Cinema Mon Amour

Una película encantadora (fruto de siete años de recopilación fervorosa) la que ha dirigido Natàlia Regàs que, además es proyeccionista, taquillera, acomodadora y lo que haga falta en el entrañable Cine Maldà de Barcelona, uno de los pocos, junto con el Texas, que proyectan películas de reestreno a precios muy asequibles con la ventaja de que, en el Maldá, puedes asistir a todos los pases del día con la misma entrada! ¿Quién puede ofrecer más?

Pero de lo que hablamos, hablo, es de esta película, más bien un documental, que me ha sorprendido muy gratamente porque Natàlia nos explica, con carisma y convicción, cómo ha ido desarrollándose la conversión del cine analógico en digital con la desaparición, snif, de un buen número de salas… Y Nacho Cerdá, director del emblemático Phenomena, también aporta su buenhacer y criterio sumándose a la causa y vaticinando -ojalá-, aunque es más bien un deseo, la posibilidad de que en el futuro se siga apostando por las grandes salas de cinema y, a ser posible también, con las míticas cortinas descorriéndose. Por desearlo que no quede; de momento, lo que importa, es que no nos olvidemos de asistir a ellas aunque dispongamos de móviles, internet, televisión, etc, porque, y no recurriré al factor de la compañía de los demás espectadores (más palomitas, ejem) ya que a mí, la verdad, no me influye demasiado y eso que me considero una persona sociable, sino por el hecho en sí de elegir una película, apostar por ella y realizar, con ilusión, el acto de acudir a verla. Todo un ritual sagrado :)

Mis aplausos para Natàlia y todos los participantes en el film, Xavier Escrivà incluído.

Una cosa os diré: el cine no es caro. Sobre todo si lo comparas con un cubata. Aunque bueno casi todo comparado con un cubata es barato. Pero también si comparas el cine con otras cosas, es barato. Por ejemplo, antes de ver este documental me clavaron 1,90€ por un café con hielo. Es zona guiri pero duele. O irse de viaje a la Conchinchina. Por lo que te cuesta ir de viaje inspirador o desconectador puedes ir al cine 400 golpes, o más, todas ellas con capacidad inspiradora o desconectadora. Y es menos contaminante, que seguro que te importa la ecología.

Pues eso, que el cine no es caro, y este es uno de los mensajes que quiere transmitir Natàlia Regás. No es que sea el mensaje principal del documental pero al final en el coloquio ella misma nos ha instado a los fieles del cine a predicar este evangelio: ir al cine no es caro. Y hay ofertas. Días del espectador. El Texas cuesta 3-4€, for the love of god. El Maldà, puedes ver 4 o 5 pelis con una misma entrada, y hay sesiones para bebés. Que por cierto, viendo este documental descubre uno por qué.

Cierto es, el cine no es caro y lo demuestra el hecho de que aún no estoy en la ruina y eso que ya he ido 237 veces al cine en lo que va de año. Pero no es que sea caro, el tema es que aunque las entradas fueran a 1€ la gente no iría porque le da palo, prefiere hacer otras cosas, el cine ha perdido su halo, su magia. Bien lo explica Nacho Cerdà (Phenomena), la gente va al cine cuando es un acontecimiento ir al cine, cuando tiene un retorno emocional.

Evidentemente, para Natàlia y el pequeño público que vaya a ver este documental, el cine tiene una gran significancia emocional en su vida, es "son amour". A mí me ha gustado por eso, y por conocer algunos entresijos de la industria y escuchar a gente que solemos ver por estas salas de cine. Volviendo para casa, quería entrar en el Méliès y decirle a Dani Cantón que acababa de verle en una peli, pero ya habían echado la reja. Esperemos que por muchos años.

Gustará a: Indiana Jones, trotacines, Tornatore
No gustará a: Edison, cine Boliche, peluquero de Bayona

Este magnífico documental realizado por la directora Natalia Regás es un canto de amor a las salas de cine de toda la vida. A través del mismo podemos revisitar antiguas salas de Barcelona que ya han desaparecido, así como otras que aún siguen manteniéndose en pie a pesar de los innumerables escollos que tienen que afrontar día a día.

Algunos momentos del documental son particularmente desalentadores porque vemos de primera mano cómo son destripadas salas de cine con todo el material incluido (butacas, proyectores, ...) después de echar el cierre definitivo, proyectos destruidos por los tiempos modernos del streaming y demás factores económicos.

Si algo quiero destacar con esta crítica es a aquellos valientes que siguen apostando por emprender en una sala cinematográfica con la que está cayendo.

Y de manera especial a los pequeños que siguen resistiendo como buenamente pueden. Y entre ellos, debo hablar de Xavier Escrivá, la cabeza visible del Cinema Maldà.

Porque a un cinéfilo como yo que nunca había tenido la suerte de poder disfrutar de películas en versión original en mi tierra natal (ahora empiezan a proyectar alguna que otra por suerte), le dio un día por mirar la cartelera de Barcelona y buscar algo diferente que se saliera de lo comercial.

Elegí un programa doble compuesto por "Un minuto de gloria" y "Lumiere! Comienza la aventura". Y el Cinema Maldà me robó el corazón. Dos años de socio en el que vi multitud de maravillosas películas que en la mayoría de capitales de provincia sería impensable, y menos por un precio irrisorio.

Gracias Xavi por la maravillosa cartelera que proyectas día tras día y a Natalia por tu magnífico documental, el cual espero que pueda ser difundido y que recomiendo a todo amante del cine.

A pesar de que dejé de residir en Barcelona, sigo consultando la cartelera semanalmente y apuntando las joyas que proyectáis en vuestro pequeño cine donde se puede ver un auténtico maratón de cine en versión original subtitulado que te transporta por cinematografías de todo el mundo.

Para terminar, si eres de Barcelona y te gusta el cine valiente, arriesgado y que huye del adocenamiento hollywoodiense, no dejes escapar un tesoro como ese. Muchos cinéfilos darían lo que fuera por tener al alcance de la mano un abanico tan amplio de películas por un precio irrisorio.