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Climas

Drama Al hombre le basta poco para alegrarse y todavía menos para entristecerse. Isa y Bahar son dos personas solitarias e introvertidas que persiguen una felicidad que al final no les pertenece. La historia se desarrolla durante tres estaciones (un caluroso verano, un otoño lluvioso y un invierno de nieves) que simbolizan los cambios en la relación de la pareja. (FILMAFFINITY)
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Críticas 13
Críticas ordenadas por utilidad
10 de febrero de 2007
25 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Reticente a la hora de escoger la película en el pasado Festival de Cine 100% europeo de Sevilla, acabé respirando cine de esta obra de belleza tranquila y a veces exasperante. Admirable es la labor de su director (también protagonista, un hombre atractivo, enigmático) para poner en marcha un mecanismo de sutilezas y sensaciones como magistrales mecanismos de cohesión de una historia que aparentemente no cuenta nada, que parece en ocasiones vagar por caminos sin fin.

Cuando los créditos finales aparecen, la sensación de que nada ha sido innecesario o gratuito aumenta considerablemente, y ésto resulta especialmente destacable teniendo en cuenta que la película está repleta de escenas en silencio, de la soledad de los protagonistas, de secuencias, una detrás de otra, en las que no sucede nada. Los actores principales (un matrimonio en crisis) aguantan estoicamente primeros planos sostenidos durante minutos.

El realizador hace gran uso de varias técnicas cinematográficas sobresalientes, casi sin que resulte apreciable. El sonido es magistral, siendo usado como elemento definidor del devenir de los personajes. Las secuencias alargadas en silencio sirven para que las pequeñas discusiones u otras cotidianidades se vean magnificadas a altas cotas de drama, para que una nota musical aislada emocione más que una gran sinfonía.

En definitiva, “Los Climas” puede ser tachada de preciosista en exceso, de abusar de algunas técnicas o simplemente de aburrida, pero en mi opinión, resulta ser una obra de profundidad y belleza que sobresale entre el cine “realista” europeo, generalmente vacío y falto de inspiración.
olvidadero
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14 de abril de 2007
22 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un film de abrumadora belleza. Rodada e interpretada por Nuri Bilge Ceylan acompañado en los papeles principales por su esposa Ebru Ceylan es en sí misma otra vuelta de tuerca a las relaciones de pareja, a la incomunicación y a la incomprensión del uno del otro. Referentes como Rohmer o Bergman estan allí pero el estilo de Ceylan es también diferente, evidentemente da menos pie a los diálogos y los silencios y los rostros desencajados e inexpresivos toman las riendas de una película que en cualquier caso tal vez sea más accesible que el anterior trabajo del turco "Uzak". Más accesible porque trata de un tema eterno aunque Ceylan volverá a exasperar a unos cuantos despistados o no afiliados a su pausada visión de las cosas dando un protagonismo esencial a la fotografía como pocos realizadores hacen hoy en día. "Iklimler" pasa del calor a la nieve final como del amor a la distancia de sus personajes rematando con un poético final una gran obra en la que las cosas que no se dicen pueden ser cruciales en las vidas de sus personajes.
Vargtimmen
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10 de mayo de 2007
19 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los Climas posee algo indiscutible: una gran calidad estética. El director turco, con vocación de fotógrafo, elige cuidadosamente cada encuadre, regalándonos auténticas postales paisajísticas de gran belleza. Sin embargo, la cinta no sólo es una sucesión de bellas imágenes.

Con inteligencia, Ceylan saca partido de un argumento aparentemente simple y vacío. Para eso, el uso que hace del tiempo es esencial. Las largas tomas, en las que apenas varía la situación, nos invitan a la reflexión y a la empatía con los personajes. De hecho, a veces, casi podemos sentir en nuestra propia piel el frío que invade a los personajes. Hay quien puede entender su lentitud narrativa como un exceso gratuito de metraje con el que sólo consigue aburrir al espectador. Pero, en realidad, el resultado final no es negativo. Las interpretaciones, basadas en la expresividad facial, resultan estupendas. Para los personajes principales, Nuri Bilge Ceylan decide también ponerse esta vez frente a la cámara, junto a su mujer, y lo cierto es que no lo hacen nada mal.

Para disfrutar de la película, ha de estar dispuesto a saborearla tranquilamente, sin prisa, y de forma personal captar las sutilezas del drama. Es de agradecer, observando la tendencia que existe en el cine europeo hacia el hermetismo, que esta película no sea pretenciosa en ese sentido. Aunque Los Climas no pasará ciertos filtros de comercialidad, el espectador no se topará con ningún rompecabezas irrecomponible o collage disperso y absurdo que llegan a las salas de cine cada cierto tiempo.

En definitiva, vea Los Climas, empápese de cine. Estén atentos a la escena en que Isa y su “amiga” comen avellanas y hacen el amor sobre el suelo de madera. Sencillamente genial.
Tarrkovski
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4 de octubre de 2009
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Los climas” de Nuri Bilge Ceylan se mueve en terrenos recónditos, que pese a preestablecer previamente su inferioridad cinematográfica con otros patrones internacionales, hace despertar un cine autoral.

Relaciones de parejas pasadas por el sudor antes de la ruptura, la lluvia para no aclarar nada y un invierno donde la nieve puede hacer surgir la chispa. Precisamente el acierto del director de “Los climas”, aparte de esa excelente y preciosa fotografía, es mostrar el estado de los ánimos interiores con la puesta en escena, pero también desmitificarla. La búsqueda de la felicidad en personajes solitarios mientras el tiempo avanza para volver a empezar o acabar todo. Sabíamos que en el verano aumentan los divorcios y rupturas sentimentales. Como bien indica el propio Nuri Bilge Ceylan “El sol y un lugar paradisíaco no bastan para olvidar el infierno”.

Rodada en digital en alta definición e insipirada en un cuadro de C.D. Friedrich donde un hombre observa de espaldas al espectador la naturaleza. Esa mirada y concepción resulta interesante y metacinematográfica: nosotros también somos observadores de la naturaleza que observan los personajes de “Los climas”. Aunque precisamente ese su mejor inconveniente: Nuri Bilge Ceylan refuerza excesivamente a la imagen respecto al texto siguiendo la estela de Tarkovsky, Antonioni o Angelopoulos.
Maldito Bastardo
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10 de diciembre de 2012
11 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
No por casualidad se inicia esta película sobre la crisis de una pareja que decide tomarse un tiempo para la reflexión, con una visita turística de los protagonistas a unas ruinas. Tanto en esta secuencia como en la siguiente en una playa, es la puesta en escena la que revela el distanciamiento afectivo entre ambos —encarnados por el propio cineasta y su esposa en la vida real, Ebru Ceylan—, con originales juegos de distancias al mostrar primeros planos de uno mientras el otro permanece al fondo como una pequeña figura desenfocada.

De esta manera, Nuri Bilge Ceylan, que ya había demostrado en "Lejano" su indudable calidad estética —él mismo se ocupaba de la fotografía— profundiza más y mejor en soluciones esencialmente cinematográficas, basadas en la composición de la imagen, ritmos internos y montaje.

Pero si particularmente inspirado se muestra en las escenas compartidas, situadas en el primer y último tramo del film —los mejores con diferencia, o más bien se podría decir los que otorgan a la obra su significado más profundo y duradero—, mucho menos lo está en un pasaje central excesivamente alargado, que sigue exclusivamente los avatares del personaje masculino durante la separación temporal de la pareja.

Ahí la película pierde gas e intensidad (contribuye a ello su falta de expresividad como actor, al contrario que la mujer, pese a no ser actriz profesional) y el director recae en tics como la recurrencia a la larga secuencia resuelta en plano general fijo (una exasperante escena de semiviolación da fe de ello); un recurso que, por cierto, más que revelar una mirada personal, parece en todo caso ser la adscripción a lo que se ha ido convirtiendo en un signo prototípico de una cierta autoría posmoderna (y que determinada crítica quizás demasiado alegremente celebra como un retorno a la "pureza" de la imagen, sin tener en cuenta su misma artificiosidad espacial y temporal).

Son escenas estas, además, que en realidad importan bastante o muy poco: paradójicamente, cuando reencontramos a la mujer, su rostro nos transmite maravillosamente su estado de ánimo y no necesitamos para nada saber qué ha hecho o le ha sucedido exactamente en ese lapso de tiempo donde no la hemos visto. En esa última parte de reencuentro en el crudo invierno (es donde también la climatología a la que alude el título encuentra un óptimo acomodo en su simbolismo) la temperatura emocional se remueve hasta helarnos la sangre.

En definitiva, una película estructuralmente descompensada (muy probablemente la elipsis al menos en parte habría sido también la mejor opción para los momentos de soledad de él, aún a costa de rebajar el metraje), pero que, como si de una versión silenciosa de "Copia certificada" se tratara, ahonda con desgarrada tristeza en los vericuetos más amargos de la vida en pareja. El bello rostro de Ebru Ceylan —ahí sí acierta Nuri Bilge en los planos sostenidos sobre ella, atentos a los más sutiles registros y cambios de expresión, y que captan una verdad última francamente sobrecogedora— se convierte en el más emotivo emblema, o acaso improvisado espejo, de ese doloroso recorrido.
Quim Casals
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