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Spain Spain · Cáceres
Sinhué rating:
6
Drama Marga, a 65 years-old woman, decides to sale the family country house in order to get the money to retire and travel with Julia, her young girlfriend. Noticing it to the family, all them reunite in the house to distribute the household goods: three sons of Marga, Casandra (a radio announcer) and her husband Gus, Héctor (a wealthy businessman) and his incoming wife Ana, and Aquilles "Aki" (an unsuccessful actor) who lives in the country ... [+]
Language of the review:
  • es
October 23, 2016
28 of 35 users found this review helpful
En algún momento, de los buenos, esta primera obra cinematográfica de Miguel del Arco te hace recordar a la familia Panero de El desencanto (Jaime Chávarri), o incluso Celebración (Thomas Vinterberg). Durante gran parte del relato la tensión dramática se mantiene y el equilibrio entre las difíciles situaciones existenciales de la familia y el escudo intelectual, y con cierto humor, ante las adversidades, te hace creer que nos encaminamos hacia un desenlace, cuanto menos, interesante. Pero hete aquí que al realizador se le apaga la luz en el último cuarto de hora y, bajo mi humilde punto de vista, estropea un buen trabajo actoral y un guión que, partiendo de un arranque mitológico y teatral estaba defendiendo con dignidad.

La maldición que parece acechar a este singular grupo humano desde que Leo, el padre/abuelo actor, preconizara años atrás que las hijas de Urano no cejan en su venganza hasta haber castigado a los responsables de destrozar las familias, se està desencadenando de manera imparable. Las relaciones envenenadas y los secretos pútridos irán mostrándose de forma catártica en una reunión que lleva en el lote: una boda inesperada, la venta de la mansión de los Alegre, ajustes de cuentas, el reencuentro con la apolillada memoria y la sanitaria necesidad del definitivo olvido.

En la acumulación de hechos incontrolados que afectan, de manera vital, a cada uno de los personajes es donde el realizador/escritor pierde la brújula, se pierde él y hace que se pierdan los intérpretes. A menos que el perdido sea yo y no haya sido capaz de encontrar, en la maraña, el oculto atajo capaz de conducirme a una pradera luminosa.
Sinhué
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