Haz click aquí para copiar la URL

La extraña pasajera

Drama. Romance Charlotte Vale (Bette Davis), una mujer de mediana edad que pertenece a una familia acomodada de Boston, vive reprimida y totalmente controlada por su dominante e insensible madre (Cooper). Gracias a la ayuda de un amable psiquiatra (Rains), Charlotte consigue recuperar la autoestima y superar sus miedos. Además, se vuelve mucho más extrovertida y empieza a sentirse incluso atractiva. Dispuesta a disfrutar de su nueva vida, hace un ... [+]
1 2 3 4 5 6 >>
Críticas 29
Críticas ordenadas por utilidad
2 de octubre de 2005
49 de 58 usuarios han encontrado esta crítica útil
Adaptación de la novela de Olive Higgins Prouty, obtuvo el Oscar a la mejor música original y dos nominaciones. Fue producida por Hal B. Wallis, que en principio ofreció el papel estelar a Irene Dunne.

La acción se desarrolla en Boston en 1940/41. Narra la historia de una mujer atormentada, Charlotte Vale (Bette Davis), de algo más de 40 años, que vive sometida a los caprichos de la madre, Henry Windle Vale, que la desprecia y se burla de ella. Sumida en una profunda tristeza, su hermana Lisa (Ilka Chase) la hace visitar por un psiquiatra, el Dr. Jaquith (Claude Rains), que le aconseja unas semanas de descanso en el Sanatorio Vermont. La película muestra los males que se derivan de las actitudes autoritarias, impositivas y opresivas de personas poderosas, como la madre, administradora de la fortuna familiar. Se exalta a Charlotte, que soporta más allá de su capacidad las burlas familiares y las afronta con decisión hasta superar sus angustias y temores. Repuesta, realiza un largo viaje, se abre al amor sin escrúpulos y sin infundados remordimientos. Su generosidad se revelará cuando conoce a una adolescente, de 12 años, que necesita afecto y atención. La obra es la historia de una mujer condenada, como muchas, a luchar con fiereza para conseguir independencia, libertad y maternidad. Son escenas emblemáticas la de Jerry encendiendo dos cigarrillos a la vez (tomada de una película de 1932), la lírica escena, sugerida con imágenes indirectas, de la noche de amor en un lugar de la selva brasileña, las burlas de que es objeto Charlotte cuando es requerida su presencia ante el Dr. Jaquith y la escena final, que concluye con la conocida expresión: "No pidamos la luna, porque tenemos las estrellas".

La música incluye fragmentos orquestales, melodías latinas, clásicos como "Perfidia" y otros, que evocan un amor triste y aflijido. Suena con fuerza al principio y al final, mientras aparece y desaparece a lo largo del metraje. La fotografía ofrece una narración visual vibrante, que combina negros intensísimos, grises diversos y blancos brillantes. En varias ocasiones la acción tiene lugar fuera del campo de visión de la cámara (efecto Lubitsch). El vestuario de Charlotte es magnífico (el negro de la llegada del viaje y el blanco de la salida al concierto). El guión incluye diálogos impecables y personajes bien definidos. La intepretación de Davis es excelente y, aunque menos culminante que la de otras obras de los 40, es una de las cuatro o cinco mejores de su carrera. Gladys Cooper obtuvo una nominación al Oscar. La dirección del debutante Irving Rapper se ve enriquecida por la calidad de los recursos que maneja.

La película es uno de los más renombrados melodramas románticos del cine americano de los 40. Exalta, como pocas obras de su tiempo, la mujer que lucha sola por su independencia y su libertad. El sacrificio por lealtad a un amor imposible, similar al de "Casablanca", responde a los gustos de la época y a las exigencias de la censura.
Miquel
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
3 de abril de 2009
34 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
Maravillosa y absorbente película. Los acontecimientos se desarrollan y atrapan al espectador sin tener ni idea de cual puede ser el desenlace. Davis está soberbia y el argumento es de esos que al cabo de un tiempo aun sigues recordando con total nitidez.

Esta es una película de detalles, de silencios, de miradas. Hay que estar muy atento para poder saborear todos los matices que contiene. Yo creo que necesito verla otra vez para poder darme cuenta realmente del esplendor de esta peli.

No voy a decir nada del argumento. Sólo decir que hay sonrisas, temores, esperanzas, lágrimas, amor... Mejor que cada uno vaya descubriendo los caminos por los que nos lleva Irving Rapper. Desde luego, es una de esas pelis que quedan en el recuerdo.

Maravillosa película. Totalmente recomendable.

Saludos!!
Ana Cervantes
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
20 de enero de 2009
26 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
¡Cuántas vidas se han arruinado por la manipulación y el sometimiento de un padre dominante! Nadie tan ignorante como aquel que cree tener siempre la verdad. Pregúntale a esa persona si está segura de ser feliz... Tendrá que darte, por respuesta, un No rotundo... y siendo así ¿dónde está, pues, su inteligencia?

Un padre dominante, es un ser lleno de miedo y de desconfianza. Quiere tenerlo todo bajo control porque teme al fracaso, teme a la pérdida, teme al error… ¡siente pánico existencial! Vive de las apariencias y ansía el reconocimiento de los demás más que nada en el mundo. Se siente íntimamente solo y quiere creer que vale, aunque, en el fondo, se tiene en muy poca estima. Camina con una gran máscara en el rostro y necesitaría de un ser fuerte y claro que pueda ayudarle a quitársela.

El que somete se vuelve esclavo del sometido; habla el doble y actúa el doble, porque hace todo lo que, al otro, si fuera libre, le correspondería hacer. Es como el carcelero que se vuelve esclavo de su prisionero.

“LA EXTRAÑA PASAJERA”, se ocupa, brillantemente, de este tema. Partiendo de la novela de Olive Higgins y con un guion de Casey Robinson, cuidado hasta el último detalle, hace referencia a la historia de Charlotte Vale, una mujer que ya ha llegado a la madurez y aún es sometida por una madre que piensa por ella, decide por ella y elige por ella. Su vida, en consecuencia, está llena de amargura, pues, además de impotente, Charlotte se ha convertido en objeto de las bromas de sus familiares.

Pero, la oportunidad de oro llegará a su vida cuando aparece el Dr. Jaquith, un psiquiatra lúcido y de sumo tacto que la pondrá en tratamiento buscando sacarla de aquella prisión en que vive, y de despertar sus reprimidos potenciales. Entonces, Charlotte viaja en un crucero hacia Sudamérica, y en el trayecto conoce a un hombre infelizmente casado, llamado Jerry Durrance... ¿será, él, el bastión final que la volverá a la vida?

Todo comienza por tu propia decisión. Cuando te decidas a vivir y a ser, la Providencia, indefectiblemente, pondrá en tu camino todo lo que hace falta para que puedas lograrlo. Es ley de atracción, y no falla, siempre que lo desees de veras.

“LA EXTRAÑA PASAJERA”, es un filme en el que, Bette Davis, se reafirma como una de las grandes actrices de todos los tiempos; y su historia, colmada de finos y elegantes diálogos, nos regala más de una lección madura para entender que, las experiencias que vivimos y los seres que llegan a nuestra vida, son indispensables para nuestro proceso. Depende de cada uno tramitarlos adecuadamente… o malograr esta oportunidad.

“Ahora, viajero, zarpa hacia adelante, busca y encuentra”. (Walt Whitman)
Luis Guillermo Cardona
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
24 de septiembre de 2006
25 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para mi gusto, esta película tiene la escena más sexy de la historia del cine.
Esos cigarrillos que Paul Henreid enciende para que él y Davis fumen juntos sabiendo lo que tienen y no pueden tener..., simplemente insuperable.
Loulou
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
21 de enero de 2009
16 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una magnífica película, realizada a partir de un guión elaborado y eficaz, construido a partir de la novela de Olive Higgins Prouty, que nos cuenta una historia de relaciones humanas, compleja y de una gran profundidad. Destila ese olor a elaboración y a rigor. No hay efectismos ni concesiones. Por el contrario, huye del típico final feliz y complaciente, subrayando los aspectos de la realidad menos fáciles de transmitir en una película comercial. Por todo ello me parece una de las más interesantes de este magnífico periodo de la industria de Hollywood.

Una película así necesitaba de un director inteligente y creativo, pero también honesto y coherente. El británico Irving Rapper, a pesar de su visoñez, logra aquí uno de sus mejores productos, manejando todos los elementos de una forma sabia y eficaz. Llama especialmente la atención la forma narrativa que emplea, que utiliza de manera constante y meditada los saltos temporales.

También se necesitaba de unos actores magníficos. Bette Davis está inconmensurable. Al fin y al cabo se nos cuenta la historia de los mecanismos de sumisión y poder que pueden destrozar la vida de una persona. Esta actriz que ya tenía en su carrera éxitos resonantes como “Jezabel” (1938), que le supuso un Oscar, y “La carta” (1940), en donde había demostrado una capacidad extraordinaria en construir personajes complejos, logra una de las cimas de su carrera. Al fin y al cabo, lo que aquí se le pedía era mostrar una metamorfosis interna, y, por tanto, que mostrase la evolución creíble de un ser humano, desde los parámetros interpretativos del realismo. El resto del reparto cumple a la perfección su labor, aunque podríamos destacar a Paul Henreid, actor que había trabajado en el teatro con Max Reinhardt, en su papel de hombre atrapado por sus circunstancias, y a la veterana actriz británica Gladys Cooper, también de amplia formación teatral, en el de una madre intransigente y tramposa, que representa unos valores en declive.

La película reflexiona sobre las relaciones de poder en el seno de la familia y las consecuencias negativas que la sumisión puede acarrear a los hijos. La tiranía de los padres se puede encubrir de muchas maneras, pero es especialmente dañina cuando se practica en nombre de falsos principios que encubren actitudes básicamente egoístas. Es, por tanto, un canto al libre albedrío, al sano ejercicio de la discrepancia y la responsabilidad individual a la hora de tomar decisiones. No olvidemos que está filmada en 1942 y que, por tanto, su mensaje debió ocasionar alguna que otra controversia entre la burguesía más reaccionaria de los Estados Unidos.

La fotografía es magnífica, y tal vez hay que destacar una vez más la banda sonora construida por Max Steiner, que, por cierto, que consiguió el Oscar y se ha convertido a estas alturas en una de las más conocidas del género.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Paco Ortega
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
1 2 3 4 5 6 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow