La familia Bélier

Acabo de ver una preciosidad de película. La califican como una comedia, una comedia familiar, pero en mi opinión lo que yo he visto ha sido un gran melodrama, aunque esté mayormente presente el toque cómico a lo largo de su metraje. Es el primer largo de Eric Lartigau que veo en el cine, al menos en solitario. En 2012 fue uno de los varios directores que hicieron posible la cinta títulada Los infieles con Jean Dujardin, Guillaume Canet, entre otros. Pues bien, podemos quitarnos el sombrera antes el más que notable trabajo que ha hecho el señor Lartigau tras las cámaras. Me ha encantado el muy buen hacer de todo el reparto, en especial los que interpretan a los padres sordos de la chica protagonita. Lo curioso es que, en realidad no son sordos de verdad, para quién quiera saberlo, ya que hace unos años los pude ver en una película con Dani Boon (el actor y director de Bienvenidos al Norte) y también interpretaban a una pareja, aunque aquella era bastante parlanchina. La cinta en cuestión se llamaba Nada que Declarar. Muy divertida, por cierto. En La familia Bélier, como he dicho, hacen de sordos y, en mi opinión, están brillantes y muy realistas. También hay que agradecer, que cada vez que se comunican mediante los signos, se pueden ver los subtítulos en la pantalla. Y lo mismo con las canciones y su letra. La sorpresa la he tenido con la joven actriz protagonista y que se llama Louane Emera. Me ha recordado a la actriz Chloë Grace Moretz. Además de saber actuar, canta de maravilla. Un film que consigue llegarte al corazón, al fondo del alma. Sobretodo, en su tramo final. Merece mucho la pena, de verdad os lo digo. Ya sea en el cine o en vuestra casa. Mi nota final es de 9/10.

‘La famila Bélier’ se convirtió en la película más taquillera del 2014 en Francia, y después de ver la película uno terminar de entender el porqué, ya que cuenta una historia familiar, conmovedora y su protagonista es la ganadora del reality ‘La voz Francia’.

A pesar de contar con todos los elementos para hacer una película lacrimógena, llena de golpes bajos y manipuladora, Lartigau consigue un relato que evita todos esos excesos y consigue un filme simpático y cautivador.

La familia del título vive en el campo, todos sordos excepto la hija mayor, Paula (Louane Emera), ella sirve de intérprete en el negocio de la familia, una granja donde hacen quesos, toda su vida se plantea diferente cuando descubre que posee una voz con posibilidades de volverla una cantante.

La posibilidad de ir a una audición en Paris para ingresar al Coro de Radio France trastoca su relación con la familia, que deberán aprender a salir adelante sin ella, que parece decidida a seguir su recién descubierta vocación, y ella a despegarse del núcleo familiar.

La película no oculta en ningún momento sus intenciones de agradar al gran público desde su mismo inicio; todos los planos y sus personajes son encantadores más no complacientes, Lartigau los dota de una gracia y amabilidad que se siente honesta.

Por ahí anda el peculiar maestro de música, el compañero de escuela e interés romántico de Paula, su mejor amiga, el padre, la madre y su hermano, todos con aportación a una historia que sabe equilibrar las micro historias que dan forma al relato.

Y si, es una película llena de clichés y lugares comunes pero no del todo cursi, es simpática e inteligente y sabe moverse en los terrenos de sus personajes, con un adecuado uso de sus carencias físicas, y no haciendo abuso de ellas. Una película destinada al gran público, pero con dignidad y honradez.

Dice Eckhart Tolle en su libro 'Un nuevo mundo, ahora' que hubo una época en la que no había flores. Las flores surgieron como producto de la evolución y, una vez que apareció la primera, empezaron a proliferar como un mecanismo de reproducción mucho más evolucionado que lo que había hasta el momento. Y de paso, dieron color.

Paula tiene dieciséis años, y es una flor, aunque todavía no lo sabe. Paula, como todos nosotros, nace predestinada dentro de un mundo libre sólo en apariencia. Un mundo de libertad condicional en el que crecemos en un molde social, cultural y, lo más difícil, psicológico. Y por si alguien no quiere darse cuenta, pongamos a Paula en una familia de sordomudos y démosle un don: cantar. Ahora, hermosa Paula, mientras oyes el llanto de tu madre, debes decidir.

La familia Bélier es una película que va más allá de la adolescencia, más allá de la música y más allá de volar. Es una historia sobre romper, o no, el molde. ¿Puede un discapacitado presentarse a alcalde? ¿Puede alguien que no habla ni oye ser un ligón? ¿Puede uno encontrarse en la cartelera, entre tanto porrazo y tanto lugar común, una orquídea?

Aunque durante la proyección uno participa encantado de las peripecias de sus protagonistas, al acabar queda el regusto de lo que pudo ser y no fue por exceso de complacencia o miedo a ir más allá de la típica y tópica amabilidad descafeinada, a la afabilidad descarada con el objetivo de contentar a todos y no irritar a nadie. Demasiada mansedumbre produce hartazgo y aquí se alcanza al salir del cine y comprobar que te han dado gato por liebre (al fin de cuentas, estamos en una granja francesa…) y te lo han pretendido endosar como si fuera un manjar inconmensurable.

Es un azucarillo que se disuelve en el paladar sin dejar apenas nada consistente que saborear. Y por ello perdura una sensación indefinida de frustración y decepción. Tiene unos personajes atrayentes y seductores, expansivos y joviales, llenos de bonhomía y encanto. Pero la trama es demasiado simple, las peripecias demasiado previsibles, el envoltorio demasiado correcto y superficial, no hay ni un ápice de maldad o doblez en su afable devenir que dote de profundidad o gravedad al conjunto, por lo que acaba empachando. No es que no resulte verosímil de puro blando y dulzón, sino que carece del atractivo de los matices o de los necesarios claroscuros que caracterizan a todos los seres humanos.

Alguna lágrima se nos escapa durante la proyección, nos emocionamos sin casi resistirnos, nos atrapa ese simplismo aldeano y primario que busca la complicidad antes que la empatía, sin remordimientos ni mala conciencia… pero acaba sucumbiendo a una fórmula demasiado prefabricada e industrial, incapaz de asumir riesgos o de sorprendernos con vericuetos inesperados o situaciones más allá de lo pacato o pusilánime. Con ver el tráiler ya hemos visto todo lo que da de sí la película, no ofrece nada más (ni nada menos), entretiene suavemente, sin desfallecimientos ni baches, pero carece del atractivo de lo genuino o perdurable.

Quien necesite un chute de buenas intenciones, optimismo vital y conformidad sin aristas se verá recompensado. Los demás pueden esperar a una sesión televisiva de sobremesa con la que vegetar sin complejos ni gastos innecesarios. Cubre el expediente y ya está. Pero no es para amantes del cine o del compromiso social o de los sinsabores de la vida, se queda muy corta y no lleva a ninguna parte. Quedan avisados.

Esta adorable familia, los Bélier (significa Carnero), seguramente llegarán a tu corazón, una comedía donde las interpretaciones retratan a una familia sordo-muda que vive en el campo de la agricultura y el ganado, donde la nota disonante es la joven es Paula ( la protagonista Louane Emera, ganó la edición francesa del programa "La Voz" en el año 2012), ella si puede hablar y escuchar perfectamente, lo cuál hace que su familia dependa de ella continuamente.

A partir de aquí se inicia una historía conmovedora, donde las actuaciones son muy buenas, nunca es fácil para un actor simular una discapacidad, sea del tipo que sea y los protagonistas lo bordan.

Tiene toques de cómedia, drama, humor acido, irónia, músical....lo más importante es que muestra grandes valores vítales y te hace pasar un buen rato: emocionante, divertida, colosal.....Os recomiendo que no os la perdais.

Lo mejor: La fantástica voz de la protagonista y las actuaciones de sus padres "sordo-mudos".

Lo peor: Lo forzadas que están algunas situaciones.