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Mi amigo Kubrick (S Is for Stanley)

Documental Narra la amistad de 30 años entre Stanley Kubrick y Emilio D'Alessandro, chófer, secretario y finalmente amigo del director. Kubrick ocupa un lugar privilegiado en el corazón de muchos cineastas, pero en su vida diaria era un hombre muy reservado cuya cauta y cínica visión de la humanidad acabó impregnando casi todas sus películas. Tras el estreno de "La Naranja Mecánica", tuvo que enfrentarse a amenazas de muerte que lo sacaron por ... [+]
Críticas 4
Críticas ordenadas por utilidad
29 de mayo de 2018
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
El interés de este documental reside en que su protagonista, Emilio D'Alessandro, promesa frustrada del automovilismo, relata en primera persona en el mismo su relación laboral y de amistad, a lo largo de tres décadas, con una de las mayores personalidades del cine universal: el tan maniático y obsesivo como genial Stanley Kubrick.

Si no fuera por esto, se trataría de no mucho más que un documento muy correctamente montado y documentado, pero quizá algo simple en su concepto, con algún problema de ritmo (lo de los continuos -y abusivos- mensajitos personales de "S" a Emilio llega a ser reiterativo, por ejemplo) y cuyo mayor aliciente es ver imágenes de los sets de rodaje kubrickianos y de él mismo en su ambiente de trabajo, preparando sus futuras obras maestras -bastantes de ellas lo fueron-, así como alguna anécdota que el propio D'Alessandro nos cuenta directamente; chascarrillos de esos que reflejan significativamente la peculiar personalidad del cineasta que creó Senderos de gloria, o 2001, o Espartaco, o La naranja mecámica, o Lolita, o La chaqueta metálica, o Barry Lindon, o Eyes wide shut, o...
Amor Perro
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2 de junio de 2018
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Documental basado en un libro que el propio Emilio D´Alessandro escribió bajo el título: "Stanley Kubrick and me, thirty years at his side", Emilio comienza siendo su chófer, más tarde su asesor y al final su gran amigo y compañero.
Contado en primera persona de una manera tan entrañable y sobre uno de los mayores genios que ha dado el cine, Emilio rememora toda una vida al lado del hombre que firmaba con una "S", sus inquietudes y su ardua labor dedicada por completo al cine y él, siempre él, a su lado, imprescindible, a cualquier hora, en cualquier momento.
Derrocha tanta ternura que Alex Infascelli sólo tiene que ponerle en frente una cámara y dejarle hablar y es tan profundo y con tanta sensibilidad lo que cuenta que hace emerger aún más grande la figura de ámbos.
Imperdonable no ver este documental, un legado, un poema cinematográfico sobre uno de los directores más grande y misterioso de todos los tiempos, que nos ha dejado un puñado de los mejores films de la historia del cine.
calificación: 7,5 (10)
JADC
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3 de diciembre de 2017
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un documental que desprende honestidad en cada frame, huyendo del sensacionaliso y el morbo y presentándononos el lado humano de Kubrick y D'Alessandro, logrando un interesante acercamiento a lo que las grandes obras de arte requieren respecto a su construcción y dando pinceladas de cómo era la mente de uno de los grandes directores de todos los tiempos.
gpiqueras
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18 de septiembre de 2018
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
193/07(12/09/18) Más que interesante documental que da un perfil diferente y más humano de una de las figuras más enigmáticas y herméticas que ha dado el Séptimo Arte como el neoyorkino Stanley Kubrick. Una cinta eso sí, que apasionará a los fans del realizador de “Atraco perfecto”, peor a sus no seguidores igual dejará algo fríos, y es que su estructura narrativa resulta poco dinámica y escasamente estimulante. El director Alex Infascelli se basa en la autobiografía de D'Alessandro, “Stanley Kubrick and Me”, eje central es el propio transalpino Emilio D'Alessandro, tipo que comenzó como chófer del cineasta y acabó como su asistente personal, ello durante más de treinta años (durante estos años Kubrick filmó La Naranja Mecánica, Barry Lyndon, The Shining y Full Metal Jacket), posiblemente las piezas centrales de su reverenciado legado., desde el rodaje de “La naranja mecánica” hasta “Eyes Wide Shut”, derivando en una fuerte amistad entre dos personas de personalidades muy diferentes, ejemplo es que a Emilio no le gustaba el cine, y no vio las películas de su “jefe” hasta décadas después de empezar a trabajar con él. D'Alessandro fue promesa frustrada del automovilismo, que por casualidad se cruzó en la vida de Kubrick y entonces comenzó su duradera y vampírica relación, un D'Alessandro que es entrevistado en el garaje de su hogar, mostrándose elocuente y muy nostálgico, rezumando gran cariño por su antiguo “jefe”, relatando un caudal incesantes de anécdotas con él, una visión periférica del genial y cuasi-misántropo director, un semblante que lo humaniza, dejando de lado su maestría cinematográfica, que aquí es solo algo tangencial. Aparte de las narraciones notables del “chófer”, hay poco más, juegos de profundidades con fotografías, fotos de Emilio con Kubrick, en escenarios de sus films, con actores famosos, o ver el gran tesoro que tiene en su garaje de atrezo kubrickiano (hace la entrevista Emilio con una chaqueta militar verde con el nombre KUBRICK en la solapa, del rodaje “La chaqueta metálica”), como esa Mítica alfombra del Hotel Overlook desplegada en la sala de estar, hay también un incesante discurrir de notas firmadas “S” (Stanley), llegando a agobiar una vez la idea de su obsesión por los posis ha quedado bastante acreditada (esto con voz que dobla la de SK de Clive Riche), pero a los seguidores (como yo) de uno de los más grandes creadores que ha dado la Historia de la Humanidad les apasionará este perfil distinto del carácter del artista. La película ganó el Premio David di Donatello 2016 al Mejor Documental. También nominado en los European Film Awards 2016 a la mejor película documental. La película también ganó el Festival de cine de Master of Art en el Mejor documental en la sección de teatro y cine.

D'Alessandro, originario de Italia, se mudó a Inglaterra con su esposa, donde comenzó a trabajar como taxista mientras aspiraba a convertirse en piloto profesional de autos de carrera. Eventualmente tenía un trabajo como chofer, cruzándose con el ingenioso director que lo contrataría como su conductor personal. Aunque Kubrick era un jefe bastante difícil y exigente, D'Alessandro lo consideró un amigo y confidente, y reflexiona sobre sus muchos años trabajando para el director con gran cariño.

Una noche intempestiva a principio de los años 70, con las calles nevadas de Londres, llega el encargo a Emilio de si quiere trasladar “algo” rápidamente en su coche a unos estudios de cine, era un falo gigante que apenas pudo entrar en el auto, cumpliendo diligentemente con la misión, pero él no sabía que alguien en el set se había percatado de su profesionalidad, Stanley Kubrick, siendo llamado para entrevistarse con alguien, un tipo barbudo y con aspecto desaliñado que lo fichó como conductor personal en su finca en Abbots Mead, y más tarde en Childwickbury Manor. Pero de este rol de chófer fue alargando sus funciones a chico para todo, desde fontanero, veterinario (las anécdotas con el “zoológico” de peros, gatos, conejos, son impagables), jardinero, mayordomo (impresionante como se preocupa del papel higiénico para el reparto de “The shinning”, o de colocar termómetros en todas las habitaciones de su hogar), traductor (cuando le hace llamar a Federico Fellini sobre detalles fílmicos, y tras las cuestiones, Fellini hace preguntas personales sobre SK y este reacciona de modo asocial es simbólico de la personalidad misántropa del Genio) e incluso padre sustituto cuando acompañaba a sus hijos y familiares de SK, y a la par creando un vínculo afectivo entre los dos, ejemplificado en varios momentos del relato, como en el accidente del hijo de Emilio (escribiendo en una de sus notas a D'Alessandro, "No se preocupe por los costos (de los mejores médicos), me ocuparé de eso", como en la lacrimosa despedida-jubilación (en falso, pues luego volvieron, como en el reencuentro, y sobre todo en como Emilio se comporta con SK tras ver los primeros achaques, conmovedor con narra Emilio la dificultad que tenía Stanley para partir una tableta de chocolate (síntomas que desgraciadamente llevaron a su muerte).

Durante la narración Emilio cuenta decenas de historias sobre Kubrick: Que si tenía un enorme camión en el garaje que nadie sabía conducir; Que si SK era un conductor pésimo, teniendo que echarlo un día del asiento de piloto; Que si era un apasionado de los autos y particularmente de la marca Mercedes; La consabida obsesión por el mínimo de talle; las idas y venidas (hasta cuatro veces al día) que le hizo volar de Dublín a Londres durante el rodaje de “Barry Lyndon”; Que si la dedicación a jornada completa que exigía, haciéndole peligra r a Emilio su matrimonio con Janette;…
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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