La huella del crimen: El crimen del Capitán Sánchez (TV)

Ambientada en la España de principios del siglo XX, Aranda nos sumerge en un relato gris y decadente, amargo y destructivo, carente de bondades, tanto que el director se relame constantemente con situaciones cuasi macabras.

Las interpretaciones de sus dos principales protagonistas son la hostia. Victoria Abril y Fernando Guillén sobresalen en unas actuaciones que bordan el magisterio.

El resultado final se traduce en un documento tan arriesgado e incomprendido en su momento como digno e incluso de culto después de pasados treinta años.

Ante el pelotón de fusilamiento el verbo se torna esquivo, la voluntad más firme puede resentirse y, en el colmo de las contradicciones, hasta el aleteo de la miseria personal puede cobrar apariencia de distinción.
Aunque de forma efímera.
El mundo es un lugar sórdido y hostil, sus asechanzas aguardan agazapadas, la maldad anida en cada esquina pero la pantalla de cine -o de televisión- es permeable a cualquier sugerencia.

Bajo guión de A. del Amo, V. Aranda describe con precisión caracteres psicológicos, situaciones complejas, ambientes mezquinos y, gracias a su influjo, F. Guillén y V. Abril vierten sobre el celuloide un palmario modelo de solvencia cinematográfica.

Basta poco más de una hora para ofrecer un relato preciso y escalofriante, con interpretaciones solventes de Fernando Guillén y Victoria Abril.
Una ambientación exacta, unos caracteres bien definidos y una cámara que hace su trabajo con naturalidad, sin estridencias.
Eso es lo que pasa cuando se tiene talento y se va al grano.
Con una prodigiosa escena final.

Este capítulo es uno de los mejores de toda la serie de "La huella del crimen". Vicente Aranda es un director de oficio. Un artesano que dignifica todos los trabajos que hace, sin grandes estridencias y con un sentido clásico del cine. El reparto es de impresión. La realización es tan cuidada que soporta perfectamente el formato de la gran pantalla. La producción es de lo mejor que ha hecho TVE, junto con Curro Jiménez. Debería servir de ejemplo para otros seriales que se hacen con muchas más pretensiones y peores resultados.

Uno de los episodios más célebres de una serie estupenda producida por Televisión Española, cuando Televisión Española se dedicaba a estas cosas.
Una Victoria Abril deslumbrante y un Fernando Guillén absolutamente maravilloso llevan el peso de una historia sórdida de pasiones, traiciones y amores furtivos. Realmente da gusto verle colérico y enfadado, da miedo. Es aterrador, de una gran credibilidad y sumamente directo. Maribel Verdú interviene en la película, muy joven y ya con cartel de actriz potente.
La modernidad del crimen, su planteamiento y su ejecución están perfectamente narrados, estructurados y organizados.
Dirección firme y directa, narrando con rapidez de qué va la cosa y cuáles son sus argumentos. Gran ejecución y una orquestación de vestuario, atrezo y complementos de la solidez que sólo puede patrocinar una empresa como Televisión Española.
Da mucha pena que no se pueda adquirir en DVD. Lo he intentado pero como paquete completo no puede adquirirse.