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Spain Spain · Barcelona
alex rating:
10
Drama. Comedy On assignment to chronicle the lives of the rich and famous Italian aristocracy in a gossip column for a Roman newspaper, Marcello (Mastroianni) floats from one fabulous party to the next, meeting all varieties of beautiful, extravagant people. While he would never protest this seemingly ideal job, it makes him feel lonely and empty, and he stays up drinking and dancing night after night only to wake up each morning unbalanced and unfocused. [+]
Language of the review:
  • es
November 23, 2006
31 of 53 users found this review helpful
La Dolce Vita es de las pocas películas que tiene un puesto asegurado en mi disco duro. Porque soy capaz de disfrutarla una y otra vez (pongamos una vez al año) sin cansarme y sin dejar de asombrarme. Esta película es como un río caudaloso, cambiante, y misterioso. Un rio profundo a veces, pero siempre inagotable y lleno de episodios dramáticos, cómicos, surrealistas, banales... Estoy pensando también en el elemento acuático presente en toda la película: desde la estatua de Neptuno ante la que se detiene el coche conducido por Mastroiani por la noche, o la melancólica y poética escena final en una playa.

No sé. Siento una fascinación extraña por todo ese mundo romano de finales de los cincuenta en blanco y negro. Con sus decadentes ruinas, sus maravillosas texturas, sus coches, sus edificios, sus terrazas, su incipiente cosmopolitismo. Y los paparazzis siempre revoloteando alrededor de la ultima estrella de Hollywood recalada en los estudios de Cinecittá (icónica Anita Ekberg). Y en medio de todo ese torbellino tenemos al inolvidable y soberbio Marcello Mastroiani, trasunto del propio Fellini, moviéndose con simpática indolencia a través de una pléyade de situaciones y personajes de todo pelaje y condición. Situaciones de las emana, antes que nada, una suerte de hedonista regocijo –no exento de melancolía, incluso hastío en ocasiones– ante el hecho de tomarse la vida como un inmenso y laberíntico juego. Un juego interminable y circular (solo la muerte puede ponerle fin), lleno de sorpresas, decepciones, tragedias, pasiones, alegrías... Como la propia vida.

Y para acabar me gustaría dejar constancia de un dato absolutamente absurdo e inutil, pero que no deja de ser curioso. Fellini filmó la famosa secuencia de la Fontana de Trevi los días 1, 2, y 3 de abril de 1959, y resulta que ese mismo 1 de abril fue también el día que Franco inauguró el faraónico monumento del Valle de los caídos.
alex
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