Préstame quince días

Otra de las películas revisionadas que vi en algún momento de mi infancia, comprendiendo ahora mensajes ocultos que la censura trataba de tapar, pero que una cada vez más abierta sociedad hacía que no se pudiera retener. Vemos la historia de una prostituta ingenua, su chulo y un cateto emigrante que vuelve al pueblo y nos muestra todas las costumbres que se usaban en aquella España en blanco y negro que salía de un letargo católico de siglos, en donde las estampitas, los santos, los rezos, el luto y el traficar con la pena era el pan nuestro de cada día, sobre todo en los pueblos.

Alfredo Landa vuelve a hacer de cateto (y de lo que le echen), con una Concha Velasco en estado de gracia, muy cándida y atrevida en un personaje que, para la época, debió ser un bombazo. López Vázquez coge este papel, que no es cómico, a medida que se va acercando a su obra cúlmen: “Mi querida señorita”, amén de “La Cabina”. El entretenimiento que nos ha ido ofreciendo el cine español es digno de reconocimiento.

He visto la de los 15 días y ha estado graciosa. El papel de Concha ha querido representar no sólo la mujer “de vida alegre” que se quiere aprovechar del catetico, sino de una mujer con buenos sentimientos y que sueña con un futuro estabilizador junto a su amor. Alfredo Landa tan buen intérprete como siempre. En las noches con ayuda de pócima omite más mohines excesivos y se centra en que tiene cansancio. El final....¡de película! Tal vez ni lo preveáis.

El cine español tiene cientos de películas mediocres, absurdas y brutalmente sentimentales: "joyas olvidadas del cine español a reivindicar" las llaman sus seguidores con un planteamiento aceptable, que se reponen machaconamente en televisión por lo que han pasado a pertenecer a fuego a la memoria colectiva sentimental de la gente mayor en España sobre todo en los 80,90 y 2000.
(Hace años que no veo la película pero me acuerdo perfectamente del argumento).

Con una estética y una trama típica del landismo trata en este caso, que Alfredo Landa es un solterón de pueblo que presionado por su madre (Lola Gaos) que quiere que se case y le dé nietos se va a la ciudad y contrata con un proxeneta (José Luis López Vázquez) para que le alquile a una bella prostituta (Concha Velasco) para enseñarla en el pueblo durante 15 días.

Todo esto narrado con una absurda simpatía campechana por personajes mal interpretados, simplones para ser supuestamente graciosos y que evita en todo momento cualquier atisbo de sentimiento profundo o frase auténtica.

Ninguno de los actores "bonachones" pega lo más mínimo con los personajes que deberían tener un punto canallesco, se nota que en los castings de aquella época solo se elegían a actores de comedia que tenían gancho en taquilla en España.

La supuesta gracia de la película que incomoda y después produce bastante vergüenza ajena se basa en la prostituta suburbana que descubre el campo que le encanta, y en todos los trucos que usa el pueblerino para que no lo descubran ante las constantes sospechas de su madre o de los paisanos de que hay un secreto escondido.

Es curioso porque solo cuatro años después con un argumento parecido pero más sincero, dramático y profundo se rodó la obra maestra "Furtivos", pero en vez de ser una prostituta se trataba de una chica fugada en una reformatorio de menores, de la que se insinúa que era promiscua y con la misma actriz de madre castradora rural.

Esta película es un buen ejemplo de como un guion parecido pero auténtico dignifica muchísimo una película. Además son muy transparentes los complejos de la época: el hombre de campo sin cultura ni modales frente al de ciudad, el subdesarrollo aún, el machismo y el humor ñoño.

Por supuesto, después del primer viaje, hay que continuar con la mentira porque la madre tiene una enfermedad grave y si descubre la verdad del disgusto le puede dar un infarto y morirse, pero eso ya le supone a Landa un enorme despilfarro de dinero de sus ahorros.

Entonces se infieren un poco sus auténticas intenciones, es que Landa en el fondo sí quiere casarse con Conchita Velázquez pero ella sigue estando enamorada de su chulo, al que le da igual todo: salvo el dinero, y dar unas supuestas "clases de seducción y masculinidad" a otros alumnos.

Una de las más aceptables películas de aquellas que componen el antiguo fenómeno conocido como el "Landismo", y que resulta ser preferible y superior a otras dos del mismo autor y protagonista que son "No desearás la mujer del vecino" y "Los días de Cabirio" que son francamente mediocres. La trama dentro de su intrascendencia y superficialidad esta bien llevada, con un ritmo equilibrado y por ello la película resulta discretamente destacable dentro de la filmografía del muy irregular Merino, que aquí sacó cierto partido del talento de Lola Gaos, quien encarnando a la madre del protagonista de la historia que queda contenta cuando nota ruidos en la cama del hijo y dice que en ella sólo notaran el calor de sus cuerpos él y la que en principio parece su novia compone un personaje entrañable y malicioso a la vez. En cambio Gracita Morales queda algo desplazada por no estar definido su personaje con la suficiente consistencia. Alfredo Landa está aquí mucho mejor que en "Los guardiamarinas" o que en "Novios 68", e incluso tiene momentos brillantes. Concha Velasco canta esa canción que dice cosas como "Evaristo no seas listo que te han visto" o "Venimos de Las Vegas y también de Nueva York", y desempeña el papel con soltura y dándole además todos los matices que requiere para que no resulte un personaje de una sola pieza. Es Concha Velasco quien anima más el desarrollo de este simpático producto.

La "película" es una bobada simplona sin pies ni cabeza, con el agravante de majadería total. Las peripecias descabelladas que vive un joven pueblerino para presentarse en el pueblo con una esposa, son de juzgado de guardia. Con este endeble y casi nulo argumento, arranca una película de otra época, es como viajar en el túnel del tiempo para presenciar una especie de comedia bobalicona que a veces llega a cansar al indefenso espectador y otras veces no hay más remedio que sonreír. Al no disponer de un guión elaborado, el resultado ha sido un producto esperpentico y aburrido. ¿Cómo es posible que incluso en los años 70, viera la luz este tipo de cine?. Por descontado, esta no es una de las peores cintas españolas, pero en la escala del 1 al 10, le otorgo un 5 por el empeño y buen hacer de los conocidos protagonistas, ellos solos levantan esta humilde película.
Recomendación: Única y exclusivamente para incondicionales y despistados que tenga insomnio, también para nostálgicos de este tipo de cine patrio.