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Oscar, Kina y el láser

Comedia Un niño, una oca y un artefacto de tecnología punta forman el vértice del delirante argumento de esta entrega de cine familiar. (FILMAFFINITY)
Críticas 4
Críticas ordenadas por utilidad
17 de marzo de 2010
12 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Año 1978: todo el mundo (infantil) habla de cierta película española protagonizada por un niño con un chubasquero amarillo, al que le acompañan una oca y un láser que habla, parecido a una estufa eléctrica. La fórmula del boca a boca tiene éxito y, sin llegar a producirse mareas humanas, sí que recuerdo que la cola delante de la taquilla era de cierta consideración.

Y es que hay que ponerse en la época: no había teleseries de ningún tipo en la televisión que recogiesen, por poner un ejemplo, el aula donde un maestro despistado daba clases. O unos padres españoles que iban a la suya. O una indisimulada Barcelona, en este caso, como paisaje de fondo. Es decir, no existían apenas referentes en televisión o en cine que recogiesen las cosas que veíamos y vivíamos cotidianamente. Y los poquísimos que había, como este filme que recoge lo antes descrito, ya ofrecían, sólo por eso, un atractivo para verlos.

Centrándonos en la peli, que arrasó en el Festival de Cine Infantil y Juvenil de Gijón (que tuvo su época de gloria, no crean), se nos presenta una especie de trama policíaca que vista con el tiempo resulta simpática, con unos protagonistas efectivamente delirantes (reitero: Óscar, la oca Kina y un láser que habla), unos efectos especiales de Cinexin y unos actores completamente desconocidos. Bueno, no todos: la voz del láser la pone Felipe Peña ¿No les suena? ¿Y si les digo que es la voz que doblaba, muy bien por cierto, en la versión en español a HAL-9000 en “2001”? Así que esta película incluye, a su manera, un homenaje a Kubrick.

En fin, una peli que activa los mecanismos de la nostalgia. No es poca cosa.
esteve
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20 de mayo de 2020
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El título me lleva siempre a “Quena y el Sacramús”, que no tiene nada que ver pero quería mencionar el tebeo…
“Oscar, Kina y el láser” (1978) es más conocida fuera que en su país de origen, España. Es verdad que su factura recuerda a productos foráneos de la época y el doblaje le ayuda: puedes escuchar las voces de Tommy y Annika de “Pippi Calzaslargas” o la de Hal 9000 de “2001…”, por ejemplo; además, como va de un niño y un ganso, toca 'ciencia ficción y fantasía' y presenta brochazos de efectos especiales, de primeras el espectador español no la concibe como producto patrio ni en broma.
A esto se puede sumar que en su día recibió premios internacionales o que hoy las referencias a esta película te llevan hasta páginas anglosajonas, polacas, rusas... Lo que parece significar que fue un producto exportable.

He podido tantear que en nuestro país se quedó en el recuerdo de unos pocos, bien porque la vieron de niño (no es mi caso) o porque consta en la biografía de sus autores, pero en general (qué raro... ) fundió rápidamente a negro.

Existen vestigios en la red de su paso por algún canal autonómico y hay quien la vende en Super 8..., pero estuvo desaparecida y 'maldita' hasta hace unos años, cuando un ruso (dicen, ignoro detalles) subió una copia a internet y le dio visibilidad.
Todo eso debió ser de un tiempo a esta parte... Ahora mismo se puede encontrar una copia completa (facilitada en la red, de otra manera es imposible catarla), cortesía de un vecino de Viveiro, municipio donde se rodó parte del filme, de un pase en Telemadrid recogido en una cinta Beta o VHS. Sirva esta observación como aviso, pues la muestra es malísima: si ya de por sí la película es pequeña y dedicada a un público infantil (algunas transiciones recuerdan a los minidocumentales didácticos de Barrio Sésamo), al no estar cuidada, ni restaurada, ni… lo que se suele hacer con estas cosas, resulta demasiado oscura y trasnochada. Para un adulto se puede presentar durilla de ver. No lo es tanto para los pequeños, que (he podido comprobar) la siguen con interés.

Hay más trabajos inusuales como éste ocultos y atrincherados en los confines de nuestra cinematografía, que por su condición de abandono no son precedentes de nada. La mayoría, si no todas, están en la Filmoteca Española. Para dar cuenta de ellas, va a ser cosa de llamarles a la puerta, preguntar, insistir... La televisión pública también puede hacer algo al respecto. Si no se ven no existen.

Nada, un granito de arena en pos de su visibilidad.
Pedro Jess (Kepa)
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24 de octubre de 2012
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Corría el año 1982, el VHS empezaba a estar de moda pero no había llegado a muchos hogares. Los chicos, y me refiero a los de mi edad (unos siete años), que pasábamos de fútbol y del Mundial en dicha especialidad con Naranjito y su horrenda serie de dibujos animados de la TOEI al frente, preferíamos el parque de los columpios o si se trataba de sentarnos frente al televisor disfrutar de la poca programación infantil: cortaron la sensacional “La Cometa Blanca” y con eso ya decidimos casi prescindir porque a partir de “Barrio Sésamo” me decidí a entrar a formar parte del público adulto hasta que no se estrenara por la puerta grande “La Bola de Cristal”. Eso sí, sin olvidarme de hacer parada al magnífico y pedagógico “Planeta Imaginario” que con la versión musicalizada del “Claire de Lune” de Debussy como sintonía de entrada versión del japonés Isao Tomita, aprendíamos con creces llenando las horas extraescolares en casa, sin necesidad de hacer deporte y que nos pusieran a prueba de quien era el más fortachón y debilucho de la escuela.

Y las horas en clase calentando pupitres y cerebro se calmaban muy de vez en cuando, cuando el profesor nos llevaba a los treinta y cuarenta alumnos de la Escuela Privada Concertada a la sala de actos, con pantalla incluida, y abría en un armario de un rincón y nos pasaba un vídeo. Ya fuera alguna película de los Hermanos Marx y si se usaba el proyector era cuando había la Fiesta Anual, que se celebraba en abril o en mayo. Qué se yo…

I en un vídeo nos pusieron a todos ilusionados ésta producción infantil dirigida por José María Blanco e interpretada por un niño, un ganso y una estufa fluorescente. El profesor, unos minutos antes, en la fría aula soleada, nos dijo: “Os pasaremos una película: Oscar y el Rayo Láser”. Todos al unísono y con jubileo dejamos ir unos “guuuuaaaaai” y “bieeeeeen”. No solamente porque no tendríamos hora y media de clase sino por el título. Un láser sugería “Starwars”, guerra fría, imaginación activa… Ilusión...

Una gran película para el recuerdo con niños que les hablan sobre el rayo láser y lo crean como si disfrutaran en clase de manualidades y no de ciencias (mención especial al actor catalán Rafael Anglada interpretando a un bondadoso maestro y que posteriormente presentaría un espacio infantil en el circuito catalán de TVE dentro del programa “Berenar a Sant Cugat”). Un cuento moderno con niño secuestrado a la espera que le salve otro, huérfano de madre, y unos malos que, como al fin decía la letra de una canción de Torrebruno: “…Todos son buenos, ninguno es malo”.

Una delicia para nostálgicos.
Natxo Borràs
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26 de agosto de 2021
0 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
En el año 1978 se produjo un pequeño fenómeno social infantil con esta película. Sin publicidad de ningún tipo un film para niños conseguía un pequeño éxito de taquilla. A pesar de esto ni se ha remastirizado ni creo que a nadie si le ha ocurrido que a los cincuentones como yo nos gustaría volver a verla en condiciones. Actualmente, que yo sepa, solo circula una copia pirata en internet, en unas condiciones lamentables. Ni se ve, ni se oye bien y es casi imposible seguir la trama. No se puede encontrar fuera de la red. Es lo que hay...

A mí me produjo un extraño efecto, fue la primera vez, que yo recuerde que vi una cinta entera y me interesó de verdad. Hasta entonces, lo que había visto en televisión me aburría bastante y consiguió llamarme poderosamente la atención, tenía 9 ó 10 años, no recuerdo el mes de su estreno.

Poco que decir: unos efectos especiales de cine Exin, que dudo que a nadie que no sea un nostálgico como yo podrían gustar, evidentemente más que superados. Una trama policíaca correcta de un niño que busca a otro, con su impermeable amarillo y todo, una oca y un láser que habla(la voz es de Felipe Peña, actor de doblaje) y Rafael Anglada, buen actor de teatro catalán, que tiene un papel muy secundario de profesor bonachón. Con todo esto se consigue algo digno y entretenido, o eso nos parecía a los niños que íbamos a verla en la época.

Espero que esta vez consideren la crítica correcta y publicable.
Barcino
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