Está claro que Straczynski no se ha deshuevado con el guión: es un cliché con patas. Carne de videoclubero Steven Segal.

¿Y el resto?

Pues cosi comsá: las coreografías son notables, pero el montaje es fugaz. La sangre brota por doquier, pero el trabajo actoral está bajo mínimos. La ambientación no etá mal, pero Berlín no parece el lugar adecuado (cosa del budget, imagino). Rain es mejor luchador que intérprete y la historia, pese a apenas durar noventa minutos, no interesa.

Lo mejor: El salvajismo gore de las contiendas y algunos hallazgos de planificación.
Lo peor: El argumento es muy viejo y suena a desgastado.

Conclusión: Material para ver y olvidar.