiparan en puntuación con ese engendro que ni daba miedo, ni risa, y que tenía un reparto de lo más normalito (sólo Rachel Weisz despuntó después, porque el resto, nada de nada).
Por favor, es un insulto a dos grandes actores como fueron Cushing y el propio Lee, aunque su "Drácula" fuera mejor y algunas partes del guión de "La momia" estén cogidas con pinzas (ver spoiler). Pero le da cien vueltas, seamos rigurosos.
Mi nota: 7,6

Casa de Christopher Lee, Alwyn Lane 16, Acton Lane. Londres. Enero de 1.959. Conversación entre Christopher Lee y su esposa Mrs. Lee:

- ¡Hola Cariño!
- Hola, ¡vaya que contento vienes!

-Si, me han dado el papel protagonista.
- ¿Y esta vez como se llama?, ¿el regreso de Drácula, la vuelta de Drácula, Drácula vuelve, El retorno de Drácula, Drácula de mudanza, el hermano de Drácula, Drácula y viceversa?, pues tienes la capa sin planchar.

- No cariño, no hago de Drácula, trabajo con Peter Cushing eso si,
- Pues dile que a ver si te devuelve las 200 libras que te debe desde hace siete películas.

- ¡Ay hija siempre igual!, te comento; hago de momia.
- ¿de momia?, es decir; te vas a pasar la película sentado en una silla como la mujer de mi hermano si hablar nada?

- Nooooooo, soy una momia a la que devuelven a la vida, eso si, no hablo nada.
-¿pero si vuelves a la vida por qué no hablas?

- Ya empezamos, ¡y yo que sé!, cosas del guión.
- Si claro, como que con el rollo del guión solo muerdes jovencitas en Drácula, no ancianas de setenta años, ¡como se nota que los haceís los hombres!, y bien que te gusta a tí morder!

- Mira Margareth, vamos a dejarlo, total que me pagan como protagonista, que eso si que no pones pegas eh?, luego para ir a Bath a los baños ahí ya no muerdo eh?

- Vale, venga, ¿y si eres una momia que no habla irás vendado no?
- Pues claro, así van las momias.

- ¿Para que te contratan si no se te a ver quien eres y no hablas? para eso vale cualquiera, estos de la Hammer como se nota que ganan dinero.
- Pues yo que sé, bueno, a la momia le dan ordenes en inglés y tendrá que hacerlo un actor inglés.

- Es decir, que una momia egipcia vuelve a la vida después de miles de años y sabe inglés?, ¡a ver que día te ofrecen el Rey Lear, mira Laurence Olivier, ya es Sir, ¡bien que me lo pasó su mujer el último día.

-¿si?, ¿y cuanto gana Laurence Olivier lista!, anda pon la comida, ¿has hecho beens?.