El joven Chopin

Lo de la propaganda es inevitable, por otro lado. Estamos ante una película polaca de 1952. Pero aún así, esta obra tiene elementos que la hacen muy estimable.
Por un lado, como no podía ser de otra forma, está la banda sonora. No soy ningún melómano, pero eso no me impidió disfrutar de toda la música de Chopin, Paganini, etc., aunque para mí lo mejor son las canciones populares que pueblan el film, y que sirvieron de inspiración al compositor homónimo. Están recogidas con sumo cuidado, y coreografiadas de forma excepcional. Realmente se siente uno dentro de las celebraciones que se suceden (magnífica la boda campesina).
Por otro lado, el retrato que se hace de las masas obreras y campesinas es igualmente notable; ahí, ese pretendido "realismo" socialista ayuda, y mucho.

Donde no ayuda tanto es en el desarrollo de la historia en sí. Estamos en una época revolucionaria, qué duda cabe. 1830 supone el despertar nacionalista de muchos rincones de una Europa precariamente confeccionada en el Congreso de Viena. Y Chopin, uno de los máximos exponentes del romanticismo de aquellos años, ocupado en reinventar y reivindicar las raíces de un pueblo, Polonia, sojuzgado bajo el zarismo ruso. Pero pronto lo que puede servir de contexto donde desarrollar una trama principal, la de la experiencia vital del músico Chopin, fagocita en extremo toda la película y la termina convirtiendo en un cajón donde mostrar el pre-socialismo redentor de la humanidad, o poco menos. Los buenos son todos revolucionarios (pero social-revolucionarios; a los nacionalistas se les pone a caer de un burro, imagino que como señal de lo que ocurrió poco antes de hacer la película, tras la Segunda Guerra Mundial). La historia de amor entre Chopin y la chica de la nobleza está muy mal esbozada, y es una pena. A veces, todo parece un inmenso decorado donde lanzar consignas políticas.

De todas formas, y como dije al principio, la película tiene garra, engancha; las interpretaciones me parecen estupendas, la música, cómo no, maravillosa. Así que ahí va un 7.

La cultura polaca nos resulta demasiado desconocida, y aquí se nos refleja a través de los cantos y las fiestas campesinas; no puedo olvidar esas expresiones de los rostros, los bailes y las canciones...se entiende que Chopin, ya en París, sintiera nostalgia infinita de ese mundo (ellos, los polacos, llaman "zal" a esa nostalgia).
Coincido con el comentario anterior sobre el contexto político. Chopin nunca fue un pre-socialista, más bien, ay, un snob. Como hijo de Nicolas Chopin, tutor de los condes Skarbek y luego director de un colegio privado de élite (sólo se admitía a la crème de la crème de la aristocracia polaca), nuestro Chopin temía a la revolución y consideraba al pueblo una masa vulgar que, como en Francia, podría acabar con un mundo aristocrático, envuelto en sedas y perfumes, que él mismo disfrutó aunque sin pertenecer del todo a él. En Francia, fue un "ci-devant", un nostálgico del Ancien Règime. Sí fue profundamente nacionalista, si no participó físicamente en la revuelta contra el invasor ruso, fue porque siguió el consejo paterno "servirás mejor a Polonia con tu música que con un fusil".

En todo caso, es una película de gran belleza, con un protagonista muy adecuado (si lo mirais de perfil es idéntico al músico), quizá algo mayor (el joven Chopin tenía menos de 20 años), y más alto y guapetón (el verdadero, muy débil, más delicado). Odiosa resulta Constantia Gladkowska, incluso chirriante. La música genial, Chopin creó un mundo aparte dentro de la música, si te llega te transporta, te eleva, ese hombre débil y snob se hace grande y etéreo.

He disfrutado mucho viendo esta película, ciertas inexactitudes históricas son más que perdonables, ¡¡¡¡¡quiero ver más cine polaco¡¡¡¡.