En defensa propia

Dada la explicación que hace el personaje de Sam Worthington en una escena clave de la película, la acción parece situarse en alguna zona rural del estado de Carolina del sur, donde dos jovenes hermanas viven junto a su esclava con el corazón en el puño mientras su hermano y su padre luchan en la batalla.

The keeping room no aspira a ser una obra maestra ni la reinvención de nada, simplemente un sencillo western bien narrado y ambientado en el sur estadounidense que el ejercito yankee aplasta y destruye a cada paso que dan. Aqui no hay batallas, si no que entra en juego algo que podemos ver bastante ultimamente en el género del terror, que es el juego del "gato y el ratón", donde estas tres jovencitas deben defenderse como sea en su propia casa de dos soldados del norte que estan muy lejos de sentir ningún tipo de humanidad.

La película en líneas generales me gustó, no voy a decir lo contrario, Es entretenida y está bien interpretada por todo su elenco, quizás se hecha en falta algo más (muy de acuerdo con esa critica que dice que la película parece acabar en la parte más interesante), pero, como ya he dicho, no aspira a ser más de lo que puede ofrecernos.

Otra vez más, las críticas profesionales me dejan estupefacto. Viendo los círculos rojos, me la puse mientras cogía el sueño en la cama para eso, para quedarme dormido. Esperando que sería floja pero por la curiosidad de la sinopsis, el sugerente cartel y la presencia de Brit Marling. Por ver un poco y cerrar los ojos. Y según he acabado, desvelado, escribo esta crítica para que no dudéis en verla.

Una peli de bajo presupuesto, sí, pero con una historia poderosa, unas actrices en estado de gracia y una reflexión certera y actual sobre la guerra y la violencia que historicamente viene sufriendo la mujer. Un relato en clave de thriller apocalíptico que pone el foco en el empoderamiento femenino, con algunos momentos de vida, emoción y verdad entre las protagonistas realmente hermosos, con un par de secuencias dramáticas que suben el nivel del género.

Estaba todo el rato esperando algo malo, una situación floja, un bajón en los conflictos o en la trama pero poco a poco me daba cuenta que no, que estaba ante una película grande, profundamente bella. Alucino con la ceguera de algunos críticos, más habiendo, dentro de este género, auténticos truños. Este a lo mejor no conecta contigo igual que conmigo, no es de 10, ok. Un tono áspero y sobrío que a lo mejor no gusta a todo el mundo pero sin excesivos puntos muertos, con acción. Y drama, suspense, documentación histórica, buenas interpretaciones junto a un punto de vista fresco dentro del western bélico y el survival apocalíptico. No sé qué más se le puede pedir una peli con esta producción, me ha sorprendido muy gratamente.

Es curioso ver cómo dos películas tan parecidas en su contenido como “En defensa propia” y “En el bosque” coincidan en la gran pantalla con apenas una semanas de diferencia. Dos películas que a pesar de distantes en la época en la que se desarrollan, son muy parecidas en su temática. Ambas saben ambientar a un par de personajes (tres en el caso de la primera) en situación complicada que por diferentes circunstancias deben enfrentarse a la soledad de un mundo desolado y sin valores sin apenas preparación.

La primera es futurista, en un momento indeterminado y con una situación sin origen conocido, en la que dos hermanas sobreviven en una casa inteligente. Sin electricidad necesaria para las tareas diarias, ven cómo la sociedad se rompe y todo vuelve a la edad de piedra para recuperar aquel modo de vida sin reglas; la segunda narra también la vida de dos hermanas acompañadas de una sirvienta negra y ambientada en los difíciles momentos finales de la guerra de secesión que se enfrentan a un par de soldados que vagan sin rumbo y sin reglas. En ambas películas se refleja bien la desesperación de los personajes, abrumadas por la vida que les ha tocado vivir pero lo suficientemente valientes como para sobreponerse a toda complicación. Destacan los papeles de Marling y Wood, convertidas de repente en cabeza de una familia disfuncional con mucha valentía y un poco de inconsciencia también.

La desoladora realidad que recrean tiene un hecho en común en ambos filmes, algo que les une más todavía, los instintos más primitivos llegan tarde o temprano para mostrar los peligros de unas sociedades que no tienen nada que perder, idea que conecta peligrosamente con situaciones reales y actuales.

Dos películas con una dirección bastante personal y real que utilizan la acción comedida como vehículo para narrar un drama angustioso, sobre todo por la forma que tienen de finalizar sus historias y que es otro punto en común para dos intensos largos que parecen ir de la mano con ideas lejanas pero presentes también.

Una de las muchas cosas que el cine independiente tiene que agradecerle a Clint Eastwood y “Sin Perdón” es su revisión del género western para traerlo hacia coordenadas más realistas, rigurosas… y económicas. Allí empezamos a ver un Salvaje Oeste mugroso y embarrado, con personajes humanos e imperfectos, sucios en lo moral y en lo corporal, muy alejado de los coloridos pueblos y roles héroe/villano perfectamente definidos propios del western clásico. El concepto no sólo era brillante en lo artístico, sino también en lo monetario: los largometrajes del Oeste ya no tenían que ser superproducciones de gran presupuesto y complicadas logísticas de majestuosos amaneceres en las praderas y anocheceres en las montañas. Con los nuevos parámetros, bastaban cuatro cochambrosas chabolas en mitad de un lodazal, planos cortos, muy pocos figurantes, la ropa del abuelo convenientemente ensuciada, mucho diálogo, algún puñetazo y pocos tiros para tener un western crepuscular de nuevo cuño.

“Deadwood” pasó a ser el nuevo paradigma, pero siempre hay gente espabilada que encuentra la forma de bajar el nivel. Ya puestos, ¿quién necesita un pueblo y figurantes pudiendo hacer que la trama se desarrolle simplemente en una granja y la protagonice una simple familia? Un modelo de western accesible a cualquiera que es el que sigue “En defensa propia” con una puesta en escena minimalista, propia del teatro, y convenientemente oscura, para no enseñar las costuras más de las necesarias. También el reparto está reducido a la mínima expresión en el que destaca una Britt Manning muy cómoda en estas producciones de poco calado donde su frialdad interpretativa le permite camuflarse como parte del decorado.

Al menos el argumento está bien traído y tiene cierta base documental, los saqueos masivos del ejército de la Unión al romper las líneas confederadas y entrar en los estados rebeldes durante la ofensiva final de su guerra civil. No es esta una cuestión baladí, ya que este esquema de western low-cost es muy goloso a la hora de transponer historias cotidianas, dramas actuales o tragedias personales a la Nebraska de la conquista del Oeste o la Alabama de la Guerra de Secesión, es decir, hacer pasar como westerns lo que en realidad son tramas genéricas. Muchas de ellas en la línea woke actual. “En defensa propia”, al menos, es honesta en ese sentido. No es agradable de ver, pero tampoco creo que fuese su intención hacer una película que atraiga a la gente al cine o le haga sintonizar el canal de TV donde la echan, sino rodar una obra que agradase a la crítica y a cierto perfil de público interesado en experimentar mentalmente - pero desde la comodidad de una butaca - la crudeza de una época de miseria, drama y violaciones.

No me parece una propuesta de las que se dicen excitantes ni de las que yo creo que motiven a pagar por disfrutar de ella, pero cada uno hace con su dinero (al menos en EEUU) lo que le parece. Aún así, patina es un desarrollo que pretende ir de megacrudo y remover conciencias, pero monta unas escenas tan poco naturales para contentar a todo el mundo que acaba teniendo momentos involuntariamente hilarantes. También confía demasiado en su supuesta potencia visual (hiperrealismo de la mugre y de tragedias desgarradoras) y se olvida de trabajar unos diálogos que son bastante simples, tirando a random. Y lo peor es que la película no se da cuenta y se recrea en lo que ella piensa que lo está petando, desconectándose del público. A mí me empezó dando mal rollo y me terminó dejando indiferente, un drama tremendo que tengo claro que nunca pudo tener lugar de la forma en que está contado… en una película que va de megarealista. No, todo no puede ser. O una cosa o la otra. Pufo.

Aquí se nos presenta un largometraje enmarcada como no, en el cuadro histórico de la "Guerra Civil americana", que como pasa en el cine español con la "Guerra Civil española" cansinamente existen muchos títulos de referencia. En esta ocasión se nos sumerge en el mundo de penurias de un trío de chicas del Sur estadounidense. Nos muestra la típica suciedad de la época tan oscura como la "Edad Media", y como llevan el trajín de los duros días sin necesitar ningún varón, y totalmente aisladas como en medio de un desierto insano. Luego como se desenvuelven de un par de borrachos depravados que antes habían parado en un pueblucho sin nombre, habitado por un par de personas que también son escombros con patas.

En resumen para no desglosar más la película, trata de como estas chicas hacen frente a estos dos psicópatas y con lentitud pasmosa de repetitivas escenas y mucha palabrería intrascendente, logran su objetivo. Lo mejor es sobre todo el final, y lo digo con ironía por supuesto.