Rodrigo García construye con Madres & Hijas la que probablemente sea la mejor película de su trilogía sobre la mujer, que completan Cosas que diría con sólo mirarla y Nueve Vidas. Esto se debe a el apasionante retrato de personajes que hace, y a la construcción de los mismos por parte de tres maravillosas actrices: Annette Bening, Naomi Watts y Kerry Washington (vista en Ray, El último Rey de Escocia, o la venidera For Colored Girls).

Pero por desgracia Madres & Hijas no es la gran película que podría ser (teniendo en cuenta su guión y su espléndido reparto), debido a unos caprichosos giros de guión y decisiones argumentales que perjudican gravemente el mensaje de la cinta.

Madres & Hijas parte de la unión intangible entre tres mujeres que no se conocen y cuyas vidas no tienen nada que ver, pero que comparten la esencia de esas mismas. Karen (Bening) es una mujer solitaria que cuida de su madre enferma, con dificultades para relacionarse con las personas y hosca en su trato humano, debido a que siendo muy joven -14 años- dio en adopción a su hija. Elizabeth (Watts), la hija de esta, que jamás ha conocido a su madre, es una mujer independiente cuya meta es su trabajo, su ambición y su propia seguridad. Y Lucy (Washinton) es una mujer negra que vive feliz con su pareja pero cuyo mayor sueño, ser madre, no le es posible biológicamente, por lo que trata desesperadamente de adoptar.

Pero estas tres mujeres tienen algo en común: todas ellas viven lastradas por un pasado (Bening), un presente (Watts) y un futuro (Washington) que coarta toda su capacidad social, pudiendo parecer obsesas, antipáticas incluso, pero siendo en el fondo tres personas tristes que anhelan aquello que perdieron, la vida que ahora tienen o todo lo que no pueden conseguir. Las tres actrices desarrollan en silenciosa desesperación las patologías, miedos y emociones de estas tres mujeres, en un guión maravilloso que disecciona sus interiores de manera sutil y extremadamente inteligente...