La luna vale un millón

Comedia española que podría considerarse de enredos de 1945. El cine de estos años siempre me resulta curioso, aunque no necesariamente bueno.

En realidad no tengo muy clara la nota que merece «La luna vale un millón», porque la película es entretenida, no está mal hecha y resuelve con coherencia el conflicto. Sin embargo, tiene otros aspectos que no terminan de convencerme. Uno, sin ir más lejos, es la historia romántica de Teresa; es que no tiene ningún sentido, en serio. Entiendo que te podrías enamorar de un tipo como Anselmo si a lo mejor tuviera el atractivo de Marlon Brando, pero un señor veinte años mayor que tú sin oficio ni beneficio, un mendigo, un trotamundos, un cara, un parlanchín... Teresa, en serio, ¿en qué estás pensando? Bueno, es que no te puedes fiar mucho de esta chicha teniendo en cuenta que dice una cosa y la contraria: asegura que no le interesa el dinero... pero bien que fantasea con ponerse vestidos caros y darse a la buena vida... Ejem, ejem.

Otra cosa que no veo claro es la situación cómica en sí. Aparte de que no es una película graciosa, lo cual ya es un fallo siendo comedia, el intercambio de personalidades no se aprovecha en absoluto. Que el rico convertido en mendigo sea tan feliz y esté tan contento es tirar por la borda la oportunidad de hacer comedia.

Ya lo último es ese mensaje de «los ricos viven peor» que no hay quien se crea. El guion no hace un retrato burdo de los empresarios y ricos, y de hecho el protagonista Fernando es positivo, pero darnos a entender que el pobre es más feliz porque ve la luna en el campo, lo que no tiene precio, y el rico está estresado y no puede disfrutar de la vida, es una falacia. Al final se verá quién va a vivir mejor de los dos...

Bienintencionada.

Años 40
Blanco y negro.
Dinámica.


Me parece un metraje con un guion y dirección excepcional.
Es una comedia divertida y sencilla, sin malos rollos, y sobre todo con una moraleja final que te deja con muy buen sabor de boca.
Totalmente recomendable y bajo mi punto de vista muy real y aplicable seguramente a muchas personas que se obsesionan con el trabajo y no ven más allá.

Comedia de enredo, con el recurso del doble, que siempre da juego. Miguel Ligero, que era como el Alfredo Landa de la época, se luce como vagabundo y como millonario.
Todo es en cierto modo muy previsible, pero está llevado con buen ritmo y se deja ver bien.
Florián Rey acertaba más, y muy bien, cuando el asunto tenía que ver con el folclore local, con la gente del común.
Aquí los papeles están conscientemente estereotipados como se exige casi en este tipo de comedias.
Hay un detalle mínimo que me llama la atención: cuando la chica del campo que ha conocido al millonario creyendo
que es su amigo el vagabundo va a la ciudad lleva consigo un cochinillo, no se sabe bien por qué. Al entrar para ser recibida deja el cochinillo al chófer. Y en tres segundos se ve cómo el chófer le acaricia la barriguita al cochinillo. Me recordó eso que se pone en algunas pelis: “ningún animal ha sufrido...etc. Aquí no solo no sufre. Se lo trata con mimo. Lo del amor a los animales no lo han inventado los animalistas.

Comedia ligera, nunca mejor dicho por el apellido del actor principal, española que se inspira en la idea de hombre pobre y hombre rico, con los roles intercambiados. Sí, no es muy original, ni hay mucho lío pero aún así se las apaña para mantener la intriga hasta el final. "La luna vale un millón" es tramposilla porque insiste en la peregrina idea de que el millonario es más desgraciado que el mendigo, lo que casi suena a sarcasmo en la empobrecida España de alrededor de 1945. Pero al menos no es maniquea, ni hipócrita, ni izquierdista porque a fin de cuentas no hay malos, no hay ataque rastrero a nadie. De hecho, el empresario me parece mejor persona que el otro.

La trama se enriquece por una historia amorosa doble, una mal llevada desde el principio y otra que podría estar bien, me ha gustado la traviesa y atractiva Hortensia (Alicia Palacios), pero se acaba estropeando. Yo le hubiera dado otro desenlace (SPOILER). Dicho esto, Fernando (Miguel Ligero), este potentado que es una especie de Christian Grey pero sano, retro y autóctono, anda muy delicado de salud, apenes come, no puede fumar, duerme mal, toma pastillas y el hígado le da problemas. El motivo real es que está enamorado y de la bella enfermera, que vaya enfermera con ese uniforme, gorrito y zapatos blancos de plataforma. Normal que no se ponga bueno.