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El arte de amar

Comedia En el momento en el que nos enamoramos, empieza a sonar para nosotros una música particular. Cinco historias sobre la búsqueda del amor y del ser amado. (FILMAFFINITY)
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Críticas 11
Críticas ordenadas por utilidad
2 de julio de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando un cineasta debe enfrentarse a una película episódica, su mayor reto debe ser el de intentar dar la máxima cohesión posible al conjunto, así como el de saber hacer aflorar en el menor tiempo el más amplio abanico de sensaciones que le permita el conjunto, cosa que se antoja verdaderamente complicada, más si nos ceñimos a un tema tan manido como el tratado en El arte de amar. Y es que los franceses todavía siguen dando vueltas décadas después a una de esas temáticas que han explorado hasta el hartazgo, y en esta ocasión le toca el turno a la infidelidad y el deseo que Mouret retrata de un modo tan sumamente peculiar como infructuoso y agotador en determinados momentos.

Su primer episodio, no obstante, que ya indica la tónica general que seguirá el film y pone encima de la mesa las cartas que jugará, se nos muestra como un sólido arranque en el que la interpretación del espectador pondrá la suficiente mecha al asunto como para hacer de ese sugestivo episodio algo a lo que atenerse para seguirla con más interés del que uno deduciría en un principio que pueda tener una propuesta de este estilo. No obstante, y aunque con el ingenio por bandera y máxima expresión de su comicidad intenta dar una réplica más o menos original durante el resto de metraje, la cosa termina naufragando por motivos más que elementales, y es que tras esas ideas que intentan explorar la relación desde un prisma distinto se siguen escondiendo los mismos defectos de siempre, que no son otros que los de la reiteración de situaciones comunes que echan (en cierto modo) por la borda las posibilidades de un film que apuntaba más alto. Es más, el mero hecho de volver nuevamente sobre historias que ya habían quedado atrás cuando la estructura del trabajo de Mouret indicaba todo lo contrario, parece señalar que ante el poco provecho que se podía sacar a otros relatos, volver al punto de orígen era la mejor solución. O eso, o el finiquito de unas historias que contenían lo mejor del film (Cluzet, la historia de los libreros, etc..) se antojaba necesario para que la propuesta no terminase cayendo en cotas demasiado bajas.

Lo que sí se puede apreciar en el trabajo de Mouret, por otro lado, es la traza del director en el empleo de espacios e iluminación, sacando el mejor partido en fueras de campo muy conseguidos que dan un empaque formal que está un peldaño por encima de lo que se suele estilar en esta clase de películas. Es así como el cineasta galo consigue que, más allá de alguna que otra liviana risa (porque, no nos engañemos, por ocurrente que sea el material de partida, el divertimento queda demasiado lejos) y cierta chispa en el desarrollo de algunos de sus relatos, El arte de amar no termine resultando uno de esos descafeinados films que cansan al espectador antes de hora. Y aunque algún momento de agotamiento sí muestra, su resultado es como mínimo decente para pasar poco menos de una hora y media siendo cómplice al lado de unos personajes que, saquen lo mejor o lo peor de sí mismos, generan la empatía suficiente como para que nos acerquemos a ellos… aunque sólo sea en una ocasión.


Crítica para http://cinemaadhoc.info
@cinemaadhoc
Grandine
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24 de mayo de 2012
4 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
A veces la industria cinematográfica puede ser más despiadada que las finales de Champions del Bayern de Munich contra equipos ingleses. Los bávaros dominan todo el partido. Inquietan más la portería rival, tienen maniatados a los delanteros brits y se avanzan en el marcador. Pero por razones que nadie alcanza a entender, ven como su ventaja en el marcador queda neutralizada en el último suspiro. Duro golpe moral que se ve agravado por el hecho de que lejos de permitir la recuperación, los malditos ingleses han vuelto a atacar de nuevo en lo que ha sido otra estocada mortal. Y así, la orejona que debía ir a parar a las vitrinas del Allianz Arena, vuela finalmente en un abrir y cerrar de ojos, hacia el Reino Unido.

A los perdedores, que todavía no saben qué ha pasado, solamente les queda el amargo consuelo de un impostado pasillo de campeones, y una triste medalla que pesa más que Gabourey Sidibe -perdón-. Del mismo modo, el cine es un monstruo que vive del éxito. Lo busca desesperadamente, lo cual para nada es reprochable... lo malo es que una vez lo ha conseguido vive de él, primando así la maldita ley del mínimo esfuerzo, que como por arte de magia, convierte al susodicho sujeto de estudio en el Chelsea de turno, y a los espectadores en el pobre Bayern, que se veía alcanzando la gloria. La palpaba; la saboreaba, pero al final se le queda la cara de tonto... y gracias.

Volviendo al celuloide, hablábamos de la perversidad que se manifiesta demasiado a menudo en la cartelera. Algo a fin de cuentas comprensible, pero no por ello menos indignante. Y es que cada año nos llegan una serie de títulos que han sido antes pacientemente guardados en una especie de congelador, en espera de tiempos propicios para su lanzamiento. Desconfíen de aquellos proyectos en los que ha habido embargo de críticas (¿por qué no puede hablarse de la dichosa película hasta llegada determinada fecha?, ¿tan mala es?), pero sobre todo desconfíen de aquellos proyectos que vienen con la infausta carta de presentación ''de los creadores...''

Son estos filmes los que se han guardado en temperaturas bajo cero, porque normalmente, su escasa -o nula- calidad debe fingirse con la de otras películas, aprovechando pues miserablemente el rebufo de otra cinta. Así, el espectador, al igual que los jugadores del Bayern, envalentonado por las buenas sensaciones de, por ejemplo, 'The Artist', paga sin pensárselo dos veces una entrada para ir a ver, por ejemplo, 'Los infieles', que efectivamente, es de ''los tíos rematadamente estupendos que hicieron 'The Artist'''. Ya han conseguido adelantarse en el marcador apostando por Hazanavicius y Dujardin... ¿por qué no ampliar la ventaja en el luminoso haciendo la misma jugada? Pues va a ser que no.

La clara ocasión de gol se torna en un contraataque letal, que desemboca en venenoso saque de esquina. El desenlace no hace falta repetirlo, porque es de sobra sabido que al final, el gol nos lo han metido a nosotros.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
reporter
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10 de junio de 2012
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
En tiempos de crisis todo se tambalea, también lo hacen los valores y consciencias humanas, las creencias y hasta la estima al prójimo. Ni las insignias más portentosas parecen resistirse a este terremoto que todo lo tumba y, ahí es nada, también lo hace el país de l’amour. Memeces aparte, lo que sí es cierto es la curiosa y reciente inclinación del cine de romances y amoríos francés hacia las rupturas y las cornamentas, como lo demuestran algunas de las últimas producciones llegadas a nuestras salas desde el país de los croissants. Los infieles, 4 Lovers, Partir, Los seductores o la que hoy nos ocupa, El arte de amar, tienen en las infidelidades su principal bebedero, algo curioso que puede despertar algunas suspicacias.

Lo cierto es que no hay que ser demasiado despierto para sospechar o achacar, directamente, esta tendencia a las encuestas que colocan a Francia como uno de los países con mayor grado de insatisfacción sexual… Pero no seamos malpensados y vayamos al grano con la película sin sacar más conclusiones precipitadas. El arte de amar consiste de varias historias en relación al amor, al sexo, a la pareja y sí, a la infidelidad. Dichas historias se entrecruzan a lo largo del filme de forma sutil, escribiendo un discurso variopinto pero coral sobre estos temas con los que sus actores juegan, risueños de oreja a oreja. Así es, la de Emmanuel Mouret es una simpática aunque algo pija comedieta que se bebe como el ponche de una boda ajena: fácil. Nada trasciende pero tampoco molesta en este capítulo afrancesado de Mujeres desesperadas; su guion es suficientemente perspicaz y sus interpretaciones notables y llenas de caras conocidas. Junto con François Cluzet, que encabeza el elenco y es el atractivo principal después del éxito de Intocable, desfilan con gracia por la pantalla Frédérique Biel, Julie Depardieu o Gaspard Ulliel, entre otros, todos con fortuna. Mouret también interpreta y escribe, otorgando al film un lenguaje más personal que aunque nunca osa salirse de los esquemas, sí que deja marcado el territorio.

Poco más cabe añadir de El arte de amar. Si lo que buscan es la respuesta que parece sugerir su título, les anticipo que no la van a encontrar, pero si por el contrario no tienen más pretensiones que las de pasar un buen rato de cine ameno, distraído y con 0% de materia grasa, ésta es su película.

Lo mejor: es ligero como una pluma, para lo bueno y para lo malo.

Lo peor: tiene momentos francamente cursis.

[Tupeli.es]
TPA
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14 de abril de 2017
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me ha decepcionado. Ni siquiera la aparición de Cluzet me ha metido en la película. Lo mejor es su banda sonora y sobre todo la pieza con la que empieza; y la frase que destaco: "La libertad que le había dado la había encadenado a él".
Pedralbina
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28 de septiembre de 2012
1 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
...y con el título está dicho todo. Es casi una mera colección de cortos. Y tal.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
D_D
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