Sospechosos

Empieza con aires melancólicos. Calles desiertas como de otros mundos con bloques de edificios tristones y espacios para aparcar por todos los sitios; hay un coche al lado de la entrada de un laboratorio. Tiempos de espías y experimentos bacteriológicos. Hay miedo a que el enemigo, esa nación impía que maquina contra la libertad igualando por el rasero trabajo e inteligencia, se entere de los experimentos de uno, así que la burocracia de Defensa se pone en funcionamiento.
-Ha realizado una labor extraordinaria, pero no debe publicarla ni decir nada.
Aquí no hay héroe apuesto conduciendo la acción con sonrisa seductora, son grises científicos con trabajos rutinarios e inacabables. Uno de ellos es una joven que cuida del hombre sin brazos.
Ella es un ángel pero él, lógicamente, está amargado. En la vida real, Virginia Maskell acabó con su vida entre grandes depresiones. Triste.
El perfil de los personajes es variado y ameniza la falta de acción. Lo bueno es que los diálogos son excelentes lo que favorece poder seguir la trama sin problemas, pero sobre todo, son justificaciones muy razonadas para convencer que, en este caso, hay que sacrificar el éxito en el trabajo para prevenir consecuencias inesperadas ... y malévolas.
Luego que cada uno piense lo que quiera.
No deslumbra pero resulta interesante.

Es una mala película, con poco interés, sembrada de personajes estereotipados, con interpretaciones no muy afortunadas.... pero contiene un diamante en bruto en forma del personaje, magnífico, del jefe del servicio de inteligencia, un despistado absoluto que se hace entrañable. Mas allá del eso, el film hoy puede tener el atractivo de contar con Peter Cushing y un papel pequeñito para Donald Pleasence, ambos iconos recordados del terror.

Película británica de lo que podríamos llamar pseudoespionaje con una trama con bastantes agujeros y con la sensación de que está rodada a toda velocidad. Muy modesta, se mete con algunos temas interesantes, como la relación entre ciencia y sociedad o la atormentada psicología del marido de Virginia Maskell, interpretado por Ian Bannen. Muchos diálogos tampoco son malos y salen Peter Cushing y Donald Pleasence, pero la cinta no acaba de funcionar en ningún momento. Como digo, la trama hace muchas aguas y los toques de humor (excepto en el personaje de Thorley Walters como oficial de inteligencia, que está inmenso) son un tanto acartonados. Sin ser horrible, es floja.

Entretenida película, de un tema que, la verdad, no he visto muchas: la nieve, el esquí. No es exactamente una película de deportes, es más una cinta de amor. La trama principal no son las carreras, es su contexto en el que se desarrolla la trama.
Robert es un poco plano, no acabo de verle en el papel. Alguien más frío, menos cerebral, tipo Eastwood quizá le fuera mejor a la cinta.