Todo el cine de Kim Ki-duk es sumamente inquietante. Trasmite una especie de electricidad que se extiende por la piel y nos brinda con eso que se conoce como sabiduría oriental (o pretensiones de intelectual, ¡yo que sé!). Lo cierto es que ninguna película de este autor nos deja indiferentes. Saca de su chistera películas que parece que quieren decir más de lo que cuentan. “Time” no es una excepción. Vuelve a cortar los silencios después de “El Arco” (2005) como ya hizo con “Samaritan Girl” (2004) cuando terminó “Hierro 3” (2005). Parece ser autor que no quiere una línea continua en su trabajo… ni en su vida. Y de esto, de continuidad, de amores extraños y quien sabe si del karma, nos quiere hablar este director coreano en su nueva cinta.
Si la vida es un círculo donde todo vuelve y girando girando, nos encontramos una vez más al principio; ¿podemos escapar al destino?
Kim Ki-duk riza el rizo y al final de la película miras a la persona a tu lado sentado para ver que cara tiene. Su cara se parecía a la mía. Lo que supuse que no era yo el muy tonto. Costaba pillar el final. Así que aquí andamos, buscando el DVD donde espero que el señor Ki-Duk Kim (AKA Kiduck Kim) nos aparezca en comentarios del director explicando su final.
Si no es así… pues si no es así la sumaremos a esas películas extrañas con finales extrovertidos que aún así, sin saber muy bien por qué, las guardamos en una cajita especial de la memoria… a pesar de no llegar a entenderlas muy bien. Como Mulholland Drive (David Lynch, 2001).