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Matria

Drama Ramona, una mujer de cuarenta años, vive sumida en un contexto laboral y personal tenso y precario en un pueblo de la costa gallega. Hace malabarismos con múltiples trabajos para mantenerse a flote y proporcionar un futuro mejor a su hija Estrella. Pero cuando Estrella está preparada para tomar su propio camino, Ramona se da cuenta de que, por primera vez, puede hacer algo por sí misma. (FILMAFFINITY)
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Críticas 22
Críticas ordenadas por utilidad
25 de abril de 2023
55 de 92 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si he ido a ver esta película al cine ha sido puramente por un gesto de amistad: unos amigos querían verla y yo he ido con ellos igual que ellos se tragarán cosas que les gustarán menos por mí.
El cine costumbrista español no es lo mío. Habrá a quien le guste pero a mi lo de estar hora y media viendo a un personaje principal tremendamente antipático vivir su vida de mierda y estar amargado y destrozado por ello (comprensible que esté así) y que únicamente haya un giro trascendental en los últimos diez minutos, pues a mí no me produce nada, cero. Indiferencia total.
Y es que en la película, como suele ser en este género, no ocurre nada. Son escenas y escenas y escenas del día a día del personaje sufriendo y siendo desagradable hasta que llegado un momento decide cambiar su vida y ya está, y rulan los créditos. Pues mujer, haber tomado esa decisión a los diez minutos y te habrías ahorrado el trago a ti misma y a los espectadores.
Slythwalker
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17 de abril de 2023
24 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
Uno de los títulos que pude ver en el pasado Festival de cine español de Málaga y que dejó un sabor de boca agridulce debido a las expectativas tras su paso por el festival de Berlin. Adaptación de un cortometraje previo del director al terreno de largometraje. Un personaje muy bien desarrollado, Ramona, es de las pocas razones que encuentro para ver esta película. Una mujer de cuarenta años, agotada en un situación laboral precaria en un pueblo de la costa gallega. El multitasking de sus múltiples trabajos para sacar adelante a su hija Estrella son protagonistas de la trama, pero lamentablemente se desinfla a media que avanza el metraje.

Como pega, su estilo narrativo tan similar y cercano a las puesta en escenas de los hermanos Dardenne, lastra la propuesta, ya que la hace demasiado previsible por cámara con los clásicos planos de seguimiento a nucas y espaldas.

Muy interesante las referencias que se observan a ‘Jeanne Dielman’ de Chantal Akerman, película recientemente reividicada por numerosa crítica internacional.
LeivaRunio90
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12 de marzo de 2023
40 de 65 usuarios han encontrado esta crítica útil
*Mujer, trabajadora, madre

Matria está protagonizada de forma rotunda por Ramona (María Vázquez) una mujer que tiene todas las de perder, a priori. Ya que es una mujer, trabajadora, madre en solitario y entrada en la cuarentena. Así que Ramona se va a pasar toda la película intentando sobrevivir en una localidad gallega. Con trabajos precarios que no le permiten disfrutar de esa vida digna a la que todos, en teoría, tenemos derecho por la Constitución. Ya sea limpiando, saliendo a faenar con unos marineros o cuidando a un señor mayor que acaba de enviudar.

Una vida a los márgenes que no mejora cuando Ramona llega a su casa y tiene que convivir con el parásito que tiene como ex. Un hombre que está constantemente borracho y con el que los amagos de normalidad siempre acaban en discusión. Es decir, Ramona se encuentra atrapada en todos los espacios de su vida. Y para más dificultad, su hija Estrella mantiene una tensa relación con ella. Relación que Ramona se empeña en reconducir, no siempre de la mejor manera. Temerosa de que su hija pueda acabar repitiendo los patrones que a ella le han conducido a una vida de pura subsistencia.

*La vida sin artificios

De modo que Matria nos muestra la vida de una mujer cualquiera que, sin embargo, sale adelante como una heroína. Sin capa, ni super poderes. Simplemente con superación ante la cruda realidad que le ha tocado como presente. En un ejemplo de cine social, directo y sin concesiones. Que a ratos puede recordar a la filmografía de los hermanos Dardenne. En cintas como Dos días, una noche, con esa Marion Cotillard desesperada y apremiada por conseguir que sus compañeros impidan su despido. Aquí se siente esa misma premura, cuando Ramona pierde su trabajo como limpiadora y recorre lugares en busca de un empleo.

Algo que le permita a Ramona ingresar algunos euros para comprar medio kilo de jureles que freír a su hija. En una de sus ocasionales y amargas visitas. Nada más que eso. Porque cuando la gente se tiene que decidir entre el precipicio de comer al día siguiente o luchar por sus derechos, las tripas mandan. Entonces, Ramona aparca su alma reivindicativa. Esa parte de ella que le dice que los jefes se están aprovechando de ellas. Ese sexto sentido que le indica que cada vez ganan menos y todo cuesta más. Aunque eso no impide que Ramona pierda su feroz forma de habitar este mundo.

*Descomunal interpretación de María Vázquez

De hecho, lo mejor de Matria es la poderosa interpretación de María Vázquez. Impecable en su descomunal interpretación de esta mujer gallega, para la que no existe rendición posible. Ella está prácticamente en cada plano, dotando a las secuencias de una fuerza indudable. Como si de un animal herido se tratase, al que la sangre que le cubre parte del cuerpo le da más fuerzas para seguir. Y junto a ello, una emotiva sensibilidad propia de una mujer que tiene que mostrar su ferocidad para que no la pisen. Pero que, en su interior, reclama amor y comprensión. De su hija y de un mundo hostil, hasta el momento.

Junto a la interpretación de María Castro resulta muy acertado el estilo de la cinta. Por un lado, seco y directo. Sin grandes distracciones, para que el espectador solamente centre su mirada en este ecosistema gallego de gente humilde. Pero que por otro lado, muestra una cierta luminosidad. Una esperanza y cariño por los personajes que recorren cada rincón de esta historia.

*Conclusión

En resumen, Matria es un gran debut en el largometraje del director gallego Álvaro Gago Díaz. Un drama social, sobre una mujer trabajadora, madre y entrada en la cuarentena que hace lo imposible por sobrevivir. En el contexto de un pueblo gallego, donde las oportunidades laborales están marcadas por la precariedad. Protagonizada con una fiereza inusitada por la intérprete María Vázquez, la película resulta un descubrimiento. Por ser un cine diferente, comprometido y a la vez esperanzador. Una cinta que muestra a supervivientes. A esa gente que desde abajo hacen lo inimaginable para seguir en la lucha un día más.

Escrito por Laura Tabuyo Acosta
Cinemagavia
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30 de julio de 2023
13 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como he leído en otros comentarios, esta película es un film costumbrista de manual, por lo que si no te gusta este género, dudo mucho que vayas a disfrutarla. A mí no me entusiasma, por eso me ha dejado fría, prefiero que me cuenten algo y aquí no lo hacen, simplemente nos muestra el día a día de una mujer trabajadora y sus continuas quejas hacia la realidad que le ha tocado vivir y, este hecho, en particular, me exasperó. María Vázquez está bien, pero su personaje es insoportable, admitámoslo. Se nos quiere mostrar la imagen de una matriarca fuerte, trabajadora, luchadora... y a mí no me convence, la verdad, porque, por un lado, estoy cansada de ver ese papel en mujeres gallegas, que no digo que no, simplemente observar el trabajo de las conserveras o de las percebeiras es extenuante, pero matriarcas así, con ese "tirar para adelante" y de carácter fuerte y agrio las hay en todas partes, mujeres de la vendimia en la Mancha o en Andalucía y en muchos sitios más. Y, por otra parte, tanto que nos muestran a una mujer combatiente luchando por sus derechos y su independencia, y luego no se entiende por qué soporta al machirulo de turno a su lado.

Está claro que si tu vida es una mierda poco vas a sonreír y pocos motivos vas a tener para ello, y evidentemente la película es realista en este aspecto, por eso la he aprobado, pero quizás en el espectador que también intenta huir de las vicisitudes de sus vidas cotidianas, termine con una sensación de cierto hastío.

No puedo darle más puntuación porque creo también que flojea en algunos aspectos como la banda sonora, casi inexistente y de la fotografía no saca el máximo partido que le regalan los preciosos paisajes gallegos.
Nuriette
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25 de marzo de 2023
16 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta "Matria" nace con la prisa, el nervio, la carga y la responsabilidad, empuñando un abanico de verdades que personifica Ramona (María Vázquez). Es madre, es trabajadora, es amiga y es mujer. Y se ve cómo en el trabajo es ella quien lleva la voz cantante, quien organiza, quien hace a la vez de jefa y psicóloga. Porque ella es una trabajadora más, no la dueña. El mismo esquema se sucede en el plano familiar, donde pone orden y sentido a la propia estructura de su familia, ejerciendo de nuevo como jefa y psicóloga, nunca de dueña.
La acción se va tejiendo entre mujeres en el marco de un pueblo costero de Galicia. Tanto la hija de Ramona, Estrella, como su amiga, Carme, mantienen relaciones telefónicas que parecen no estar en su mejor momento. El trabajo es precario y también entre vecinas y compañeras hay una búsqueda de estabilidad, ya que mantener el equilibrio económico y emocional cuesta muchísimo. Poco a poco, ella va ahorrando, escondiendo billete a billete en un bote viejo de detergente Skip. Yo aún guardo para mis hijas algunos de esos llenos de cochecitos y muñecos. Los hombres, fiel reflejo de la realidad, como animales que sólo reclaman. O exigen en el trabajo o exigen en lo sexual, pero suponen siempre una amenaza y una carga difícil de soportar.

Se repiten encuadres, primeros planos, desesperación y mucha velocidad para sacar todo adelante por parte de Ramona. Ella es valiente, tenaz, poco acertada en el trato y dispuesta a todo por su hija. Como Álvaro Gago con esta película: valiente, tenaz, no acertado siempre y dispuesto a todo por "Matria".

Hacia mitad del metraje hay un momento de respiro en el que Ramona se sienta en un banco, el ruido se va silenciando, sólo hay música suave y el plano se acerca lentamente. Es el punto de inflexión con el que cambiarán algunas cosas. Habrá tiempo de desfogar, pasarlo bien, sincerarse y emocionarse, pero tal vez sea este el único punto que criticar: las consecuencias algo atenuadas y poco dramáticas. En todo caso, mucho más que aplaudir que reprochar.

Esta ópera prima no trae mucho nuevo, pues recuerda a Loach, León de Aranoa o Bollaín, pero eso no impide que este cine siga siendo necesario, interesante y defendible. De hecho esta película cuenta con muchas cosas a favor. Habla de los cuidados, tema que incluso hoy sigue siendo tabú. De ese papel femenino del "A que voy yo y lo encuentro" o "Ya lo hago yo" que siempre han repetido las madres. Pero también con el "Los niños se han quedado con el padre. Con la suegra, querrás decir" que no puede ser más acertado. Se juega con la burocracia al estilo de "Yo, Daniel Blake" y su batalla habitual por parte de la clase trabajadora. Y se pone en entredicho la recompensa tras toda una vida de dedicación, física y emocional, a construir una familia. Así como en "Días de vino y rosas" el mundo sólo se desmorona cuando es ella quien también bebe de más, en "Matria" se vuelve a poner de relieve que el único sustento familiar y social siempre ha recaído sobre las mujeres, que están agotadas. Esa injusticia la describe muy concisamente Pepa Blanes cuando dice que "es cine social que muestra que la clase y el género no van por separado".

Hay una cosa que agradecer a este guion: que las conclusiones las tomemos los espectadores. Aunque parezca muy claro, todo es producto de unas cuestiones muy bien planteadas donde no nos dan respuesta: los personajes no atinan al apuntar al culpable y discuten entre ellos, tal y como pasa en el día a día de cualquiera de nosotros. Bueno, hay más que agradecer: el trabajo vibrante y enérgico de Laura Vázquez para rescatar todo detalle de un personaje realista y cansado. Y también que el cine no sólo sea grandilocuente en lo productivo, sino que haya hueco para contar lo que nos pasa. Poner lavadoras, ser explotados o pelar patatas (aquí como en Akerman). Las mujeres tienen derecho a equivocarse, pero resulta imposible pensar eso cuando toda la carga recae en ellas, así como resulta imposible imaginar en estos personajes (nosotros mismos) conversaciones sobre música, literatura o arquitectura cuando sólo se trata de sobrevivir.
Javier Moreno
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