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Tres samuráis fuera de la ley

Acción. Drama Una banda de campesinos secuestra a la hija del magistrado de la aldea, con la esperanza de poder chantajearlo. Se encierran en un molino reclamando mejores condiciones para la vida de los campesinos y obtener una reducción de impuestos. Sakon Shiba, un samurái vagabundo, se gana su confianza y los ayuda en su misión. Pronto se alían con él Sakura y Kikyo, dos otros samuráis. Empieza una lucha encarnizada en la que tendrán que hacer ... [+]
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Críticas 7
Críticas ordenadas por utilidad
12 de septiembre de 2016
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Tres samuráis fuera de la ley” trata la historia de Sakon Shiba, un samurái vagabundo (Tetsuro Tamba) que se topa por causalidad con tres campesinos en pleno secuestro de la hija del magistrado local, con lo que esperan conseguir unas condiciones de vida algo menos opresivas para todos los campesinos de la región. Al conocer los motivos de los campesinos, Sakon cambia su inicial indiferencia por una férrea defensa de su causa, a la que se terminan uniendo otros dos samuráis.

La historia es heredera directa de las obras de Kurosawa “Yojimbo” y “Sanjuro”, con un planteamiento inicial prácticamente idéntico al de esta última. Sin embargo, el desarrollo del argumento sigue un camino distinto, prescindiendo de los elementos cómicos y mostrando una violencia mucho más dura y descarnada (spoiler), y creando una atmósfera mucho más oscura.

Al igual que en el cine de Kurosawa, se muestra aquí una crítica a los valores de la sociedad feudal japonesa, en la que la corrupción florecía por doquier y a los oprimidos les resultaba casi imposible hacer nada para mejorar su situación. La corrupción y la crueldad de la clase dominante se contagian además a los samuráis que la sirven, que aceptan cínicamente el orden del mundo y pasan a ser meros matones a sueldo. Sin embargo, hay un resquicio para la esperanza, representado por los tres samuráis protagonistas, que se unen a los campesinos por distintos motivos: sentido la justicia (Tetsuro Tamba), sentimiento de culpabilidad (Isamu Nagato) y venganza (Mikijiro Hira).

Las actuaciones son más que correctas, con el habitual histrionismo de los actores que interpretan a campesinos y rufianes, que contrasta con la sobriedad de los samuráis (con la excepción de Isamu Nagato, del que se dice que nació siendo un campesino).

Las peleas con espada están muy bien conseguidas, aunque renuncian al realismo para realzar el efecto dramático, usando técnicas que más tarde serían habituales en anime y que en el momento del estreno de esta película debieron ser revolucionarias (imagino).

En general se trata de una película muy entretenida, con un buen ritmo, actuaciones correctas y un buen trasfondo, aunque no llega a la calidad del cine de Kurosawa o Kobayashi.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Albert_Feynman
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8 de julio de 2018
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es fácil sobrevivir a la sombra de los grandes directores japoneses clásicos, más reconocidos no sólo por los seguidores del género específico del chambara sino por el público general adicto al buen cine. Kurasawa y Kobayashi son los dos nombres propios a los que sin duda hay que dirigirse si queremos saber de qué va esto del cine de samuráis, un género con sus propios elementos y con historias sencillas (normalmente) que suelen tener varios momentos de acción desatada a base de katanazos. Ir más allá de los grandes títulos es algo que sólo harán los verdaderos afines al chambara, los que ya saben de qué va, y ese paso adelante en mi opinión tarde o temprano ha de acabar en Hideo Gosha.

Durante los años sesenta en Japón se vivió una verdadera fiebre del género y atención, no todo lo que se hizo fue bueno, no todos pusieron la misma calidad y entre ellos sobresale Gosha que para empezar, menuda ópera prima, se plantó con este "Tres samuráis fuera de la ley" que ofrece todo lo que un buen seguidor del chambara debe exigir. Tras una historia sencilla y que a todos nos suena por haberla visto de una u otra manera antes destaca el desarrollo y evolución de unos personajes que presentan su carácter bien diferenciado. Luchar desde el bien contra el mal en absoluta inferioridad no es nada original, pero la tensión y el ritmo son un imán que te clavará ante la pantalla y de verdad, cuando se desata la acción es una flipada. Hay honor y ética, hay corrupción, administradores injustos, campesinos oprimidos y hasta personajes femeninos en sus acostumbrados roles. Nada que envidiar, lo dicho, a los grandes títulos. Una lástima que sea tan complicado vivir bajo esa sombra.
Luisito
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23 de mayo de 2020
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tres samuráis sin señor, tres hombres cínicos que no obstante poseen un espíritu fuerte y una habilidad única con la espada, se alzarán contra el despotismo y la crueldad de los poderosos, aquellos que someten al pueblo para su comodidad.
En una época en la que no existen los héroes, a veces es mejor confiar la vida a tres sucios perros con el alma henchida de honor y una katana en el cinto.

Los personajes modelo que causan furor en un género popular son homenajeados y copiados sin mucha demora, y si el "Hombre sin Nombre" encontraría rapidamente a sus trasuntos dentro del "spaghetti western", lo mismo le ocurriría al Sanjuro de "Yojimbo" (del que el anterior también fue un plagio) en el "chambara" durante los '60, época donde se incrementó su popularidad de forma tremenda; además la fuerte atención que estaban logrando los nuevos códigos del espíritu de la Nueva Ola permitió introducir matices aún más desmitificadores, contestatarios y violentos a las fábulas samuráis.
En 1.964 muchos dieron su propio punto de vista de este tipo de cine: Seiichiro Uchikawa ("Dojo Yaburi"), Tadashi Imai ("Venganza de Sangre"), Eiichi Kudo ("La Gran Masacre") o Masahiro Shinoda ("Ansatsu"). Sería también el año en que se estrenó como director Hideo Gosha, uno de los nombres más influyentes e infravalorados de ese grupo de talentos vanguardistas que desafió los cánones tradicionales; este hombre de familia pobre y combatiente en la 2.ª Guerra Mundial, antes de convertirse en una importante figura del cine de yakuzas y samuráis, comenzaría su carrera en el medio televisivo.

En el seno de la compañía Fuji TV creó y realizó una serie, "Sanbiki no Samurai", tan exitosa que los ejecutivos de Shochiku, convencidos por Tetsuro Tanba, la trasladaron a la gran pantalla a pesar de la negativa de algunos (la gente de las productoras de cine no veían con buenos ojos a los que trabajaban en la televisión). Un samurái desaliñado cruza el paisaje y se detiene ante la estatua de un Buda monje, agarra la cinta que tiene alrededor del cuello, la rompe y la usa para atar una bolsita; un perro cruza la pantalla (maravilloso detalle, pues en el título figura el sufijo "-biki" acompañando a "San-", y sólo se usa en el japonés para hablar del número de animales, como los perros, y no de personas, que sería "-nin").
Así, desde el primer momento, se muestra un desinterés absoluto por el respeto a la tradición y la aceptación del cinismo. Con el protagonista, Shiba, llegando a un molino donde tres campesinos tienen secuestrada a Aya, hija del ávaro administrador Matsushita, empieza esta aventura que se inspira en "Los Siete Samuráis", "Yojimbo" y su secuela (con alusiones literales a ellas) y además los radicaliza, resaltándose la corrupción de la nobleza en el Japón feudal, la opresión del pueblo y la opción del ronin de ponerse de su parte. Como Sanjuro, Shiba pasa de ser un mero observador del conflicto a participar en él tras conmoverle la miseria de esos pobres trabajadores.

Esta mezcla de individualismo asumido y altruismo moderado y selectivo constituye su singularidad al igual que la de los otros dos ronin que se unen a la causa: Sakura, porque es casualmente descendiente de campesinos pobres, y (más tarde) Kikyo.
Entre tanto Gosha, curtido en el espectáculo televisivo, centra su cámara en el frenesí del movimiento, la acción y la escenografía de la acción, aunque lo que destaca de su estilo y el desapego irónico de su visión del género es esa gran habilidad que posee para dar forma a las atmósferas.

(CONTINÚA LA CRÍTICA EN ZONA SPOILER)

Pero si algo sobresale en el film es la maestría con que Gosha, no abandonando unos aires pretendidamente grotescos y cercanos al manga o al "exploitation", recalca el poder del espectáculo, el entretenimiento y la emoción. Y lo hace sirviéndose de unas imágenes salvajes, agrias, cuya violencia se sobrepone al espectro de la ficción y nos rasga las entrañas con cada golpe de katana, a cuyos movimientos se otorga un sonido robusto, ensordecedor, al tiempo que el espacio natural brinda la ruda belleza de sus elementos (el viento, el polvo, el agua, la tierra) dando a los duelos y combates un efecto más poderoso y épico de lo que ya es (como hacían Akira Kurosawa, Hiroshi Inagaki, Tokuzo Tanaka o Masaki Kobayashi).
Repiten, claro está, los protagonistas de la serie de televisión: Mikijiro Hira, Isamu Nagato (con su "look" a lo Mifune de Sanjuro) y el asiduo del "chambara" Tetsuro Tanba, los tres implacables y carismáticos; frente a ellos, un trío femenino igual de potente: Toshie Kimura, Yoshiko Kayama y la bellísima Miyuki Kuwano. Kamatari Fujiwara ofrece su imponente presencia, al igual que los demás secundarios. La edición de Kazuo Ota resalta el frenesí y la excelente fotografía de Tadashi Sakai vuelve la atmósfera más siniestra y oscura de lo que ya es de por sí.

Gosha entra así por la puerta grande del cine, ni más ni menos que con una simple y entretenida fábula samurái de sangre, honor, cinismo, traición y pasión, desgarradora, visceral y llena de intensidades.
Su talento innato hace que su obra no envidie a las de los directores veteranos. Estamos sin duda ante una de las cumbres del género.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Chris Jiménez
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18 de agosto de 2018
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las grandes películas de Samurais ni mas ni menos.

Parece salida de una obra de Shakespeare, cuenta con una gran fotografía, un buen guión y grandes personajes. Me encanta Sakura, es de aquellos personajes que resultan entrañables.

Muy buena, a mi top que va.
AndrésFS
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15 de agosto de 2021
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una prueba de que existe buen cine de samuráis fuera de Kurosawa.

La historia de un ronin que se une a una buena causa, porque considera que es lo honorable y correcto, y poco a poco va ganando adeptos a su causa, en forma de otros 2 grandes samuráis.

Una historia de revolución, de intrigas, de honor, de justicia, de traiciones, de cambios de bandos, de cobardía, de hambre, de miseria, de amor. En definitiva, un drama de esta época tan interesante como es el Japón feudal, tan dura y tan llena de héroes al mismo tiempo.

La película cuenta con muy buena fotografía, actuaciones más que aceptables, y un alto grado de acción, con combates donde podemos ver sangre, cosa algo rara en este estilo y época, y que yo agradezco.
Me ha resultado interesante y digna de verse.
TANOMUERTO
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