Más allá del valle de las muñecas

Genial, extraordinaria, fresca, descarada, kitsch, fetichista, hago lo quiero con quién quiero.
Russ Meyer en estado puro.
Totalmente recomendable para todos aquellos que no están familiarizados con el género de Serie B.

Esta película queda a medio camino entre el cine "exploitation" que Meyer había perpetrado previamente, y un tipo de cine más comercial, y más convencional, y la verdad es que es un híbrido curiosísimo, que, con cierta amplitud de medios técnicos y de producción, mezcla con desparpajo melodrama, sexo, erotismo, música pop y unas gotas de crimen y terror, en su parte final.

No he visto "El valle de las muñecas" (Valley of the Dolls, 1967), dirigida por Mark Robson, probable modelo de ésta, pero lo que hace Meyer es tomar el melodrama moralmente escandaloso de la época y hacer con el mismo una versión divertida y desinhibida, entre una ingenuidad desarmante, como de anuncio publicitario, y un alegre regodeo en cuestiones que en el cine de la época eran escandalosas y por ello mismo fascinantes, como la homosexualidad masculina y/o femenina, las drogas, el rock...

En el desenlace final hay una moraleja moralista, reforzada por la voz en "off" que habla de los personajes principales, que de alguna manera justifica las perversiones que se presentan, y que proporciona al conjunto un carácter de fábula sobre un mundo hedonista.

Cabe destacar el papel de Michael Blodgett como "playboy".

Película de culto que alcanzo un gran éxito en taquilla gracias a los universitarios que estaban cambiando el país. No deja títere con cabeza riéndose de todo el circo al que se llama Hollywood. Además Meyer y Roger hacen una película moderna introduciendo jerga y frases que utilizaban los jóvenes en ese momento ("Beberás el negro esperma de mi venganza."), esto añadiendo los siempre diálogos hilarantes de Meyer, hacen de esta película una joya imprescindible. Otra aspecto a recalcar del film es la magnifica banda sonara y el siempre magnifico montaje del inigualable Russ Meyer.

A medida que se asienta en la memoria "Beyond the valley of the dolls" crece y crece. Y a medida que crece, mengua su catalogación de cine pseudopornográfico o de carácter solo extravagante y/o zafio. Es, alto y claro, una notable cuando no brillante, película. A partir de un sólido y muy trabajado guión del imprescindible y querible crítico Roger Ebert, la historia de las peripecias de este grupo de rock compuesto por tres diferentes bellezas femeninas, está rodado por Meyer con estilo, sentido común, brío y una capacidad de observación, que entre las jugosísimas y nunca gratuitas escenas, interludios... de erotismo y sexo, acaba por ofrecer un ecléctico espectáculo que analiza con lucidez y pervivencia el nada maravilloso mundo del espectáculo. Meyer logra, por tanto, una voyeurística, divertida, surreal y excéntrica tragicomedia, ensamblada en el típico tríptico sexo, drogas y rock and roll. Su sostenible y variopinto reparto acaba encajando en un desarrollo en el que la palabra aburrimiento está desterrada del diccionario meyeriano. Su demencial parte final, incluyendo un irónicamente explicativo, bucólico y falsamente bíblico epílogo, rematan un film exuberante, libertario, coherente y que es sólido y particularmente eficaz en su mixtura imposible de (no)ética y estética. Fresca como una rosa, "Beyond of the valley of the dolls" es puro show Meyer, un cineasta de culto, con todos los honores, que sino hubiera existido habría que haberlo inventado. De su religión me siento muy pero que muy cercano. Un maestro de la denominada serie B, vaya, y no solo el propietario de un almacén apetitoso de neumáticos...Cada película que veo de este tío, me gusta más.

Un tributo puro a la psicodelia de los 70, sin grandes pretensiones pero que resulta realmente entretenida. Sexo, drogas y rock and roll, literalmente, es lo que nos regala esta película, mezclada con un poco de locura. La historia de un grupo de personas y como se van entremezclando sus destinos, de forma totalmente inesperada, hasta llegar a la pura decadencia del final.

Una película que parece adelantada a su tiempo, con un lenguaje soez, escenas fuertes y algunas que tuvieron que ser realmente chocantes en su época.
Vale la pena verla aunque sea por su originalidad.