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Escándalo en las aulas

Drama Graham Weir (Laurence Olivier) es un profesor maduro y alcohólico del que se enamora Shirley Taylor (Sarah Miles), una alumna de quince años; como él la rechaza, ella, despechada, lo acusa de abusos deshonestos y lo lleva a juicio. (FILMAFFINITY)
Críticas 3
Críticas ordenadas por utilidad
16 de septiembre de 2010
25 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Notable, valiente y atrevida película (en blanco y negro) que toca ese tema que tanto escandaliza a los hipócritas: sobre un profesor de escuela, instituto o universidad y su relación con una alumna “Lolita” a la que quizás le ha metido mano o viceversa. Algo que en diferentes ocasiones se ha tratado en el cine y a veces con muy buenas películas. Recuérdese por ejemplo la del director David Mamet, “Oleanna”, USA 1994, que sin duda es de las mejores, más profundas y filosóficas al respecto.

Volviendo a este “Escándalo en las aulas”, decir que se basa en la excelente novela “Term of trial” de James Barlow; que contó con un plantel magnífico de actores británicos en su traslación al cine a principios de los años sesenta (s. XX), algunos de ellos aún muy jóvenes y prácticamente desconocidos (es el caso de Sarah Miles haciendo de adolescente que acusa al profesor de haberle hecho tocamientos sexuales y de Terence Stamp interpretando a un muchacho o escolar conflictivo, violento y botarate) aunque ambos llegarían poco después a ser célebres actores mundialmente conocidos —Terence Stamp por "El coleccionista", 1965, y Sarah Miles por "La hija de Ryan", 1970—, y otros ya consagrados en aquel entonces como el excepcional Laurence Olivier (que aquí hace de protagonista principal, de profesor noble, paciente, honesto, tímido y gentil, que se ve acusado por una alumna de haberla enamorado y de más aún) o el exótico Hugh Griffith, que tan sólo tres años antes, en 1959, había obtenido el Oscar al Mejor Actor de Reparto por su papel de de Sheik Ilderim, el árabe dueño de los caballos de carreras de carros en la película "Ben-Hur" (y que en esta ocasión hace de abogado del protagonista, el que lo defiende en el juicio contra la citada jovencita).

El asunto de la muchacha estudiante que coquetea, incita con su atractivo sexual y trata de seducir a uno de sus profesores varones, es real como la vida misma, siempre ha existido y seguirá existiendo, con la lógica plasmación en novelas, obras de teatro o de cine. Y en este caso concreto está muy bien y osadamente desarrollado, dado el carácter apocado, calmo, decente, comedido, que presenta el profesor, un hombre que durante la II G.M. había sido objetor, se había negado a participar en la guerra y había sido encarcelado por ello, por lo cual cargaba con el estigma social de cobarde, incluso para su propia mujer (papel que interpreta la francesa Simone Signoret) quien constantemente lo atosiga y le hace ver que está hastiada de él precisamente por ser tan pacífico y tener tan poco brío, hasta tal punto que

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SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Fej Delvahe
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16 de mayo de 2012
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sabia frase le dice el profesor Graham Weir a su alumna Shirley Taylor cuando han salido de conocer a la familia con la que la joven no se siente muy cómoda: “Sé tú misma, Shirley, y todo irá bien”. Palabras ciertas que, en una sociedad como la que hemos forjado van perdiendo peso, cuando aquellos valores que nos hacen grandes, poco a poco se convierten en otra cosa a base de necios hábitos y de turbias interpretaciones.

Para aquel profesor de inglés de una escuela secundaria, ser pacifista, fiel a sus principios, leal a su pareja, y con muy claros conceptos sobre la vida y el amor, le ha traido más problemas que satisfacciones: estuvo en la cárcel por negarse a servir en el ejército, su esposa lo considera un cobarde y con ideas afeminadas por predicar la causa de la no-violencia… y pronto enfrentará el grave riesgo de la deshonra por negarse a hacer lo que muchos (¡incluida su esposa!) pensarán que debiera haber hecho.

El veterano director teatral y cinematográfico, Peter Glenville, realizador de la encantadora “Yo y mi coronel”, nos trae un filme que levanta roncha al recrear, con elegante sorna, a la sociedad inglesa de los años 1960 (y alrededores) con aquellos tópicos morales que todavía no pierden vigencia y que parecen haberse expandido a lo largo y ancho del planeta como una gran nube gris.

Con un reparto de primera línea que encabeza el gran Laurence Olivier, con Simone Signoret haciendo las veces de su particular y sorprendente esposa, “ESCÁNDALO EN LAS AULAS” significó un auspicioso debut para la estupenda actriz, Sarah Miles, quien aquí representa a la colegiala perdidamente enamorada de su recto profesor. Y fue tambien el primer rol importante del muy joven Terence Stamp, convertido desde entonces en un renombrado intérprete.

Diálogos de gran agudeza, situaciones precisas que revelan el difícil compromiso de ser uno mismo frente a nuestra despintada sociedad, y un dardo preciso contra aquellos que se atribuyen el derecho de juzgar, brillan notablemente en un filme que vuelve a corroborar el gran atraso que todavía padecemos.

Título para Latinoamérica: “LA OTRA MENTIRA”
Luis Guillermo Cardona
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19 de abril de 2023
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El profesor Weir es un hombre noble e idealista que siempre ha seguido sus principios, pese a que le resultara inconveniente. El precio a pagar ha sido alto, y posiblemente lo más duro sea que le consideren débil cuando precisamente tiene una enorme fuerza moral. Aún así, una vida entera enfrentado a una sociedad hipócrita y gris le conduce al alcoholismo, y cuando es acusado falsamente por una alumna de quince años de abusos sexuales después de que rechazara sus insinuaciones, Weir, desconcertado y herido, se ve empujado al límite. Escándalo en las aulas conjuga hábilmente dos tendencias cinematográficas en boga a principios de los sesenta: la visión realista y socialmente comprometida de la clase obrera del Free Cinema y el psicologismo de autores como Joseph Losey, Harold Pinter o Jack Clayton, para ofrecer una audaz y honesta película, protagonizada por un Laurence Olivier que hace una vez más honor a su colosal prestigio
Juan Pais
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