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El fin es mi principio

Drama Cuando un hombre extraordinario que lo ha vivido todo ve acercarse su fin, decide llamar a su hijo para reunirse con él por última vez en su casa de la Toscana. Su intención es compartir unas valiosas conversaciones sobre la vida que ha llevado como corresponsal de prensa en el sureste asiático, los cambios políticos y sociales de los que ha sido testigo, y la transformación espiritual que ha experimentado en sus últimos años. Pero para ... [+]
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Críticas 10
Críticas ordenadas por utilidad
15 de julio de 2011
17 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Empiezo diciendo que me quito el sombrero ante la actuación del gran Bruno Ganz (también conocido como el ángel Damiel de "El cielo sobre Berlín" o Adolf Hitler en "El hundimiento") en su papel de padre. Literalmente Bruno se come la pantalla, es un monstruo de la escena, sólo por ver su interpretación ya merece la pena ir al cine.
Es una película interesante, sobre todo para aquellas personas a las que no les importe mirar la muerte de frente y con las que se pueda hablar de lo divino y lo humano sin miedo, porque no todo el mundo asimila con facilidad esta palabra. Vivimos en una sociedad que evita el tema de la muerte, nos entretenemos en cualquier cosa por no pensar que algún día será el último para nosotros y nuestros seres queridos, pero esa es la realidad y por mucho que la evitemos ella no nos va a evitar a nosotros.
Lo que más me gustó fue que no lloré; con lo llorica que soy, porque la intención (y creo que el logro) de esta película es que te enseña que se puede morir con una sonrisa en los labios y la satisfacción de haber vivido una vida plena y que los demás pueden sentirlo así y soltarte para que “sigas tu camino” y ellos hacer el suyo porque “todos podemos ser lo que queramos”. Lo que ocurre que esta visión es muy oriental, en occidente seguimos muy apegados a la persona y esto nos suena a cuento chino, pero en la película está muy bien transmitido y ojalá todos viviésemos y muriésemos así, cuanto dolor y miedo se iría de golpe, cuanto sufrimiento prolongado a veces durante años y años…
Podría ser perfectamente una obra de teatro porque ante todo son conversaciones padre-hijo, pero algunas se atreven a dar opiniones muy sinceras que a mí personalmente me tocaron bastante y espero profundizar con la lectura del libro.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Bhavya
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6 de febrero de 2012
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es formidable encontrarse con un film que sea capaz de llegarte hasta lo más profundo del corazón y a su vez, llegues hasta tal punto de conexión con el protagonista, que acabas metiéndote en su piel. Es increíble el nivel de tranquilidad y armonía que se respira en “El fin es mi principio”, lo cual como he dicho, llega a conseguir que el espectador consiga algo que pocos films consiguen: placer.

La historia es simple pero profunda, en la que un padre, Tiziano Terzani (Bruno Ganz) escribe a su hijo una carta para que vuelva a la Toscana para mantener una última conversación con él, debido a que le queda poco tiempo de vida. La intención de Terzani es que su hijo Folco (Elio Germano) grabe estas conversaciones que tendrán, en las que hablarán de diversos temas como la vida que tuvo como corresponsal en Asia, lo que hay después de la muerte, el capitalismo o la iluminación espiritual.

Decir que la interpretación de Bruno Ganz (“El hundimiento“, 2004) es grandiosa es quedarse corto, pues el actor alemán realiza uno de los mejores papeles que he visto, por no decir quizás el mejor. Ganz da vida a Tiziano Terzani, un hombre que ha vivido una vida plena, llena de experiencias que le han dotado de una gran sabiduría y que ahora, siendo consciente de que su vida acaba, quiere dejar constancia de su legado a través de su hijo. Siempre vestido con una indumentaria blanca de estilo hindú y dotado pese a todo de una cierta tozudez que acaba siendo adorable, Terzani acaba siendo un personaje que acaba por tocar hondo al espectador con su narración. La narración de su vida, de la cual se acaba reflexionando y viendo si hay algún propósito en ella. La otra cara de la moneda es Elio Germano (“Mi hermano es hijo único“, 2007) quien interpreta a Folco Terzani, hijo de Tiziano, quien realiza la función de documentar todas las conversaciones que realiza con su padre en este último viaje, en el que también descubrirá cosas que no sabía.

El film no presenta grandes sorpresas ni espectacularidad alguna, simplemente, como dice Tiziano, es una conversación de tú a tú entre padre e hijo bajo el emparrado del jardín de la Toscana en el que el principal protagonista relata su gran viaje por esta vida.

El compositor y pianista Ludovico Einaudi realiza unos temas maravillosos que al igual que la historia del protagonista, penetran con la suficiente fuerza como para escucharlos posteriormente tras la visualización del film. Es una gran desgracia (tal y como lo digo) que tras una más que exhaustiva búsqueda por todos los lares de internet, no esté o no exista siquiera una banda sonora del film. Simplemente, y tras realizar dicho rastreo, lo único que he podido localizar es uno de los títulos llamado “I Suoni Degli Dei”.

(Sigue en el SPOILER sin desvelar detalles del argumento por falta de espacio)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
SCuenca
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17 de julio de 2011
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tiziano Terzani, se prepara – y también a los suyos- para experimentar aquello que considera ser lo único que no ha experimentado en vida, la muerte.

Con esta suculenta y atractiva consideración, comienza la película “El fin es mi principio”, acompañada de la imagen de un pincel mojado en tinta china que dibuja un círculo, el circulo de la vida aún sin cerrar.

Como película, es una cinta sencilla, fácil de ver, teatral, con diálogos inteligentes, actuaciones notables y un montaje muy efectivo que evita que la película caiga en el tedio o en el desinterés.

Si bien la película no es de esas que te hace salir del cine con un buen regusto a palomitas, sí es de las que, aunque estés o no de acuerdo con sus teorías o tesis, sales del cine con la película ronroneando por algún recoveco de tu cerebro, evitando el olvido o interesándote en lo que has visto.

Tiziano, parte de la teoría de que ha vivido una vida plena que le ha llevado por todo el mundo, a vivir en sociedades anheladas, a disfrutar de su trabajo… Vida plena e interesante, pero al final lo que realmente interesa es tener la certeza de al menos haber vivido una vida propia en la que te puedas reconocer. Y para esto Ternazi, parte de la evolución y la involucración del hombre en la naturaleza como Arjé de tu vida, evolución que te lleve a comprender que no eres más que esa mariquita de salta desde una brizna de yerba hacia el infinito de un valle; evolución que te permita despojarte de esos filtro sociales que han ido configurando tu personalidad e instalando los distintos prejuicios sociales, económicos, o incluso religiosos o empresariales, los cuales te hacen pensar y moverte en pos de ciertos intereses más bien egoístas, guiados al propio interés; saber que la guerra es una herramienta que no soluciona nada. Al final la evolución y la involucración te hacen saberte como parte insignificante del universo, como esa mariquita que has visto saltar hacia el abismo o hacia la muerte con toda naturalidad. Saberte que no eres nada dentro de este enorme cementerio tan bello llamado planeta Tierra.

Debe ser interesante poder llegar a este sencillo Nirvana, pero la verdad, con un banquero en la chepa, un estado en fase de leviathan , y una vida por delante, de la cual lo único seguro es que vas a morir ¡eso sí, pagando!, la cosa cambia. Pero a veces dan ganas de irte a la India o a tu pueblo y dedicarte a algo tan simple como comer comida, beber bebida y correr corrida, deseando alcanzar la simbiosis con el alma de la naturaleza, hasta convertirte en mariquita presta a dar el gran salto con alegría y naturalidad cual viaje espiritual en que sabes que eres nada, o parte de la misma.

Recomendable.
iovErdÈ
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3 de agosto de 2011
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
He aquí una historia sencilla, y como todo lo sencillo, genial. Un hombre se muere, y como humano que es siente algo muy humano; quiere la inmortalidad. No un alargamiento de su camino vital, que también podría ser, mas bien transmitir sus vivencias a su vástago.
Es así como en un lugar rodeado de la naturaleza, viva, en ese bello cementerio, en un lugar en el mundo, ocurre ese transitar rumbo al encuentro de la muerte. Un estado, un principio de algo como dice el titulo, y no esa visión de la parca con la guadaña a cuestas.

Así pasa el tiempo que queda un viejo que ha vivido su vida a su manera, y quiere que su hijo viva la suya. El padre relata los momentos de alegría y en los que paso miedo, Habla de China, del comunismo. El hijo lo graba, en cintas y en la memoria, que no se pierda.
Y así es como de casta le viene al galgo, y el hijo muestra la rebeldía del padre, el querer vivir su vida. Y se sube al árbol cual niño. Esta preparado.

Y servidor, sin irse más por las ramas, aconseja ver esta película. Que curiosamente a lo mejor se me habría pasado por alto ver sino fuera porque me la recomendaron encarecidamente. Lección de vida, me dijeron. Puede que sea así... aunque quizá para paladares exigentes se les antoje un poco bienintencionada, poniendo sobre la mesa temas y pensamientos manidos, demasiado comunes y corrientes, casi de manual... o me lo parece un poco a mi, y creo que va a ser esto ultimo.

Pero eso no quita que contenga diálogos padre, hijo, en realidad soliloquio del padre a ratos, muy interesantes y de los que se pueden extraer enseñanzas.
No obstante no se puede alejar uno del propósito de la película, que es acercarnos a un personaje, y su manera de afrontar sus últimos días en la tierra.
Elio Germano da vida al hijo, con ese aire alegre y vital, cumple su función con eficacia. Y Bruno Ganz, actorazo donde los haya, nos deja otra interpretación magistral.

En resumen, hay que dar gracias a las épocas de sequía del cine, al verano que nos obliga a algunos a bucear en otros cines, algo que deberíamos hacer por costumbre y que en mi caso me hace sentirme culpable, ahora mismo me abofeteo, y así descubrimos películas que merecen la pena y nuestro tiempo, que algún día se acabara. Mientras vivamos.
JVMarq
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14 de agosto de 2011
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
No consigo entrar en lo que Tiziano Terzani nos quiere transmitir a través de este texto. Y digo TEXTO porque no hay realmente guión. Y la pelicúla se queda corta como cine,es más un monólogo teatral con Bruno Ganz y sus movimientos de manos tan expresivos porque encarna a un italiano,supongo. Cuenta unas vivencias interesantes,pero que no ahondan lo suficiente como para emocionar al espectador . La he disfrutado,pero esperaba que me llegase al corazón y no ha sido así. Ni siquiera con la gran ayuda de la belleza de las imágenes de la Toscana y de la exquisita compañía de la música de Ludovico Einaudi.
larser
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