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La jugada maestra

Drama Narra la historia de la preparación y del legendario enfrentamiento por el campeonato del mundo entre Bobby Fischer, campeón de ajedrez norteamericano, y el campeón soviético Boris Spassky. El duelo, que tuvo lugar en 1972, en plena Guerra Fría, fue mucho más que un conjunto de partidas para conquistar un campeonato; prueba de ello es que captó la atención televisada de todo el mundo. (FILMAFFINITY)
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Críticas 58
Críticas ordenadas por utilidad
2 de enero de 2016
56 de 61 usuarios han encontrado esta crítica útil
No está mal la película, pero la verdadera historia daba la suficiente pluma para que la escriban mejor.

Creo que a esta altura de la vida, año 2015, éstas películas yankis orientadas a la guerra fría URSS vs USA, ya no dan para más. A éste film sólo lo quise ver porque soy aficionado al ajedrez, sino, no lo hubiera hecho.

Trataré de explicar sintéticamente el por qué, en el spoiler, que lo pueden leer tranquilos, ya que no comento ningún detalle significativo del argumento.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
chornois
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12 de diciembre de 2015
46 de 55 usuarios han encontrado esta crítica útil
De nuevo, una película para ilustrar el ajedrez en la gran (o pequeña) pantalla. Y de nuevo, otra ocasión perdida. Como precedente, y recordando dos películas que se tornaron fallidas, a mi modo de ver, para ilustrar el ajedrez en imágenes (La defensa Luzhin y Searching for Bobby Fischer) he de decir que, por momentos, se acierta en la ambientación (la caricaturización de Spassky es perfecta, incluida la nariz, o algunos tableros y piezas elegidos para determinados eventos o el reloj Garde de los Campeonatos del Mundo, el mismo que se usó para el match de Sevilla entre Karpov y Kasparov). Pero por otros, un sinfín de fallos que son inadmisibles si conoces el transcurso del acontecimiento. Refleja poco el carácter de Fischer y de manera errónea, y se excede en el tono amable de Spassky, sobre todo en la famosa sexta partida del match. Tobey jamás se hace con el personaje, el ritmo es demasiado confuso, se producen situaciones cómicas al "analizar" conjuntamente las partidas en la antesala del sitio de juego y procura resaltar la victoria como una batalla ganada en la ya pasada Guerra Fría, dejando de lado todo lo que en sí representa el ajedrez, reclamo que muchos ajedrecistas buscamos en ella. Es necesario decir que, como bien mayor, acerca el ajedrez a todos los públicos y por ende y sin perder la visión crítica, no todo deben ser quejas.
Señor Saludo
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19 de enero de 2016
36 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
PAWN SACRIFACE es una película a medio hacer. Su director Edward Zwick no tiene la más remota idea de los que es el ajedrez, es más, me atrevo a decir que nunca lo ha jugado con la pasión de los adeptos. PAWN SACRIFACE profana al genial campeón Bobby Fischer, y también al no menos genial y Campeón del Mundo: Boris Spassky. Al primero lo retrata como un alucinado sin apenas profundizar en el desmoronamiento de esa portentosa mente, y al segundo, lo presenta como una estrella de rock superficial, casi un bobo, e identificado con el sistema comunista, obviando que Spassky terminó radicado en Occidente y renegando del sistema soviético y sus insoportables controles sobre la vida privada de las personas.

PAWN SACRIFACE ni profundiza en el juego/ciencia del ajedrez, ni en el emocionante encuentro del año 1972 en Islandia. Tampoco ofrece una fisonomía de las tensiones que pugnaron alrededor de la Guerra Fría (1948-1991): PAWN SACRIFACE quiere abarcarlo todo y lamentablemente no abarca nada o muy poco para no ser completamente severos en ésta apreciación.

Tobey Maguire, lo intenta, pero tampoco es capaz de mimetizarse en tan complejo personaje. Su interpretación es pálida y afectada, sin la fuerza ni el carisma que tuvo el americano en la vida real. Que Bobby Fischer haya sido un obseso del trabajo estudiando el ajedrez nos confirma que el talento sin sacrificio no conduce a nada. Otro campeón malogrado fue el polaco Akiba Rubinstein quién decía que el año tenía 365 días. 300 los dedicaba sólo a estudiar a Caissa, la musa del ajedrez, los otros 60 iba de torneo en torneo, y los 5 días restantes eran para el reposo. ¿Qué tal?

Otro desperdicio en la película fue la presencia del GM William Lombardy, el sacerdote que en la película aparece como el segundo y mentor espiritual fallido de Fischer, en realidad, Fischer no tuvo nunca un equipo de segundos y la relación con Lombardy fue sólo muy pasajera. Fischer fue siempre un lobo solitario enfrentado a sus demonios y con un solo objetivo en la vida: ser campeón del mundo de ajedrez destronando con ello a la hegemonía soviética en la disciplina, lograda la meta, desapareció, hasta reaparecer en el año 1992, veinte años después, para enfrentar una vez más, tablero de por medio, a su antiguo rival y amigo: Boris Spassky, a cambio de una jugosa recompensa millonaria.

El Departamento de Estado de los Estados Unidos lo sancionó porque desestimó como ciudadano estadounidense la prohibición de jugar en la antigua Yugoeslavia en plena guerra civil. Desde ese momento fue un renegado y apátrida, escondiéndose de sus perseguidores por medio mundo, y eso que su logro en 1972 representó la más grande victoria simbólica de los Estados Unidos en contra de la URSS en toda la Guerra Fría. Así pagan los Estados Unidos a sus héroes. El parlamento islandés, con muy buen criterio, le otorgó la ciudadanía y con ello protegió y cobijó a la gran leyenda que murió en esas gélidas tierras de donde son los vikingos.

Sigo creyendo que EL JUGADOR DE AJEDREZ (1978), donde actúa el extraordinario actor alemán Bruno Ganz, es la mejor película sobre el mundo del ajedrez, además de mostrar como el apasionamiento total alrededor del “juego” termina desquiciando a sus cultores hasta llevarlos a la demencia total. Otra muy meritoria es la “infantil”: EN BUSCA DE BOBBY FISCHER (1993) porque quienes la hicieron sí sabían de qué va el ajedrez de torneo y competencia en los ámbitos escolares y juveniles. Otra buena, aunque inferior a las dos antes nombradas es: LA DEFENSA LUZHIN (2001) con John Turturro. En cambio, EL SEPTIMO SELLO (1957) del gran Ingmar Bergman, es otra cosa, en primer lugar es una de las mejores películas en toda la historia del cine mundial, donde se presenta el duelo del caballero medieval con la muerte a través de una partida de ajedrez. La alegoría es clara: el ajedrez como representación simbólica de la gran vida humana como dialéctica y combate, además, de presentar el epicentro de toda la angustia existencial alrededor de la muerte y las posibilidades de que exista otra vida en el más allá.

PAWN SACRIFACE, si bien recrea la vida de Fischer, sus licencias son imperdonables, pero sobretodo, la ausencia de mística, esa ligereza, o caricatura mejor dicho, conque desdeña a éste, el mejor y más perfecto juego cuyos inventores fueron nada más y nada menos que los Dioses: el AJEDREZ.
bucefalo
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12 de diciembre de 2015
75 de 125 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estados Unidos gana a Rusia.

Aquí no aparece ni cuando Fischer escupió a los Estados Unidos, ni cuando huyó, ni cuando fue arrestado en Japón.

Otro papel para Óscar:
-chico con problemas,
-humilde estadounidense,
-gana a Rusia.

Montones de primeros planos de Tobey Maguire,
los rusos son estúpidos y malos,
nada de puntos conflictivos.

¿Queda algún guionista decente en Hollywood?
lachistera
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7 de enero de 2016
32 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
El duelo Boris Spassky contra Bobby Fischer en Reykjavík por el campeonato del mundo de ajedrez en 1972 es uno de los momentos más recordados no sólo de la historia del ajedrez, sino de la Guerra Fría y del siglo XX. Todos sabemos que Bobby Fischer aplastó a su rival soviético en medio de un comienzo marcado por sus ridículas y extravagantes exigencias. Nadie creo que desconozca la famosa llamada de Henry Kissinger o la desorbitante cantidad de dinero ofrecida por un hombre de negocios británico para que finalmente acudiese el americano.

Esta película no le hace honor a alguien tan excepcional como Bobby Fischer ni refleja remotamente bien su camino a ser campeón del mundo. ¿De dónde se sacan ese glamour que reina en la casa de los Fischer? ¿No sabían que eran más pobres que las ratas? ¿Qué es eso que un caballero respetuoso y amable como Boris Spassky sea representado como una estrella de rock, con sus gafas de sol y agasajado por un séquito de aduladores? ¿Se ha preguntado Zwick si Spassky era siquiera miembro del partido comunista? ¿Pensó en algún momento incluir en la película que Bobby Fischer pudo luchar por el campeonato del mundo de ajedrez de 1972 gracias a una argucia de EEUU para convencer al ajedrecista Pal Benko que le dejase su sitio en el torneo interzonal de 1969 a cambio de un buen puñado de dólares?

Si el reflejo de los hechos hasta Reykjavík deja bastante que desear, no lo es menos la interpretación de Tobey Maguire, que falla con estrépito en su papel de reflejar la locura y excentricidad de un personaje que no le queda grande, sino enorme.

En su conjunto, 'Pawn sacrifice' no es otra cosa que un telefilm mal hecho, peor estructurado e insulso que no aporta nada que no sepamos y que puede calificarse de ridículo intento frustrado de biopic del gran Bobby Fischer.
Zydrunas
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