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Somos la noche

Terror. Thriller. Fantástico. Romance Una noche, Louise, la líder de un trío de vampiras, muerde a la joven Lena, cuya vida desde entonces será a la vez una bendición y una maldición. Al principio, disfruta de una libertad sin límites, del lujo y de las fiestas. Pero, al mismo tiempo, no puede soportar los instintos asesinos y la sed de sangre de sus compañeras. Además, se enamora de Tom, un joven policía, y entonces no tendrá más remedio que elegir entre el amor o la inmortalidad. (FILMAFFINITY) [+]
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Críticas 31
Críticas ordenadas por utilidad
31 de octubre de 2010
43 de 48 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Cuánto hace que no habéis visto en el cine vampiros/as que no se reflejen en los espejos? Yo creo que desde el Drácula de Coppola. Pues así es la naturaleza de estas vampiras alemanas: absolutamente clásica. No así el entorno en que se desarrolla la historia, una metrópolis alemana contemporánea.
Las vampiras de Wir Sind die Nacht (que es el título original de esta producción alemana) rebosan personalidad y estilo. También la producción tiene un aspecto muy cuidado, excepto en algunos momentos en que nos recuerda demasiado a las series de televisión provenientes de ese país.
La historia tiene alguna flojera argumental, pero el conjunto es muy recomendable. Sin aportar nada especialmente original, no es más que otra versión más de las historias de vampiros, pero una que merece ser vista.
Y si tenéis la oportunidad de verla con las voces originales en alemán, mejor que mejor; le da un punto de autenticidad muy interesante.
tomeral
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26 de octubre de 2011
23 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Somos la noche está protagonizada por una joven delincuente (Karoline Herfurth) que una noche es mordida por una vampiresa llamada Louise (Nina Hoss), quien, junto a Nora (Anna Fischer) y Charlotte (Jennifer Ulrich), la iniciará en un mundo lleno de placeres y lujos. Pero cuando sus nuevas amigas muestran su lado más violento y oscuro nuestra protagonista comienza a replantearse muchas cosas…

El director de la muy interesante La ola (Die Welle) cambia radicalmente de registro y se pasa al cine de género. Si bien, más allá de que la historia esté narrada desde un prisma puramente femenino, no muestra demasiadas novedades dentro de tan manido tema. A destacar su colorido (especialmente sorprendente si tenemos en cuenta que se trata de una cinta sobre seres que viven la noche), el correcto trabajo de sus actrices protagonistas y varias escenas (véase la que abre la cinta o la que tiene lugar en la piscina).

La película es tan entretenida que hasta pasaré por alto males menores como, por ejemplo, la no muy bien desarrollada subtrama policíaca. Por cierto, fue premiada en el festival de Sitges.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
ddarko_1980
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25 de julio de 2012
13 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dennis Gansel firma esta vampírica producción alemana como director, así como co-guionista junto a Jan Berger. Gansel sorprendió con el giro temático que representa este film, pues su fama a nivel europeo le vino dada por su anterior trabajo, bien diferente, la conocida “La Ola”. La película “Somos la noche” gozó de un mayor presupuesto y una carrera que incluyó su presencia en diversos festivales (como la Semana de Cine Fantástico y de Terror de San Sebastián, Sitges –donde ganó un discutido premio especial del jurado- …etc) con desigual resultado en reacciones de crítica y público.

La película nos narra las correrías de un trío de vampiresas sedientas de sangre y diversión que entrarán en contacto con Lena, una joven humana perdida, sin rumbo… Pese a la diferencia entre ellas, pronto la sangre las unirá y los efectos de la inmortalidad harán su trabajo, y cobrarán su precio. Lena descubre, de la mano de la vampiresa líder, Louise, un nuevo mundo… y unas nuevas reglas, reglas que relegan a un joven policía, Tom, inexorablemente atraído por ella, a lo prohibido… es tiempo de elegir.

En unos tiempos donde la figura del vampiro en el cine se encontraba ya totalmente alejada de las pautas marcadas por el clasicismo, Dennis Gansej da un (muy de agradecer) paso atrás y de nuevo, estas sobrenaturales criaturas vuelven a no reflejarse en los espejos, ostentar colmillos, desear la sangre, trivializar la humana muerte… Pero estos vampiros, vampiresas en el caso que nos ocupa, no viven ancladas en el pasado, al contrario, se sumergen en la vida nocturna de las actuales urbes más elitistas y la exprimen al máximo (como bien versa uno de los temas musicales principales del film, “Nightlife” de IAMX) disfrutan de las fiestas más brutales, toman cuanto se les antoja, beben, disfrutan de la velocidad y el lujo…

La película mezcla diversos elementos y subgéneros, mezcla el romance con el drama, la acción y flirtea con el cine de terror en esta fantasía plagada de rostros conocidos del cine alemán, como Nina Hoss (“La Masai Blanca”) en el papel de la vampiresa jefe, Louise, o Karoline Herfurth (“El Perfume”) como Lena. Nos muestra un clan de chupasangres donde cada figura representa una tipología de vampiro distinta… el hedonista, el existencialista, el eterno buscador del amor inmortal… cada cual, encarnada en una de las actrices, salda su interpretación con éxito, ninguna inolvidable, pero todas más que correctas.

El film sorprende por su calidad técnica (visto a lo que el cine europeo nos tiene acostumbrados en estos géneros), sus efectos especiales y maquillaje, así como una más que trabajada banda sonora que desde los brillantes créditos iniciales al ritmo de “Self fulfilling prophecy” de Scala y Kolacny Brothers (curioso guiño a ritmo de coral que recuerda los primeros compases de “Entrevista con el vampiro” de Neil Jordan) nos muestra a estas vampiresas desde sus clásicos orígenes hasta su actual adaptación donde ya atruena toda una galería de música electrónica cuidadosamente elegida.

No estamos ante ninguna joya cinematográfica, pero al menos sí ante una obra que, aunque actualiza el mito del vampiro, lo hace con respeto a su base clásica y oscura (muchos han criticado lo trivial que se ha podido pintar la inmortalidad en esta película… muchos habrían de demostrar que no se comportarían en una u otra forma como hacen las protagonistas de la película cuando la ausencia de mortalidad y la posibilidad de eternidad se abre ante ellas), tiene una factura técnica más que aceptable, así como sus interpretaciones… en conjunto y en resumen, una película entretenida, digna, y por encima de la media del subgénero de vampiros de los últimos años. Recomendable.

-Enoch-
RavenHeart
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20 de septiembre de 2012
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras el inesperado éxito de su tercer largometraje La ola, Dennis Gansel recupera con Somos la noche un proyecto pasado (de título The Dawn) que estuvo en desarrollo hace más de una década y ahora da sus frutos en el film protagonizado por las actrices Karoline Herfurth y Nina Hoss, que ya formaban parte del elenco en 2001. En ella, Gansel se traslada al sugerente universo de las vampiras que en su día tocaron productoras como la Hammer o cineastas como Jean Rollin y Jesús Franco, y aunque actualmente pocos esperarían un film vampírico que destilase el erotismo de las producciones británicas ni fuese tan descocado como los trabajos rodados por Franco —para más Inri en la Alemania natal del director—, bien podría haber tomado el bávaro otros referentes no menos contemporáneos como El rojo en los labios de Harry Kümel o El ansia de Tony Scott.

Por desgracia, los tiempos cambian y la aceptación es lo primero. De ese modo, Gansel sitúa a sus criaturas de la noche en un mundo de luces de neón y sonidos industriales para imbuirlas en una supuesta y renovada modernidad que de poco sirve a la hora de la verdad, pues ni Somos la noche parece querer adecuarse a esos cánones con un mínimo de frescura, ni el tono de la obra contribuye a crear un universo lo suficientemente medido como para atender las necesidades de una cinta que parece situarse en tierra de nadie.

Todo ello sucede puesto que en Somos la noche el humor brilla por su ausencia y su timidez se erige como un lastre que la película no puede sostener con la suficiente fuerza como para no hundirse en el fango. Porque no nos engañemos, le hubiese venido mucho mejor un aire más descocado, una falta de complejos que en todo momento se antoja demasiado lejana. En lugar de ello, prefiere acogerse a un cine mucho más retraído cuyas únicas buenas noticias no llegan ni siquiera cuando las secuencias que más deberían lucir también se sienten cohibidas ante los cuatro trucos de efecto que decide proponer Gansel para camuflar unos defectos más que patentes.

No se puede decir, sin embargo, que el film adolezca de una mala factura o no ofrezca, en cierto modo, lo prometido. Tiene momentos definitorios que otorgan a ese universo construído para la ocasión la suficiente firmeza, no olvida momentos más festivos que eróticos (cuando, quizá, y dada su naturaleza, debiera ser al revés) y, de vez en cuando, se sacude los males casi con modestia mediante secuencias de acción que tampoco le dan el envite necesario, como si en ella no tuviesen cabida cuando verdaderamente podría haber sido una de las mejores bazas manejadas por Gansel, más teniendo en cuenta que los medios ya no son los de antaño, y si lograr que una vampira pasee libremente por el techo o vuele como si la gravedad no existiese es tarea sencilla, no debería serlo mucho más construir buenas secuencias entorno a ello.

Lejos de todo eso, prefiere decantarse por un drama baladí cuya construcción parece virar entorno a las relaciones vampíricas de unas protagonistas que necesitarían una definición bastante más cuidada como para llegar a implicarnos en ese aspecto de la cinta; y es que ya no se trata de si todo se torna típico (la relación con el policía, temáticas no explotadas por querer virar hacía otros terrenos —la escasa referencia a la relación entre Louise y sus compañeras—, etc..), más bien es cuestión de indefinición, porque más allá de los pobres bocetos que resultan ser cada uno de sus personajes, también está la indefinición de un ejercicio que no sabe si comportarse como un epidérmico drama, una propuesta más descocada cuyo desmelene no termina de surtir efecto o una cinta con ramalazos de acción que ni siquiera ofrecen el suficiente convencimiento.

En conclusión, al final uno ya no sabe si Gansel prefiere persistir en ese tono diluido o si, simplemente, debe tomárselo todo como un entretenimiento menor, mal que pocos aceptarían a juzgar por el comportamiento de un film del que al final no se esperan ni los inocentes chorretones de sangre de siempre.


Crítica para www.cinemaldito.com
@CineMaldito
Grandine
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14 de noviembre de 2010
15 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Este año en el Festival internacional de cine fantástico Sitges 2010 se homenajeaba El Resplandor por su 20 aniversario, se guardaba un hueco para los zombies y se han mostrado un gran número de películas de temática vampírica. Una de estás películas que llamaba la atención era Wir sind die Nacht (We Are The Night), del diretor de Die Welle (La ola) del año 2008. Con un proyecto de mayor presupuesto se enfrasca en una producción más comercial y acorde con los tiempos que corren. Es difícil innovar en las películas de vampiros, o por lo menos ser original. No creo que esas fueran las intenciones de esta película, aunque han intentado salirse un poco de la tangente centrándose en las vampiresas como protagonistas. Procurando crear un mínimo de controversia, pero sin querer asumir demasiados riesgos, el resultado final es una película muy prescindible.

La película barre hacia una especie de feminismo extraño, es como intentar un "a ver que pasa" cuando se muestra la desigualdad de genero cinematográfica hacia el sector masculino, pues suele ser al contrarío cuando se da el caso. Pero en mi opinión, en muchos momentos de la película se muestra una faceta de las mujeres un tanto insultante, se generaliza con unos tópicos con los que claramente puedes deducir que el guión está escrito por hombres. De todos modos y sin entrar en debates de índole sexual, el guion de la película me parece bastante malo, pues recurre a muchos tópicos argumentales y encima está desarrollado de una forma un tanto estúpida. Los personajes de las protagonistas vampiras no están mal desarrollados, pero se quedan en simples estereotipos forzados, la profundidad que se intenta otorgar a los personajes es insulsa.

La estética de la película está muy conseguida, no para mi gusto, pero hay un buen trabajo artístico detrás. Así como los efectos especiales, muy trabajados pero innecesarios para el tipo de escenas que se utilizan. Al final no se puede evitar pensar que la película es una mezcla entre Crepúsculo y Sexo en Nueva York con escenas de acción rozando el estilo de Matrix. Es una lástima, pues podría haber sido una película sobre vampirismo con un enfoque moderno, pero con planteamientos interesantes. Pero los elementos que se destacan para llamar la atención hacen de la película una estupidez de la que solo puedes salvar escenas contadas por lo visual, pero sin llegar tampoco a mostrar nada nuevo ni sorprender demasiado.
Orlok
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