Mucha acción y bien rodada en las escenas iniciales, algo que se agradece. El tiroteo inicial entre "buenos" y "malos" es trepidante y el "súper malo" tiene la cara de psicópata que suele esperarse en este tipo de películas. Kevin Costner aparenta la edad que tiene, que empieza a ser mucha para tanta acción, y le han añadido algo de pelo para que resulte más aparente, aunque no llega a hacer el ridículo como Nicolas Cage. Pero después de la acción, viene el drama y empieza la confusión porque entonces ya no queda claro de qué va la película: ¿agentes, mafias y mucha acción?, ¿drama familiar de mucho llorar? Y mientras uno se pregunta de qué va a ir, aparece de repente una rubia platino que parece sacada de un cómic por las posturitas y lo fantasma que es. Si en lugar de mujer fuera hombre, sería lo que suele llamarse un "chulopiscinas". El resto es una sucesión de tópicos sobre hija adolescente rebelde, papi que ha estado muy ocupado trabajando para la CÍA y no ha tenido mucho tiempo para la niña y malos que ponen en peligro el orden mundial (porque dicen que hay uno). Y por si la mezcla de drama y thriller supiera a poco, van y le meten ráfagas de comedia aquí y allá, que no te hacen reír, pero sí ayudan a que ya no sepas de qué va esto y, lo que es peor, que haya dejado de importarte y no prestes mucha atención a la segunda hora, porque encima la película dura dos horas. Este cóctel no ha salido bien.

Crítica 77