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El arte de amar

Comedia En el momento en el que nos enamoramos, empieza a sonar para nosotros una música particular. Cinco historias sobre la búsqueda del amor y del ser amado. (FILMAFFINITY)
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Críticas 11
Críticas ordenadas por utilidad
11 de mayo de 2012
12 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
«El tierno amor se alimenta de dulces palabras»
Ovidio, ‘El arte de Amar’.

El ‘arte’ de amar hace referencia al color pero sobre todo a su música. A esa melodía que aparece en el momento de enamorarse de otra persona. Lo mejor no está al final sino al principio… en esa historia de ese pianista y gran compositor que nunca encontró la música del amor, pese a numerosas parejas, y que finalmente se reveló en sus oídos antes de morir pero sin saber su procedencia. El amor es ciego y una de las historias parece recordárnoslo en una cita (sexual) a ‘ciegas’… tal cual.

Tal vez las historias no sean igual de sólidas o musicales, tal vez el color del amor, la música del amor o simplemente el amor, sea algo tan etéreo como meloso en la gran pantalla. El mérito de “El arte de amar” es que genera tantas arterias directas al corazón del espectador que siempre existe alguna que conduzca correctamente la sangre. El narrador agiliza el camino, es espectador asiente con una leve sonrisa en su rostro. Es curioso que Emmanuel Mouret pariera su película de pequeñas anotaciones, ideas y conatos de historias. Como si fueran el principio de algo y el final de todo. ¿No es acaso a veces a sí el amor?

El camino que ha elegido el cineasta ha sido darles salida en una serie de historias que se cruzan para dar un sentido a un diminuto todo. Más allá de esa recopilación de instantáneas tan agridulces como amables, tan frívolas como sensibles, quedan detalles cómicos que salpican la propuesta. Los roles se alteran y el amor parece resquebrajarse tanto en parejas adultas como jóvenes para aferrarse de nuevo como si fuera el engrudo más poderoso. No se trata de hacer un “Paris, je t'aime”, puramente nacional, ni un “Manuale d'amore” a la francesa sino de hablar más de parejas que sobreponen a la trasparencia de sus sentimientos. Aquellos que dialogan, a modo de fábula con moraleja, recibirán una recompensa… o unos consejos en forma de títulos. Efectivamente «El tierno amor se alimenta de dulces palabras». Más si vienen del propio guionista.
Maldito Bastardo
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17 de abril de 2012
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ésta es una de esas películas divididas en pequeñas historias de unos personajes que acaban entrelazándose. Como todas las de este estilo, su principal característica es la ligereza con que se consumen si están bien hechas. El Woody Allen francés -siempre interpreta a un personaje secundario en sus films- Emmanuel Mouret, despedaza el tema de la infidelidad en este largo, que si bien no llega a evaporarse, la espuma que crea en pantalla ameniza lo suficiente una velada de fin de semana.



Gente que se enamora, que se atrae, que se desenamora, que pide libertad o que restringe sus pasiones en favor de su pareja. Esto es El arte de amar. Y no podía ser otra cosa con este título, imitación u homenaje a aquella obra de Erich Fromm que nos enseñaba cómo iba eso del cariño entre los seres humanos.

Algunas de las historias se califican solas como originales, otras no lo son tanto. Sin embargo, Mouret se acerca bastante al equilibrio que se arriesga en las narraciones cortas. No exprime todo lo poético de cada una de ellas ni da a lección en bandeja de plata al espectador, sino que deja más bien a la intuición o a la percepción de cada uno la elección de sacar conclusiones provechosas –o no- del conglomerado.



Allá el espectador con su avispado intelecto o con su pasiva reflexión: aquí cada uno juega sus bazas, como en el amor y en la infidelidad. Mouret prefiere exhibirlas al público y que sus actores (entre los que se encuentra el protagonista de 'Intocable', François Cluzet, y la hija de Gérard Depardieu, Julie Depardieu) hagan algo sencillo pero entretenido. Nada de decoros ni de exageraciones. La realidad predomina aunque no ensombrece la originalidad ni el buen juego de diálogo (premiado en el Festival Mundial de Cine de Montréal).

No quedará en la memoria de muchos pero promete un tiempo ameno –poco más de una hora- en el que las risas se pueden conjugar bien con el intelecto en una(s) historia(s) de amor que nada tiene que ver con las habituales de la gran pantalla.
alegar373
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9 de abril de 2015
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Emmanuel Mouret plantea con encomiable sentido común en 5 sencillos episodios amorosos 3 inquietantes supuestos:

1- Tú y tu pareja creéis en el amor libre pero también en la sinceridad brutal. De repente se pone a tiro alguien que te gusta y le dices a tu cónyuge que piensas follar con esa persona.
(a) En coherencia con vuestra forma de entender la relación tu pareja se lo toma estupendamente y te anima a comprar una caja de condones de distintos colores y sabores frutales.
(b) Tu pareja te dice que sí, que vale, que adelante pero en el fondo se reconcome por dentro y decide que antes de que tú le pongas los cuernos se adelantará y te los pondrá ella o él a ti.
(c) El plátano.

2- Tu mejor amigo se siente atraído por ti y te lo dice…
(a) Te lo tomas estupendamente e incluso te ofreces a echar un polvo con él o a hacerle una mamada para ver si así, eyaculando y eso, se le pasa el tonterismo.
(b) Te entra un yuyu que pa qué y empiezas a poner tierra de por medio para evitar la posibilidad de que en un renuncio se abalance sobre ti y mande vuestra bonita amistad a tomar por culo.
(c) Le regalas un bono para un puticlub.

3- Te acuestas a ciegas con alguien creyendo que es una persona conocida que te gusta, y un buen día descubres que no es quien tú creías sino alguien completamente desconocido.
(a) No pasa nada. Y los buenos ratillos que habéis echado?
(b) Te quedas horrorizado de pensar en todas las cosas que has estado haciendo con esa persona a la que no conoces y que encima ni siquiera te gusta.
(c) Jamás te acostarías a ciegas con nadie, por si las moscas.

La mejor historia y sin duda la más divertida la de los amantes a ciegas. Las demás… pffff!
Talía666
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10 de junio de 2012
7 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
No se pueden catalogar precisamente como artistas a los personajes de la última película de Emmanuel Mouret, pues básicamente lo que los une a todos es su torpeza en enfocar las cuestiones amorosas. Estructurada en irregulares episodios tanto en duración, forma y resultados, “El arte de amar” se manifiesta como una película que pretende mediante la ligereza abordar temas profundos, básicamente el deseo sexual y los límites de la infidelidad. Se queda bastante lejos de sus pretensiones debido a la poca fuerza de sus personajes e historias en general, no llegando a transmitir complicidad en el espectador ante temas que en un principio se antojan como universales. Tampoco como comedia llega a funcionar, no hay ritmo ni inspiración y en general la comicidad apenas provoca un esbozo de sonrisa. No así tanto el último episodio, el más conseguido pese a lo forzado de su argumento, en el que se especula con los prejuicios y las apariencias. Aquí sí podemos ver un desarrollo argumental bien ejecutado y sobre todo un desenlace que provoca la reflexión. En todo caso demasiado poco como para justificar un aprobado a todo el conjunto.

Lo mejor: el ingenioso episodio de los encuentros a ciegas.

Lo peor: su poca consistencia como película de episodios.
AMQE
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11 de junio de 2012
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
"L´art d´aimer" (El arte de amar), la última película del director y actor marsellés Emmanuel Mouret, está concebida como una recopilación de historias puntualmente entrelazadas al estilo Robert Altman y su "Short Cuts" (Vidas cruzadas, 1993).

A través de este puzzle de interrelaciones bien hiladas Mouret aporta una elegante y refrescante visión sobre las siempre enrevesadas relaciones amorosas, poniendo énfasis en los conflictos, las contradicciones y los altibajos ocasionados por el frecuente enfrentamiento entre el instinto y los sentimientos, entre el deseo sexual y el apego afectivo de un conjunto de personajes en su búsqueda incesante de la felicidad. Ello permite al realizador galo elaborar una serie de acertadas observaciones, en tono de fábula, sobre la naturaleza del amor, los celos, las inseguridades y los deseos con los que todos, en mayor o menor medida, podemos sentirnos identificados. No en vano, el guión del propio Mouret surge de las notas que él mismo ha tomado a lo largo de la última década a partir de sus propias experiencias y de la contemplación de su entorno.

Uno de los mejores logros de "El arte de amar" es que no pretende sentar cátedra ni narrar el romance definitivo, algo que le restaría frescura y cambiaría la esencia del film, sino que se decanta en tono de comedia fabulada por el entretenimiento, esquivando cualquier análisis reflexivo y mostrando el lado más liviano del amor romántico. Así, pronto se evidencia su carácter lúdico y vodevilesco, con abundantes enredos que abusan de las casualidades, los encuentros fortuitos, los equívocos y la suplantación de identidades.

El resultado es una comedia agradable sobre las relaciones de pareja, estructurada en episodios precedidos de un título explicativo. Emmanuel Mouret se presenta como un retratista de la realidad más cotidiana, aunque privado del lirismo y de la agudeza intelectual de maestros como Eric Rohmer. A pesar de la constante narración en off y de unos diálogos en ocasiones tan extensos como improbables, el ritmo es ágil y dinámico y las interpretaciones resultan verosímiles y naturales.
Marius
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