Cerco de odio

Con un comienzo inolvidable, retrato fantástico y contemporáneo (sesenta años después) de lo que es la gran ciudad, arranca una notabilísma producción dirigida por Rudolph Maté y protagonizada por un realmente espléndido Lee J. Coob. Enfrascado en esa vorágine en la que estaba sumergido el cine americano y que no hacía nada más que crear obras de arte, "The Dark Past" se adentra en la psicología del criminal a través de los ojos del Dr. Andrew Collins (Lee J. Coob) que disecciona desde el primer fotograma el complejo mundo de la mente humana y más concretamente de la mente delictiva.

Con un bien manejado flashback, como no podía ser de otra manera, el Dr. Collins nos cuenta su historia; una historia que tiene como protagonista a Al Walker (William Holden) un peligroso gángster que llega con sus secuaces a la casa del Doctor huyendo tras haber escapado de la cárcel. Formato parecido en otras producciones y que enivitablemente vienen a la mente como "Horas Deseperadas" (protagonizada por Bogart) donde la tremenda fatalidad cruza en el destino a una familia de bien con peligrosos delincuentes. Esta "casualidad" la aprovecha un buen guión para juntar en un mismo salón al buen ciudadano y al criminal, al Doctor y al enfermo. Y es aquí donde la película se desarrolla virtuosamente.

Un excelente, magnífico Lee J. Coob ejecuta a la perfección un papel fascinante donde en todo momento situa al bandido donde le corresponde, sobrepasándolo y llevándolo a un terreno donde la violencia resulta del todo incomprensible. Utilizando el ajedrez, la música, los libros, la conversación...la película se convierte en un alegato por la reinserción, por la reincorporación a la sociedad de aquellos que no están perdidos del todo. Sin duda, también hacer mención a unos cuantos diálogos sobresalientes entre Coob y Holden (da una aceptable réplica) y que hacen de su mano a mano una parte importante del metraje. Completada con una gran música y una puesta en escena bastante sencilla pero sólida, "The Dark Past" es otra de esas obras solo cercanas para los amantes del noir pero que pone en juego un tema de absoluta vigencia hoy en día, y que te regala despúes de su visionado otro buen ratito de reflexión y discusión. Impagable

Pese a ser un argumento convencional, una película breve y resultar algo pesada en la disección psicológica del personaje de Holden (un asesino llamado Al Walker), Maté sirve con talento y magnificiencia esta tanto intriga como drama psicológico en el que un gángster secuestra en una casa a un grupo de personas, entre ellos un psiquiatra policial (Cobb) quien intentará llegar a las raíces de la violencia de éste. "Cerco de odio" contiene no poco caracter moralizante y didáctico, y una justificación de la violencia del gángster, sin cargarle toda la culpa a él, sino a su subconsciente y a una infancia traumatizada (hay una racionalización de la irracional violencia del asesino, pues).
Con un duelo interpretativo vigoroso y rígido entre Holden y Cobb, se trata de una película notable, bien fotografiada y con fuerza.

Grandes intérpretes para dar cuerpo a una historia seria y bien construida, que se adentra en los problemas de los personajes principales y los desarrolla de una manera notable.
Con pocos elementos y reuniendo a los protagonistas en un espacio reducido, consigue desarrollar y adentrarse en las fobias y preocupaciones de uno de los protagonistas, a través de unos diálogos mordaces y penetrantes, que desarman la coraza del protagonista, para alcanzar el origen de sus inquietudes y comportamientos violentos, a través de todo un análisis de la psique humana, que da cerco al odio del subconsciente.

Cuando terminó la IIGM se empezaron a rodar películas de temática psicológica. Parece que aquella alegría que había reinado en hollywood durante la década de los 30 sea había transformado en un gris pesimismo.

Rudolph Maté en su segunda película como director se centra en radiografiar la mente de un criminal en serie. La idea aparentemente es atractiva, pero a medida que avanza se va desinflando, puesto que el guión no da para mucho más.

Es curioso ver a William Holden en un papel de criminal, creo que pierde su naturalidad y se vuelve más histriónico. Lee J. Cobb que solía hacer papeles de hombre de carácter es quien mejor está, haciendo de ese psiquiatra tan efectivo.

Una película simplemente interesante.

Tensa intriga psicológica de tono reflexivo con retazos oníricos y freudianos en la que se dan cita el drama y el cine negro bajo una atmósfera claustrofóbica.

El director Rudolph Maté junto a su equipo de guionistas, logran definir magníficamente a sus personajes, especialmente a los dos protagonistas principales, extraordinariamente interpretados por unos portentosos William Holden y Lee J. Cobb. La vibrante interacción entre ambos alcanza en ocasiones una intensidad abrumadora.

La película, narrada en flashback, adapta una novela de James Warwick para indagar en la mente de un criminal con el fin de entender su errático comportamiento y conseguir que no se repita.

A pesar de resultar un tanto cargante por momentos y algo redundante en su vehemente exposición de motivos, este notable debut de Maté en la dirección tiene éxito en la creación de una ansiosa inquietud y en saber mantener el interés del espectador a lo largo de su escaso metraje.