Producción francesa rodada en inglés que cuenta con una premisa simple pero muy eficaz. Una familia circula en coche la víspera de Navidad por una carretera que no parece tener fin ni destino y en la que van teniendo aterradores encuentros que les irán eliminando uno a uno.

La mayoría de la película está rodada en el interior de un coche, imaginen el dinero invertido en la propuesta, y el resto de la acción transcurre en una noche cerrada. Pues hete aquí que de la necesidad se hace virtud y la cosa funciona con una fluidez más que satisfactoria. La interacción entre los miembros de la familia es lo que mejor funciona, con pinceladas socarronas que aluden a los típicos problemas de convivencia que asaltan a las familias acomodadas. El elemento sobrenatural está tratado con mucho tacto, para que asuste sin apabullar y sin que resulte ridículo ni demasiado artificioso.

El final juega con la típica dualidad y cierto elemento sorpresa que hemos visto mucho en este tipo de productos, pero el grueso de la cinta es tan resultón, consigue tanto con tan poco que este detalle resulta poco relevante.