El florecimiento de Maximo Oliveros

Se puede decir que una película es mala porque te aburre, porque técnicamente es desastrosa, porque el guión es mediocre, porque las actuaciones son pésimas, el montaje es absurdo, o porque la dirección es inexistente. Más o menos, son los aspectos que influyen notablemente en el desarrollo y calidad del producto final. Pues bien, "The Blossoming of Maximo Oliveros" tiene un poco de todo ello.

Entonces, ¿por qué ha ganado tantos premios en festivales internacionales?

No veas lo chulo que queda en un palmarés este título: "Ang Pagdadalaga ni Maximo Oliveros"

Este curioso film filipino se debate entre lo cómico y lo dramático. Es cuando vence el drama cuando su director nos muestra una gran obra. Al principio del film parece predominar lo cómico, la risa y el ridículo, afortunadamente Auraeus Solito se decanta por un punto de vista más dramático, aunque con un toque de dulzura.

El film cuenta la historia de Maxi, un joven homosexual de 12 años que se enamora del policía nuevo del barrio. Maxi se ve en medio del enfrentamiento entre el policía y su familia. Y es que la familia Oliveros -el padre y los dos hermanos de Maxi- se ganan la vida de forma poco honesta. Maxi empieza a tomar consciencia de los males de su familia, y mientras los protege, entabla una gran amistad con el policía.

Me gusta la naturalidad con la que se trata la homosexualidad y el travestismo de Maxi, me gusta que no se juzguen los actos más allá de lo evidente y me gusta la indecisión personal del protagonista. "The Blossoming of Maximo Oliveros" es una curiosa y agradable propuesta que puede gustar a cualquier tipo de público.

La historia, manejada con mucha sensibilidad, atrapa, y aunque al principio da la impresión de que se requería cortar escenas, al final -cuando se desencadenan las situaciones dramáticas- todo encaja en su sitio con naturalidad.

Personajes y situaciones muy creíbles, actuaciones muy buenas, especialmente la del Maxi. El reflejo de un submundo a veces roza lo documental. El maxi de celuloide, como anuncia el título de la película, en realidad florece. Muy buena película.

Lo primero que me llama la atención de esta película es la naturalidad con la que la sociedad filipina, familia, amistades, vecinos, policía, etc. acepta la homosexualidad de un niño y su relación con un adulto policía. Por lo demás, la película no deja de ser un folletín, a los que son muy aficionados los filipinos, con tintes de documental que pretende reflejar la miseria en la que viven muchos habitantes de ese país al que acuden los occidentales en busca del turismo sexual y especialmente con menores, aunque este no sea el tema. Me llama así mismo la atención el trabajo que realiza el joven actor Nathan López en el papel del protagonista principal, siempre presente en pantalla, llevando todo el peso de la historia. Solo por esto me ha valido la pena ver la película porque por lo demás es una historia vulgar y sensiblera, en la que personajes secundarios, como es el caso del policía, quedan sin definir, los deja el director jugando a la ambigüedad. Son tan malos los actores que en algunos casos quedan mirando a la cámara. La fotografía no está mal, es correcta, especialmente en los ambientes callejeros, pero los movimientos de cámara, violentos, son innecesarios para indicar la acción que se produce, sobre todo en las peleas. En resumen, es una curiosidad filipina que no alcanza el aprobado.

En los barrios bajos de Manila vive Maxi, un mariquita de doce años, el menor de los tres hijos de un padre viudo. La vida en su casa no es fácil. Los trapicheos son el pan nuestro de cada día en un mundo donde la miseria, sencillamente, reina. A pesar de su juventud, Maxi es, de alguna manera, el pilar de esa familia. Su extrema feminidad, respetada por todos pues en la miseria no hay lugar para disfrazarse, hace que mantenga el hogar del mismo modo que lo haría su madre fallecida. A ese barrio aterriza un policía novato del que Maxi se enamora perdidadmente, pero el choque de estos dos mundos trae consecuencias para todos.
Aureaus hace una película maravillosa. Su mirada, a veces irónica, en otras cómica, y en otras cruel, pero siempre respetuosa y amable con lo que me muestra sin juzgar, es realmente inspirada. La cámara nunca se hace intrusa, sino que es un elemento más de ese caldo de vida que nos muestra el film; claro que parte de un guión realmente bueno, y eso siempre ayuda. Pero lo que realmente la eleva al Olimpo es el actor que interpreta a Maxi: Nathan López. Realiza una actuación realmente SOBERBIA, de una franqueza y naturalidad que solo logran los grandes. Para muestra, sus primeros planos, te estremece todo lo que comunica desde una contención absoluta. Así, logra sostener, con la buena mano del director, toda la película. El plano final, sentido homenaje al "Tercer Hombre" habla del buen hacer, tanto del director como del genial actor. Y esto no es nada fácil, más teniendo en cuenta los elementos tan dramáticos con los que juega el director. Estos, en otras manos, perderian la autenticidad, que en esta película no se pierde ni por despiste; aún en momentos tan plenamente cinematográficos como la secuencia del sílbido entre Maxi y el policía (nunca con tan poco se dijo tanto). Una obra a descubrir y a paladear con gusto. Deja buen sabor este Solito.