Kung Fury es todo lo que un amante del retro y la casquería ochentera podría desear.

Su propuesta visual es fantástica, gracias al uso de esos colores violetas y azulados y a los filtros que rompen el espectro de color y le dan y le dan la textura errática de un VHS. El CGI y chroma están realmente bien conseguidos.

Por otro lado la trama es pura locura "serie Ultra Z", que mama de todos los tropos y clichés de ese submundo generado en las colecciones de VHS ochenteros de películas de Cynthia Rothrock o Robert Z'Dar. La duración de 30 minutos es la justa para no aburrir o sobresaturar.

¡Este mediometraje es puro amor!