El día en que la Tierra se incendió

Magnifico film con alegato antinuclear incluido, englobado dentro del marco de la ciencia-ficción, que con un muy buen guión, gran casting, y una historia, como mínimo, original, hace de este film uno de los grandes olvidados del genero….sobre todo aquí en España, como pasa con cantidad de títulos de esa época. Por culpa de unas pruebas nucleares, la tierra sale de su eje habitual de rotación y se dirige al sol, y al parecer solo con otras pruebas similares, podría detenerse el proceso y volver al punto original. Película vista desde el prisma periodístico, que casi transcurre por entero en el diario, lo cual hace muy curioso todo el desarrollo y el punto de vista. Rodada en blanco y negro y con unos más que aceptables efectos especiales, el film dirigido por el menospreciado Val Guest (El experimento Quatermass, 1955 y su segunda parte de 1957), y protagonizado por Edward Judd, (The island terror, 1966), Janet Munro (madre de la maravillosa Caroline Munro, y protagonista de otro aceptable clásico del genero, The Trollemberg terror, 1958) y Leo Mckern, secundario en gran cantidad de películas como Las sandalias del pescador (1968) o Muerte en Roma (1973). Gran película, que nos da mucho más de lo que parece ofrecer y que es sin duda un gran film del genero, recomendable sobretodo para los seguidores del cine sci-fi, pero para cualquier cinéfilo que se precie en general. Es muy difícil de encontrar, pero para el que lo intente su titulo en castellano es: EL DÍA QUE LA TIERRA SE INCENDIÓ, y seguramente podrá verla en versión original subtitulada en castellano.

Vaya, si ya lo preveían hace casi cincuenta años. Pero esto era ciencia-ficción, ahora es ciencia-pastón.

De todas formas es una estupenda película de serie B inglesa. En los años sesenta había psicosis nuclear, así que cualquier argumento con ensayos atómicos daba de sí.

Lo mejor es la recreación que se hace de un Londres con un calor tropical. Está muy conseguido. Se mantiene la intriga centrando el foco en la redacción de un diario, y sus investigaciones de lo que está pasando.

Muy recomendable a los aficionados al subgenero apocalíptico, a los de serie B, y al cine british of course.

Cuando leí la sinopsis, y sabiendo que se trata de Serie B, me costaba creer que esta cinta pudiera durar 98 minutos.

Y lo hace, y es tremendamente intensa. Repasa de forma magistral todas las motivaciones humanas. Basando la trama en el hiperactivo quehacer de un períodico londinense, consigue que yazgas pegado a la pantalla, aunque realmente lo que está contando es nada, el simple paso del tiempo; incluso a veces parece un documental, mezclando imágenes de distintas catástrofes y accidentes, como sacados del Nodo. Pero todo encaja, magistral.

La tierra ni se salva ni se destruye, no tiene la menor importancia, los actores y el guión llenan el hueco. El humor va de la mano del drama y el ensayo, y juntos marchan sin tregua hacia el sol, y la culpa es nuestra.

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Pasar por alto las imposibilidades físicas que plantea "El día en que la Tierra se incendió" me ha dado la oportunidad de disfrutar de una película construida de forma impecable y con muchas cosas destacables. No es fácil dar por posible que la Tierra se acerque al Sol en forma de espiral, y menos por un par de bombas atómicas mal puestas, pero esto es ciencia-ficción, de manera que quien deteste las más enormes incongruencias mejor que se aleje de esta película. Yo por curiosidad, una vez leída la sinopsis, no he podido hacer otra cosa que intentar averiguar qué había detrás de tan sugestivo título. Lo que he encontrado es una película muy seria, de las más serias del género catástrofes que recuerdo, conducida elegantemente desde el espacio interior de las paredes de un periódico, con sus noticias, sus periodistas, llamadas de teléfono, máquinas de escribir y un ajetreo espectacular.

Por encima del objeto directo, el trozo de piedra enorme que habitamos que se desvía de su órbita milenaria, destaco esa vida en el periódico y las idas y venidas de sus miembros. Ante la necesidad de explicar un evidente cambio climático hay sospechas, indicios y finalmente certezas sobre lo que le sucede al planeta. Me ha sorprendido y me ha encantado ver en las caras de quienes protagonizan tan cruel drama los sentimientos de desamparo, de resignación y de incredulidad ante la inminente desaparición de la vida humana.

Sobresale sin embargo por encima de todo la dosificación de la información, ofrecida poco a poco con mucho acierto. Pese a ser una película de serie B se va a más de hora y media y no es hasta el final que no se desencadenan los hechos. A menudo este tipo de películas pecan de su propia esencia y son como un cohete, sube rápido y explota en un momento, lo que he encontrado aquí es diferente, su "in crescendo" es particularmente atractivo. A ello se le suman los detalles, la relación de amistad entre los compañeros, el racionamiento del agua, esa niebla, la surrealista fiesta de despedida de la juventud... Y la maravillosa decisión de irse al bar a echar la última, posiblemente la última...

Poco conocida película de Val Guest, a medio camino entre la ciencia-ficción y el ensayo periodístico, que sería conveniente rescatar del olvido que, sobre todo en este país, ha sufrido tanto ésta como otras obras de serie B de los cincuenta-sesenta.

El filme trata el tema tan traído y llevado del holocausto nuclear, tan de moda en aquellos tiempos, pero lo utiliza para darle una vuelta de tuerca más al cine de género. Esta vez, las bombas atómicas han sido las responsables de desplazar la Tierra de su órbita y llevarla directamente contra el Sol, con lo cual el calentamiento global ya no será sólo una preocupación a muy largo plazo. Esto ya de por sí acarrearía la repulsa entre el sector del público más exigente y riguroso, pero la solución, si cabe, es más rocambolesca todavía: volver a detonar las bombas atómicas para parar el proceso.

Verdaderamente, el rigor científico es lo último a tener en cuenta en el filme de Guest, sin embargo, los aspectos puramente cinematográficos son notables, y más tratándose de una serie B. En primer lugar, toda la historia se desarrolla prácticamente en el mismo escenario: la redacción de un periódico. El espectador toma conocimiento de los hechos mediante las conversaciones de los periodistas, los teletipos que van llegando y sus investigaciones propias para sacar a la luz todo lo relacionado con la tragedia. El ritmo es constante, los diálogos fluidos y tensos, incluso con toques de humor que dan constancia de resignación ante la catástrofe. Todo ello enmarcado en una fotografía en blanco y negro de calidad para una serie B, que se combina con unas escenas iniciales y finales de filtros colorados para dar mayor sensación de desolación y calor.

En el reparto destacamos a Janet Munro, Edward Judd y, especialmente, a Leo McKern, dando una lección de interpretación y naturalidad notables.