Increíblemente aguanté hora y media de esta infumable película, la media restante la pasé dando saltos al reproductor. Admito que soy bastante retrasado, y será por eso que tanto flash-back acabó mareándome y ya no sabía quién era quién entre tanto lío, si casi al final me di cuenta que el rubio jovencito amante de la reina Isabel era el mismo que escribía las obras. Siempre he disfrutado al máximo con las películas de este director, y considero que tiene varias obras maestras del cine de entretenimiento, por eso no veo con buenos ojos que se ponga a hacer este tipo de filmes, quizá por obedecer a tantos críticos que lo catalogan de superficial. Pues yo me quedo con sus magníficas cintas de antaño (incluso Godzilla y 10.000 me parecieron entretenidas, a pesar de ser mucho más flojas que sus anteriores trabajos). Considero a Emmerich un director infravalorado, al igual que Michael Bay, autores ambos de películas que marcaron mi vida. Como último apunte, viendo a Joely Richardson haciendo de la Reina Virgen, no podía quitarme de la cabeza su interpretación de Catalina Parr en la serie Los Tudor, la cual acabo de terminar. En fin, que este ha sido un pequeño traspié, porque su anterior película, 2012, fue estupenda. Espero que vuelva pronto a sus orígenes y nos deleite de nuevo con sus adrenalíticas y épicas superproducciones.