Es mejor todavía que la primera y creo que no se puede decir nada mejor para ensalzarla. Y dicho esto, ¿cómo voy continuar enalteciéndola?, no lo sé; pero lo intentaré.

Su estructura está dividida en dos partes muy definidas, separadas por tiempo y espacio. La primera, la protagoniza Al Pacino y en ella vemos como continúa el imperio de la familia Corleone, sabemos de sus negocios, de sus conflictos personales y familiares, de sus ambiciones, de sus decepciones y conspiramos en sus conspiraciones. Y ésta, por sí sola, es una fabulosa película, una propuesta que no podremos rechazar.

Luego tenemos la otra de sus partes, y ésta; es mejor aún. En ésta vemos la vida de Vito Corleone. La vemos desde que era un niño en Sicilia, en el pueblo de Corleone, y como tal le vemos arribar a América, a la isla de Ellis. Le vemos en Nueva York, ya como Robert de Niro, viviendo como un joven emigrante tratando de sacar adelante a su incipiente familia. Y pronto sabremos que no se detendrá ante nada para ello. Y esta parte también es, en sí misma, otra película, otra película maravillosa, y también otra propuesta que no debemos rechazar.

Pero no me gustaría llevarles a engaño ya que aunque existen como piezas separadas, se hallan montadas entre sí con tal destreza, que juntas; son la madre de todas las propuestas que jamás podríamos rechazar.