Sedimentos

*Realismo y poética

Uno de los aspectos que hacen que Sedimentos sea un documental tan fascinante, es el hecho de que no de la sensación de serlo estéticamente hablando. Es como si convergieran un realismo y naturalidad arrolladora por parte de las protagonistas, mientras al mismo tiempo su director hila una narrativa profundamente poética. Creo que se conjugan estos dos elementos, que logran que el espectador conecte de una forma muy especial con las protagonistas, al retratar cada una de sus personalidades de una forma muy lúcida. La fotografía es maravillosa en ese sentido, que hace que se vea reforzada tanto esa lirica que se ve en el plano narrativo, como en el visual.

Todo ello hace que el director Adrián Silvestre, demuestre que es uno de los mejores cineastas de la no ficción de este país; al conseguir esta aura tan especial, que pone en valor el cine de la no ficción y evidenciando su descomunal talento fílmico.

*Enamorado de las seis

Evidentemente, toca destacar y aplaudir el trabajo que hacen estas seis mujeres trans; sinceramente, me he enamorado completamente de sus historias y de sus distintas personalidades. Son tremendamente carismáticas y muchas de ellas, parece que han estado toda una vida en frente de una cámara. La verdad que trasmiten al relatar sus diferentes testimonios, acapara la atención por completo del público, que ríe y llora junto a ellas.

Por otro lado, se da en innumerables ocasiones un contrapunto o discrepancia de opiniones, que hace que Sedimentos vaya en diferentes direcciones. Se hace mucho más ameno e interesante, cuando en estos debates o charlas desenfadas que tienen entre ellas, hay esa diferenciación de opiniones. Tampoco obvia el documental las tensiones que pueden nacer de ellas, porque al fin y al cabo, ¿Quién no se ha enfadado o molestado durante una discusión? Creo que hace que todo se vea mucho más verdadero.

*Aprender con ellas

Aunque suene cliché, siento que Sedimentos es un documental más necesario que nunca, dado al incremento de la homofobia y la transfobia en este país. Un documental que toca tan humanamente los diferentes temas en torno a las personas trans, puede que sirva para marcar una diferencia dentro de una sociedad, que sigue siendo hostil para estas personas. Sedimentos es un ejercicio cinematográfico que nos invita a escuchar y aprender a través de testimonios de primera mano, para abrir consciencias y acabar con la estigmatización del colectivo trans.

Tanto a nivel de las instituciones públicas, del mercado laboral o como en el del trato social, España sigue estando muy atrasada en lo que se refiere a los derechos de las personas LGBT, pero en especial en de las personas trans. Por eso el hecho de que este director haya brindado la oportunidad, a que estas seis mujeres se expresaran con toda la sinceridad del mundo, puede que haga que mucha gente entienda de una vez, que las personas trans son personas como cualquiera, y por tanto, merecen ser tratadas con dignidad y respeto.

*Conclusión

Sedimentos es uno de los mejores documentales de lo que va de año, al saber abordar con mucha honestidad y corazón la realidad de las personas trans, al mismo tiempo que se impregna de una poética narrativa y visual hermosa. Es inevitable que la gente se enamore y salga entusiasmada al conocer las seis historias de estas mujeres trans, tan diferentes entre sí, pero tan maravillosas todas ellas. Adrián Silvestre ha hecho un trabajo magnifico desde la dirección, creando un documental que no parece tan documental. En definitiva, uno de los títulos que hay que ver este año, porque honestamente se encuentra entre lo mejor de él.

Escrito por Daniel Jimenez

Este documento vivo; sobre una invisible realidad paralela (por su acepción geométrica), y por tanto intangible; es, desde ya, imprescindible para quienes quieran romper el maléfico tabú que rodea a un colectivo ninguneado y perseguido: por culturas retrógradas y por leyes patriarcales.
Pueden parecer demasiadas capas a lo largo de siglos de olvido y desprecio, pero estas seis mujeres trans, bajo la batuta de un director sensible con las personas distintas y sus diferentes problemáticas, se encargan de removerlas y construir un sólido edificio de afectos y normalidad.

La argamasa que une a gentes tan heterogéneas, de edades tan dispares y procedencias asimétricas, en torno a la visibilización de un género tan injustamente tratado, no puede ser otra que la fuerza del cariño y la solidaria lucha por las causas, que antes se llamaban perdidas; y que hoy, gracias a seres maravillosos como Magdalena, Alicia, Tina, Saya, Yolanda, Cristina y Adrián, son hallazgos de vida enriquecedora.

Es tan grande la ignorancia que rodea todo aquello que no esté contenido en la heteronormatividad, que películas como la de Adrián Silvestre deben pasarse pronto en centros educativos, televisiones públicas, residencias, peñas futbolísticas, iglesias y cuarteles...; en cualquier sitio que normalice o iguale a un transexual, libre para decidir sobre su cuerpo y su mente, con cualquier otra criatura humana.

No puedes por menos de quererlas a todas y desearlas, elevándolo al cuadrado, la misma suerte que deseas a quienes merecen lo mejor.

Sedimentos documenta un encuentro entre 6 mujeres trans durante un fin se semana en un pueblo leonés.

Lo que hace de Sedimentos un film notable, es la mirada de su director Adrián Silvestre, que sabe mantener la distancia justa para dejar que las seis mujeres fluyan con naturalidad y el espectador participe y empatice con las situaciones.

Realismo y honestidad tanto de la mirada del director, como de las mujeres que participan del proyecto, son la clave, para que el film funcione. Y Sedimentos, funciona, (vaya si lo hace!), dejando un poso emocional en el espectador, y contribuyendo a que el cine español aporte su granito de arena a la deuda de nuestra sociedad con un colectivo, estigmatizado y maltratado endémicamente.

Imprescindible visionado (conjuntamente con Vestida de azul (1983) de Antonio Gimenez-Rico) para comprender mínimamente la situación del colectivo trans en España, y un producto cinematográfico de primer orden, a pesar de su sencillez y escasez de medios.

Este documental sigue a un grupo de seis amigas (o conocidas al menos) de edades y modos de vida diversos que se van a pasar un fin de semana aun pueblo de León. Típica salida donde se hace un poco de turismo, hablan de sus cosas, confesiones, tirarle la caña a los camareros, juegos alcohólicos, fiesta, resaca, vamos lo habitual.

La parte que más me ha gustado es la de las rencillas, que me recuerda experiencias propias. En mis viajes de colegas tras dos o tres días juntos quedan muy pocas amistades sin resquebrajar.

Recomendable aunque con esta peli va a pasar lo de siempre: la gente a la que vendría mejor verla son precisamente los que preferirían vaciarse los ojos con una cuchara antes de hacerlo.

Gustará a: geólogos, Zidane, roblanos
No gustará a: policías, arzobispos, tránsfobos