Padrenostro

Es una mirada inocente, una mirada curiosa, una mirada tenue pero no por ello deja de ser una mirada inquietante, una mirada sufridora y una mirada expectante. A veces debemos alejarnos de la realidad como la conocemos para entender que no todos vemos el mundo con el mismo prisma. Claudio Noce llena de pureza a su protagonista, pero no por ello es menos libre e inquietante esa necesidad suya de querer entender la realidad y ver lo que le rodea con algo de clarividencia... El descubrir las necesidades de una vida adulta, el querer mantener una vida tranquila no hace más que acrecentar los miedos y el sufrimiento a su protagonista, que es capaz de entender que el bien y el mal es siempre relativo y que no entender lo que le rodea acarrea unas consecuencias que tiene que debatir para elegir. El guion fluye entre esos veranos que vivimos y esos mundos que sentimos sin más necesidades que las de intentar ser felices, metáfora que no se aleja de un madurez incipiente que anhela y juega sus bazas a través de sus sentimientos. Interpretaciones llenas de realismo, con miradas a flor de piel, no solo las físicas.