Vigilante

Lo primero para poder hablar de esta película es que no es un thriller y no tiene intriga.
Es un drama, el de una mujer que a pesar de lo que dice la sinopsis no ayuda a gente a buscar venganza (en spoiler comento lo que realmente hace).

Olivia Wilde tiene una gran actuación como alguna de las secundarias.
El guión es absolutamente lineal, muy minimalista, como la puesta en escena.
Lamentablemente la película se hace larga para lo que cuenta. Tampoco tiene mucho sentido como se resuelve el final, muy cutre.
No está bien explicada y al final la sensación que queda es de haber visto algo intrascendente. Una pena.

Lo mejor: Olivia
Lo peor: Acaba aburriendo

Olivia Wilde que ha ganado bastantes elogios como directora el año pasado con "Super empollonas" (Titulo bastante horrible en español de Booksmart), aparece aquí como productora y protagonista absoluta del film, con un personaje similar al de  "The Equalizer" o la carismática Lisbeth Salander de "Millenium". 

En esta ocasión interpreta a Sadie, quien escapó de un matrimonio horrible con palizas continuas y que se ha remodelado como un ángel vengador, que libera a otras mujeres o niños de maridos o padres maltratadores. Para ello se prepara físicamente y cambia de aspecto cada vez que ayuda a alguien que conoce en algunas terapias a las que acude. Pero el problema con su ex marido persiste ya que desapareció hace tiempo sin dejar rastro.

El personaje de Olivia Wilde es muy bueno, torturada por su pasado, llena de cicatrices, llena de dolor y rabia. Vive aislada de la sociedad, sin amigas, llorando continuamente. Y sin apenas cuidarse (un papel parecido a Nicole Kidman en "Destroyer")

Pero tras un comienzo buenísimo, la película se viene abajo en el tercer acto cuando encuentra a su ex, una serie de desencadenantes ilógicos y poco creíbles llevan a que decaiga todo tu interés.

Opera prima de la directora y escritora Sarah Daggar-Nickson, que utiliza unos colores sepias y grises durante todo el film para que notemos el estado de ánimo y la frialdad de su heroína. Lo más destacable la interpretación de Wilde que con un guion algo mejor hubiera ganado mucho más.
Destino Arrakis.com

Un alegato sobre el feminismo y mas allá.

Olivia Wilde está inmensa, se echa toda la película a sus hombros, pero por lo que de verdad destaca es por la dirección de esta nueva cineasta llamada Sarah Daggar-Nickson, la cual hay que tener muy en cuenta para futuros proyectos, porque aunque esta no sea una gran obra, con los pocos medios que tiene y con un guión sin muchos alardes, consigue bastante visualmente.

En castellano, entendemos por vigilante (entre otras cosas) a los que impiden que se robe en el supermercado. Pero en inglés americano, un vigilante es un justiciero callejero, como el que veíamos en aquellas viejas películas de Charles Bronson. Y eso es lo que, más o menos, hace aquí Olivia Wilde, cambiando de aspecto e impartiendo justicia contra los violentos.
Pero mucho me temo que si hubiera sido de un vigilante del Mercadona, igual hubiera sido más entretenida que esta bazofia.
El único punto a favor de la película es la actuación de la protagonista, nada más.
Todo está mal. Empezando por una banda sonora horrible de percusión, pasando por un desarrollo lento y aburrido con el estilo del peor cine independiente. Seguimos con una acción nula, y eso que algo de eso podrían haber metido si hubieran querido. Los diálogos son casi tan escasos como en “Conan el bárbaro”.
Respecto a la falta de violencia, no es que crea que hiciera falta mostrarla de forma explícita, pero han usado justo el enfoque contrario, que no da pie a la más mínima empatía.
Por último, el montaje es penoso. Está tan llena de minutos vacíos, que fácilmente se habría quedado en 10 minutos o menos si le quitamos toda la morralla.
Es una de esas películas que, como la estés viendo con el móvil a mano, seguramente termines mirando la previsión del tiempo o cualquier cosa más interesante que ver a esta mujer alternando entre crisis de ansiedad y miradas al vacío.
A pesar del buen hacer de Wilde, es extremadamente aburrida, incluso en los poquísimos momentos en los que hay algo de presunta emoción.
Un somnífero eficaz hecho película.

Sarah Daggar-Nickson escribe y dirige este thriller de venganza protagonizado por una mujer que se toma la justicia por su mano para defender a víctimas de la violencia doméstica. Mediante flashbacks conoceremos las razones que la llevaron a involucrarse hasta dicho punto. La actriz Olivia Wilde vive el personaje, cargando sobre sus hombros todo el peso de la función.
Una ópera prima inscrita en los parámetros del cine independiente con voz de alarma social.




"Miro por la ventana y veo muchos camiones pasar."