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Cuando cae la nieve

Thriller. Romance 1950, Moscú. Katya es una espía estadounidense en plena carrera armamentística de la Guerra Fría. Cuando le asignan su misión más importante, conseguir información secreta de la joven promesa del gobierno ruso, Alexander, lo último que espera es que va a enamorarse de él. Intentar conciliar su pasión hacia a él con su rechazo al comunismo la llevará a hacer el mayor de los sacrificios, un gesto que Alexander descubrirá treinta años más tarde. (FILMAFFINITY) [+]
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Críticas 9
Críticas ordenadas por utilidad
24 de mayo de 2016
18 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta tediosa historia bien podría pasar por el típico “telefilm” que te ponen en la televisión los fines de semana a la hora de la siesta, para que uno se duerma a base de bien.
A pesar de ambientarse en la Guerra Fría, con una historia de espionaje y amores complicados y con dos líneas temporales alternativas, es tan aburrida como leerse los archivos de la KGB, esos a los que estas chicas tan fácilmente consiguen acceder.
El ritmo es nulo. El supuesto interés de la historia es inexistente, pues el director es absolutamente incapaz de transmitir con éxito las emociones de los personajes, y eso que la historia se presta a ello. Pero la parsimonia narrativa y una descarada falta de presupuesto lo echan todo por tierra. Ese paisaje en el que los personajes pasean cerca de un río, se nota que es un fondo puesto por ordenador. Si no había dinero para filmar en Moscú con imagen real, ya podrían haberse buscado otro exterior, o haberlo disimulado un poco mejor.
La estupenda Rebecca Ferguson hace un doble papel, y lo cierto es que no lo hace mal. Pero todo es tan pesado e insustancial que de poco sirve su buen trabajo. Ni el tremendo Charles Dance es capaz de salvar los papeles.
Ver la película es una absoluta pérdida de tiempo a no ser que te quieras quedar roncando, y eso que no es demasiado larga, pero lo parece.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
i42poloj
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14 de diciembre de 2021
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película de espionaje y amor, está hecha en honor al mayor lucimiento de Rebecca Ferguson.

Y es que pocas actrices lucen una belleza elegante como la de Rebecca en esta época, más propia de los 50 y al mejor estilo de Grace Kelly, Ferguson interpreta a Katia, una espía rusa que pasa información a los americanos.

Cuando el jefe de su unidad, interpretado por un poco convincente como viendo a ser habitual en Oliver Jackson-Cohen, le pide que seduzca a un miembro de la causa comunista rusa llamado Alexander, Katia comenzará una montaña rusa de sentimientos encontrados, por la causa que abandera y apoya y por su amor reciente por su nuevo amante.

Alexander está interpretado por Sam Reid, y tenemos a un Charles Dance como un Alexander envejecido que cuida de su sobrina Loren también intepretada por Ferguson, dado el gran parecido entre ambas.

Tiene lo que todas las películas de espionaje, amor, política, suspense y un pelín de acción, pero sobre todo tiene a Ferguson, y a Dance, pero carece de una historia que enganche, de personajes con gancho, pues el resto de actores son solo pasables tirando a muy descafeinados, tanto que todo el café vertido en la taza de diluye ante la leche.

Pero a mí personalmente me ha entretenido y me ha gustado, superponiendo dos épocas, dos infelicidades pero también dos mismos acontecimientos, el primero notado como efecto y el segundo como causa.

Buena para los amantes de espionaje: ritmo lento, traiciones posibles, amores seguros, muertes sorpresa etc. todo cuanto el género posee.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
barbara12
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28 de enero de 2016
13 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estás en Moscú, allá por los años 50. Por ejemplo... Y esto del comunismo, sinceramente, crees que a tus camaradas se les ha ido un poco de las manos. Que sí, que vale, que muerte al burgués, que viva la dictadura del proletariado y que tal y cual, pero esto definitivamente no es lo que os prometieron. Micrófonos ocultos aquí, represión allá... gulag mucho más allá. Un desastre. Total, que cuando has querido darte cuenta, te encuentras en el lado equivocado del Muro. En territorio comanche, vaya. Sin posible vuelta atrás. Fatal. En serio, que no te confunda el que hasta el barrendero del barrio más humilde hable un inglés digno de Shakespeare. Esto es la capital de la Unión Soviética, eh. Va joder, fuera coñas, que esto es serio. Ponte en situación, ¿quieres? Vale, sí, el croma ése del río Moscova da un poco de cáncer de retina, no te lo voy a negar, pero ¿qué coño quieres? Al fin y al cabo, esto no es una película a la que vayas a pedirle que te deje flipado con sus efectos visuales, ¿no? Pues ya está. A otra cosa. No, al grano, que la KGB viene pisándote los talones y por aquí no rastro de aquellos malditos yankees. ¿Se habrá ido al traste el acuerdo al que llegasteis? ¿Te habrán dejado tirado así porque sí? Esto es insoportable.

Es que a ver, ¿quién te mandaba a ti meterte en estas movidas? No podías quedarte tranquilamente en la granja del tío Volodya, no... Tú eras demasiado joven para esto. Demasiado inquieto. Lo que te iba a ti, más que las vacas del campo o la maquinaria burocrática de la gran ciudad, era experimentar. Con las sensaciones, con los gustos, con los sentimientos... Hasta que claro, te enamoraste. Corderito. Ay, el amor, que tire la primera piedra quien esté libre de pecado, ¿no es así? Tú desde luego no vas a ser ése. Y que conste en acta, por Marx que lo intentaste. Hiciste todo lo posible para no caer en la trampa... Pero al final lo hiciste. Joder si lo hiciste. Tampoco vamos a culparte. ¿Quién podría haberse resistido a aquella sonrisa? ¿Cuántos hombres se habrían perdido antes en aquella mirada de acero azul? Si es que en el fondo te entendemos perfectamente. De modo que ya puedes ir enmarcando estas palabras, chaval: ''Puedes engañar a tu país, pero no no a tu corazón''. Ni-que-la-do. Lo mejor del asunto es que esta epifanía,que por cierto parece vomitada por Paulo Coelho tras un campeonato de beer-pong celebrado en un barucho de carretera de mala muerte, no sólo es la frase promocional del póster (tanto en la versión original como en la nuestra) de la película que ahora nos ocupa, sino que además, captura la que efectivamente va a ser su filosofía...

... Durante unos buenos noventa minutos... Que a lo mejor son más de tres horas. A saber. En aquel pase de prensa celebrado en Barcelona, se impuso, por encima de cualquier otra cosa, la decrepitud. Como en otros muchos, para ser justos, pero en éste, especialmente. Todo acompañaba; todos los astros estaban alineados. Era viernes al mediodía. El fin de semana estaba cerca y veníamos de otra proyección. A saber de qué peli era... pero en aquel momento, aquella parecía como la mejor de Kubrick y ésta... bueno, como la peor dirigida por el hijo de tu vecina, ese pajillero de los cojones que te despierta cada noche entre las 3 y las 4 de la madrugada. Hay que joderse, ¿cuánto llevamos? ¿Dos horas, ya? Pues no... NO. Apenas hemos pasado del cuarto de hora. ''Puta bida''. El tipo de dos filas atrás ya no aguanta más, y treinta segundos después empieza a expresar su descontento, encadenando ''Pffff's'', ''Aiiiixxxx's'', ''Mmmmm's'' y otros ruiditos grimosos, aprovechando cada momento de silencio que le concede la cinta. El concierto va in crescendo, y si no eructa o se pedorrea es seguramente por miedo a no entrar en los siempre peligrosos terrenos del spoiler. Nunca se sabe cuándo podrías estar jodiéndole el show a alguien. Solo que éste no es el caso. 5 minutos después del primer estallido, la guturalidad se ha hecho viral, y en un abrir y cerrar de ojos, nos encontramos con que varios respetables (?) miembros de la crítica cinematográfica están entonando una sinfonía que ni en el mismísimo Bolshói.

Mierda, dijimos que estábamos en Moscú, ¿no? Pues sí, pero a saber. A saber si algún día, la demografía en este país se decidirá a dar ese empujoncito que se necesita para que termine, de una vez por todas, la tiranía de las Señoras en el ya de por sí ''aseñoradísimo'' sector de la exhibición fílmica. Mientras esto no sucede, toca ir comprobando la teoría de la relatividad con títulos como 'Cuando la nieve', melodrama histórico sobre amores imposibles, sobre los fantasmas del pasado y, esencialmente, sobre lo malos que son los rusos, sin importar demasiado la época en la que nos encontremos, aunque claro, la hoz y el martillo siguen funcionando como símbolo universal del terror más barato. La gracia (totalmente inexistente) está en tratar de adivinar cuántas toneladas de maquillaje le han puesto a Rebecca Ferguson, cuándo se le va a volver a pasar a Sam Reid que está interpretando a un personaje eslavo, y cómo diantres se lo va a montar Charles Dance para hacernos olvidar a Tywin Lannister. Y así, hasta rellenar esa eterna hora y media. Hasta el infinito, y más allá. ¿Se puede ser más rancio, pesado y ridículo en el regodeo de la -supuesta- pasión? ¿Se puede dirigir peor una película? ¿Puede que al crítico de dos filas atrás se le haya escapado el cerebero por la nariz en uno de sus muchos resoplidos? ¿Puede que los ramalazos lésbicos de Shamim Sarif nos estén escribiendo, en realidad, una especie de Génesis apócrifo de las t.AT.u.? Ya puestos... ¿puede ser que ya nos hemos topado con la peor película de 2016? Imposible, para ostentar dicho honor, tienes que importarle a alguien. A quien sea. Y ni que sea lo más mínimo... Y no.
reporter
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22 de mayo de 2016
7 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque no aporta nada original al genero, me ha parecido una película con un argumento bueno y una
puesta en escena muy lograda.
Además de saber medir los tiempo de forma más que correcta y sin abusar de personajes cuenta varias
historias enlazadas entre si, el uso de "flashback" no entorpece la trama sino que nos da información para
poder entender la pelicula.
davidp
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12 de mayo de 2018
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película previsible, aburrida y poco original. Los actores empezando por la plana actuacion de Sam Reid, son, como se dicen en términos taurinos un "desecho de tienta". No aporta nada esta pelicula a este subgénero de Espias/Romatico. Yo desde luego prefiero a las Katya de la buena pelicula de la Casa de Rusia.
Puxeiros
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