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Madre Juana de los Ángeles

Drama. Terror S.XVII. A una apartada localidad llega un sacerdote católico con el objetivo de exorcizar a las monjas del convento de dicha zona, supuestamente poseídas por distintos demonios, y encabezadas por su superiora, conocida como Madre Juana de los ángeles. (FILMAFFINITY)
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Críticas 9
Críticas ordenadas por utilidad
16 de mayo de 2007
43 de 47 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un caso real de supuesta posesión diabólica ocurrido en el siglo XVII en Loudun, Francia (nada menos que entre las monjas de un convento) es tratado de manera racional por una vez en el cine y se opta por un enfoque realista, incluso aparecen detalles de flagelación en primer plano viéndose como se van provocando poco a poco las marcas en el cuerpo.

Las actuaciones tienen la poderosa concisión característica en el cine del norte de Europa, donde la simple mirada extraviada puede sugerir una mente perturbada / poseída sin necesidad de otros adornos, a lo que se añade una cuidada estética: bellos planos como aquél en que se ve desde arriba a las monjas tumbadas boca abajo con los brazos abiertos en el suelo, o la secuencia entre los tendederos de ropa que suena agitada por el viento, unido esto a los aleteos de las palomas.

El relato es sugerente y con cierto simbolismo, no se dirige hacia el terror ni el morbo, va más hacia un análisis del extremismo religioso, la superstición y la pérdida de la noción de la realidad.

Kawalerowicz fue un inteligente y dotado director que por ejemplo en Faraón dió una visión del antiguo Egipto que tenía más interés que todo el cine de Hollywood con el mismo tema y, aunque diez años después, Ken Russell hizo su versión de los hechos narrados en Madre Juana de Los Ángeles con The devils, el resultado fue, era de esperar, otro muy distinto.
Ennis
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18 de agosto de 2010
23 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Insólita y audaz película del polaco Kawalerowicz, que partiendo de un suceso real ocurrido en Francia en el siglo XVII, logra construir una hermosa reflexión acerca de los dilemas fundamentales que afectan a las personas, especialmente la tensión íntima entre carnalidad y espiritualidad y cómo la imposición de dogmas ahoga la libertad y conduce a la destrucción.

El filme explora recurrentemente la artificial separación que todas estas cualidades humanas experimentan en un convento de monjas en el que se han dado posesiones diabólicas; así, el estado de posesión induce en las monjas una sensación de libertad, de carnalidad, que según el dogma es lo contrario que deben sentir, pues ellas han de ser todo espíritu, todo fe entregada a dios. Tras el fracaso de cuatro exorcistas, será un quinto, el padre José, quien intente poner solución, centrando sus esfuerzos en la madre superiora, Juana de los Ángeles. Sin embargo pronto verá convertidas sus certezas en dudas, al no poder reprimir los sentimientos impropios que la superiora le genera.

Además del interés y profundidad del argumento, la película destaca también por su lograda estética, marcada tanto por la desnudez y vacuidad de decorados y localizaciones (paisaje árido, interiores fríos, ausencia deliberada de mobiliario) como por la expresividad de los rostros, que llena los abundantes primeros planos. Hay secuencias verdaderamente hermosas, como la del exorcismo en la Iglesia, en la que la puesta en escena y las interpretaciones de las monjas (sólo gestos y movimientos) resultan espectaculares. También lo es la primera vez que se nos muestra poseída a Juana (prodigiosa interpretación de Lucyna Winnicka), que mira directamente a cámara y transforma radicalmente su rostro y movimientos, si antes cautos y reposados ahora furtivos y sensuales.

Por tanto, una obra que aborda las dualidades del ser humano, interés al que no es ajena la división de la acción en dos ámbitos, como son la posada y el convento, y que elabora una conclusión crítica y pesimista, en la que el peso del dogma impone sacrificios inútiles, condenados a perecer frente al desencadenamiento del amor y la inevitabilidad de la confusión y de la muerte.
Quatermain80
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31 de octubre de 2009
17 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una apasionante traslación cinematográfica del conocido caso de las endemoniadas de Ludum, esto es, un convento de monjas poseídas por el demonio. Película magistral en muchos aspectos, con una puesta en escena ceremoniosa, austera, sobria, clásica y vivísima que es en sí misma reflexiva y autosuficiente para lograr un film ética y estéticamente irreprochable, y dónde a pesar de advertirse la posible huella de Bergman (más por la temática religiosa, moral y mística que por otra cosa), hay detrás una poderosa personalidad cinematográfica de lo más considerable en el polaco Kawalerowicz ("Faraón").
Excelentemente interpretada y fotografiada, un film de una intensidad muy especial, hermoso y concluyente ejemplo de cine admirable y cuya lectura final bien podría ser que somos nosotros mismos los más abominables, internos y peligrosos demonios.
kafka
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9 de enero de 2014
14 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película, Madre Juana de los ángeles, está basada en un supuesto hecho real, que aconteció en Loudun, Francia, en el 1634, cuando en un pequeño convento de la zona, las monjas que habitaban en él empezaron a sufrir lo que aparentemente parecían posesiones demoníacas. El caso se alargó hasta 1637, y hasta hubo gente como el hechicero Grandier que fue llevado a la hoguera. Sin dudad, si esto fuera una película americana corriente, todos sabríamos como habría sido el enfoque mayoritario que se le habría dado a la película, pero estamos hablando de una producción polaca, llevada a cabo por el director de cine polaco Jerzy Kawalerowickz autor de obras tan crípticas como Tren de Noche (1959) o La muerte del presidente (1977).

Por otra parte, Madre Juana de los ángeles está realizada en la temprana fecha de 1961, y posiblemente nos encontramos con la primera película que trata el exorcismo y la posesión diabólica en el cine, un subgénero terrorífico que sería explotado en el cine norteamericano una década después con mucha asiduidad, especialmente a partir de la película William Friedkin, El exorcista (1973). En cierta medida, la película polaca anticipa muchos de los terrores que se darían muchos años después.

Pero como no podía ser ante una producción de Kawalerowickz, la obra dista mucho de adaptarse a las convencionalidades más corrientes. Ya en la recreación histórica encontramos una verosimilitud muy típica del director polaco, en la que intenta ajustar perfectamente el retrato histórico con la realidad, como haría también en la recreación del mundo egipcio cinco años más tarde, en el 1966 con Faraón. Que esto no se contradice con las dimensiones de complejidad que alcanza la película. La política que adopta el director es la austeridad, característica que ya de por sí es contradictoria ante el cine Hollywoodiense del momento ( que recarga las producciones históricas con multitud de detalles para desatar el frenesí del espectador) y que se ajusta perfectamente con el retrato psicológico que realiza el director a sus personajes. Todos los parajes de la película (el convento, la posada del pueblo y las llanuras) parecen desprovistas de alma.

Madre Juana de los ángeles es una película que contiene múltiples dimensiones. La película se adentra en la historia de un cura que intentará realizar a cabo diversos exorcismos para liberar del mal al convento, y especialmente a la Madre Juana.

La película realiza una radiografía perfecta del miedo y la superstición del siglo XVI en un ambiente rural. Estamos hablando de una época en que la sociedad vivía atemorizada por la existencia no sólo del diablo, sino también de las imposiciones católicas acerca del tratamiento del espíritu (y sus consecuencias sobre el cuerpo). Es quizá aquí donde la película explota su mayor nivel de complejidad. Y es que no estamos ante una película que simplemente divida a los buenos (el cura protagonista) contra los malos (Madre Juana poseída por Asmodeo) sino que nos encontramos con una dimensión teológica mucho más grande. Durante unos diálogos explícitos entre el padre y Juana, esta llega incluso a afirmar que es mejor estar poseída porque al fin y al cabo es una manera de disfrutar de las prohibiciones a las que estaría sujeta si siguiera fielmente a Dios. Sin duda una visión Nietzscheana de la religión, que ciertamente oprimía el cuerpo y los placeres de la carne de manera antinatural. Sí el ritual religioso prohíbe disfrutar de los detalles cotidianos, llega incluso a ser lógico que entendamos la postura que adopta la Madre Juana, que ve la posesión la única vía para poder huir de las ataduras religiosas. Llega pues a intuirse claramente que sus ritos de exorcismo son sin duda una farsa de la que la madre es consciente en todo momento.

Estas prohibiciones a las que tiene sujeto la regla católica también se pueden ver como afectan a la posada del pueblo, que queda representado bajo la dirección de Kawalerowicz como un grupúsculo que parece estar al margen de las órdenes religiosas pero que a la vez está cohibido y es que hasta las fiestas son negadas para ellos. De todas maneras el director no realiza un retrato plácido sobre ellos (como sobre ningún personaje o colectivo) sino que sigue siendo cruel mostrándonos la ignorancia del populacho, así como sus supersticiones más pueriles.

Formalmente la película es una odisea. Y eso que como comentaba parágrafos atrás, la austeridad es la nota dominante de la película. Pero el director polaco utiliza de manera excelsa los escasos recursos con los que se enfrenta a la película. Sólo la primera secuencia ya nos puede recordar hasta el insigne pintor Francisco de Goya, cuando el director cierra la escena en encuadres pequeños, capturando de manera cerrada a sus personajes, creando así una atmósfera mucho más opresiva y que podemos encontrar nada más empezar la obra. El negro y el blanco de la película así como los claroscuros son esenciales para captar toda la intensidad de la película, así como las referencias simbólicas con las que juega Kawalerowicz. Su talento creativo alcanza el éxtasis en la escena de posesión, en la que evitando la escatología (todo lo contrario que la película de Goya) coreografía al grupo de monjas para una secuencia única e inimaginable a inicios de los años sesenta.

http://neokunst.wordpress.com/2014/01/09/madre-juana-de-los-angeles-1961/
Kyrios
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29 de octubre de 2008
12 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Definitivamente es una película que llama la atención por varias cosas. Primero, por ser blanco y negro y hablada en polaco, lo que no es muy común para el universo del cine occidental. También por el constante cuestionamiento que se hacen los protagonistas respecto a su misión vital y, por tanto, al destino que les ha sido dado.
Me parece un filme enigmático, donde los primerísimos primeros planos seducen por las miradas de confusión y apremio de los protegonistas. El director hace una apuesta por retratar el dolor que significa que el diablo se apodere de los cuerpos y las almas de fervientes creyentes de dios; tanto como de lo que están dispuestos por amor. El amor, que es el origen y todo lo mueve, también todo lo permite?
Hay tramos muy interesantes del guión. Cuando la misión religiosa y el significado de lo que ocurre es cuestionado. También lo es el encuentro entre un sacerdote católico y un rabino, ambos buscando respuestas. En muchos momentos la cámara se vuelve subjetiva y actúa desde la mirada de los involucrados. Se abren las puertas y se mueven las ropas cubriendo a negro la cámara por largos segundos. Arriesgado. Especial detalle merece la actuación de la madre Juana de los Ángeles. Una apuesta sugerente.
LaChicaB
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