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Outrage 2

Thriller Otomo sale de la cárcel dispuesto a derrocar al clan Sanno, que lo dio por muerto años atrás. A esta venganza personal se suma una guerra entre familias rivales y, también, la ofensiva de las fuerzas de la ley contra el crimen organizado. (FILMAFFINITY)
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Críticas 10
Críticas ordenadas por utilidad
14 de octubre de 2012
14 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si en la primera entrega de "Outrage" (2010) Kitano se las ideaba para reinventarse como director llevando al límite sus obsesiones sobre el cine de yakuzas, firmando una pelicula casi crepuscular en la que se acercaba al estilo de un Fukasaku o Peckinpah (aunque sin perder su identidad propia) en "Outrage Beyond" encontramos un ejercicio cinematográfico aún más depurado realizado por quien es indudablemente una de las figuras clave para entender el cine japonés de los últimos 30 años. Desgarrada y descarnada, "Beyond" se inicia en el final de la primera película sin que eso signifique que no pueda disfrutarse por separado, con varias familias de la yakuza intentando asumir el control de varios territorios y echar del cargo principal de a miembro rival.

La primera parte del film es puramente discursiva. Se nos pone en situación sobre las familias y sus personajes, los tejemanejes políticos y de corrupción, a varias bandas, involucrando no sólo a los miembros mafiosos sino a la propia policía; uno de éstos intenta que se inicie una guerra entre miembros del clan, de hecho, lo que lleva a una segunda mitad en la que no hay cuartel, de pura masacre. Kitano filma como si llevase toda la vida haciéndolo, usando infinidad de recursos naturalmente y sin buscar el exhibicionismo, sacando total provecho de la historia que tiene entre manos para convertirla en una excusa para hablar sobre temas más importantes y que pueden asociarse al momento actual.

Con un reparto excepcional entregado a la causa, dando vida a personajes con una escala de grises y varias motivaciones para actuar como lo hacen, lo importante aquí es constatar que Kitano (como realizador, guionista e intérprete) filma otra nueva joya con aspiraciones a perdurar en el tiempo, como la anterior o "Brother". Filmes sobre la yakuza con una mirada muy particular, cine casi operístico que demuestra que aún no está todo dicho en según qué casos y que, en "Beyond" tiene además un cierre excepcional. De lo mejor visto en Sitges 2012 y seria candidata a una de las grandes películas del año.
Caith_Sith
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26 de mayo de 2013
12 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si la primera fue buena, la segunda entrega también lo es, y Kitano muestra una vez más que sabe desenvolverse perfectamente detrás y delante de la cámara, con un tema siempre llamativo, como es la Yakuza, pero enmarcándolo en la actualidad, pero siempre rodeado de la tradición, ambición y la venganza.

Outrage Beyond, es la continuación de la anterior entrega, continuando la historia 5 años después del final de la anterior, la muerte en la piscina de Sekiuchi jefe de los Sanno, donde ahora están comandados por el ambicioso Kato, y como segundo a Ishihara, el traidor (ex miembro de Otomo). Pero como no puede faltar, otro trío de personajes además de los descritos, marcan el devenir del film, Otomo (Kitano) reaparece, Kimura y Kataoka (detective rastrero), dando comienzo a la historia de venganza, ambiciones, rencores y honor.

Actuaciones buenísimas, un desarrollo de la historia técnicamente comprensible, haciendo fácil su entendimiento, guiones cargados de testosterona, buena dirección, una buena fotografía, música aceptable, escenarios de lujo, es decir, todo por encima de la media, que consiguen hacer disfrutar hasta el más enano.

Como siempre Kitano no decepciona, excepto en sus comedias, y los amantes de este genial personaje lo agradecerán y los que no, seguro que acaban enamorándose de él.
Ranxomare
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19 de febrero de 2013
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras una de sus mejores películas que precisamente se alejaba del género fundacional en la carrera de Kitano para servirnos Zatoichi, el nipón entró en una etapa de agotamiento creativo que le llevó a crear una suerte trilogía compuesta por Takeshis’, Glory to the Filmmaker y Achilles and the Tortoise en la que reflexionaba acerca de esa crisis ofreciendo visos de parodia. No obstante, ese mordaz ejercicio donde su cara más melancólica y humana quedaba patente, había llegado a un peligroso punto de no retorno, tanto por el hecho de mostrarnos a un cineasta lejos de su faceta habitual que, sin embargo, continuaba sorprendiendo, como por ofrecer un discurso que a cada paso parecía sentirse más débil y, pese a otorgar gratos resultados, se alejaba en exceso de lo que el autor de Hana-bi un día fue.

Pero Kitano nunca ha sido un autor conformista (lo demuestra haber tocado todos los palos de la baraja, desde la comedia destartalada de Gettin’ Any hasta el drama marciano de Dolls, pasando por el «chambara» de la ya citada Zatoichi), así que decidió iniciar la nueva década volviendo a sus orígenes para encandilar de nuevo a su público con Outrage, un «yakuza eiga» que rememoraba los códigos de un cine que, con esta nueva aportación, empezaba a mostrar la asombrosa madurez de un autor que se sabe conocedor de los últimos pasos en su carrera.

Nada más lejos de la realidad, y tras la buena recepción que tuvo Outrage, Kitano vuelve ahora con Outrage Beyond demostrando que esa madurez podía alcanzar puntos aun más álgidos en su filmografía, y sugiriendo con esta segunda parte que su cine está más vivo que nunca. En ella, logra catalizar todos los elementos que habían hecho de Outrage un merecidísimo regreso, consiguiendo el equilibrio perfecto entre los momentos más discursivos de su obra y aquellos donde la violencia acapara la atención casi en su totalidad. Una violencia que, como ya ha acontecido a lo largo de su carrera, continúa siendo casi aséptica en un sentido que va más allá de lo meramente formal; ya no estamos hablando de si Kitano ofrece un recreamiento o no, hablamos de la constitución de esa violencia como un factor capital para comprender ese universo «yakuza» como un todo, sin que este irrumpa de repente y rompa una armonía que el nipón establece y conserva con una facilidad pasmosa.

Todo ello, se debe a la veteranía tras las cámaras de un cineasta que usualmente ha ofrecido un tono seco, incluso estéril en ocasiones, y aquí además de ello parece emanciparse de ese humor suyo tan particular (aparece, pero más a cuentagotas que nunca) que distendía el carácter de un cine extemporáneo. Pero más allá del tono, Kitano ha logrado algo de lo que muy pocos cineastas pueden jactarse: emplear la cámara como un elemento invisible, imperceptible para los ojos de un espectador que ya no observa un travelling que sale de una habitación repleta de cadáveres al exterior, observa un áspero mosaico propio del universo de un cineasta en el que los cadáveres no son más que otro componente en la personificación de ese universo, único e intransferible.

Pero llegados a estas alturas, hablar del cine de Kitano como un universo sería estar faltando a la verdad; su narración ya no se concibe como un relato o historia, se ha transformado en un narrador de antologías que, generalmente, copaban horas y horas de metraje en el mundo cinematográfico pero, sin embargo, en el ideario del japonés quedan resueltos en no mucho más de cien minutos donde amplía horizontes con respecto a Outrage: otorga más protagonismo a personajes que terminan siendo vitales en la trama, condensa esa antología en secuencias dialécticas que describen un panorama sin necesidad de complementos visuales y la escinde volviendo por los fueros de esa violencia de la que ya hemos hablado, pero ofreciendo un equilibrio perfecto a uno de esos films que parecen encontrar la armonía tonal con cada minuto que pasa.

Outrage Beyond es la consagración de un estilo donde ni siquiera se puede acusar al propio autor de mirarse el ombligo: su personaje tarda en aparecer en pantalla cerca de una hora y, aunque todo gira entorno a una figura que desmitificaba en su anterior film (nos referimos a la del autor como intérprete en su propio mundo), que aquí comparte protagonismo con un organismo policial que se va alzando con el paso de los minutos y cobra fuerza con una fiereza inusual en el cine de Kitano, las consignas de ese personaje no hacen más que recordarnos que en la yakuza no hay buenos o malos (en el sentido más figurado, el de relacionar policía y mafia directamente con esos adjetivos), hay cadáveres y supervivientes, todo ello constatado en una última escena que es la consecución perfecta de una expresión que en Outrage Beyond encuentra su punto álgido.


Crítica para www.cinemaldito.com
@CineMaldito
Grandine
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2 de marzo de 2013
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Kitano sigue siendo Kitano en la 2º parte de Outrage. Después de recuperar su cine de yakuzas y violencia en la 1º parte, en la continuación sigue con la trama de la 1º parte. Durante varios minutos nos muestra como se ha organizado el clan Sanno y nos descubre sus luchas internas, todo con un ritmo bastante tranquilo y es a partir de la aparición de Beat Takeshi en la pantalla que la película y la violencia se aceleran, con alguna escena memorable, donde consigue como pocos que te rías con situaciones bastante violentas.

Película muy correcta, donde te vas con la sensación que has visto lo que esperabas ver, no llega al nivel de sus mejores películas pero es muy entretenida y el final es sorprendente.
trocko
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16 de octubre de 2012
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quien haya visto la primera parte casi ha visto ya esta película. Cine de mafias en el que cuesta mucho seguir la historia, hay muchos nombres, muchos personajes, muchas traiciones y mucha muerte. El ritmo es el acostumbrado, lento. Las interpretaciones son las acostumbradas, muy sobrias, muy pausadas, muy buenas. La estética es excelente, como siempre. Los personajes son los acostumbrados, mafiosos arrogantes, violentos, traidores y cabrones; no hay apología de la yakuza, son delincuentes y son malvados.

Se echa de menos algún personaje femenino, demasiado maromo en esta historia, el ministerio de igualdad debería de hacer algo.

Para mí la diferencia con respecto a la primera parte es el personaje interpretado por Fumiyo Kohinata (el policía que sonríe), al contrario que me pasó con la primera parte en esta cinta sí que encuentro un personaje con el que empatizar, esto para mí fue lo que en la primera parte me dejó tan mal sabor de boca (eran todos demasiado cabrones).

Tienen razón los críticos, más de lo mismo de siempre, pero esto no tiene por qué ser malo.
trinitotolueno
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