Miniserie de calidad en la que incluso brilla un actor tan mediocre como es Richard Chamberlain. Empieza con un flashback, en el que vemos a un maltratado Wallenberg detenido en una cárcel soviética ( ni inmunidad diplomática ni gaitas. No me extraña que los rusos hasta el final de la URSS hayan corrido un tupido velo en este tema..), y en la que recuerda como llegó a Budapest como Consejero Comercial de la Embajada sueca en el país. Muy buena la escena del tren, en la que va conversando con los soldados alemanes de las funciones de un diplomático y se cruzan con otro tren lleno de judíos..

Buena recreación histórica, buenas interpretaciones, y todo ello en el marco de una ciudad tan bella como Budapest.