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poolwizard rating:
10
7.8
27,565
Animation. Drama. Romance. Fantasy
Mitsuha is the daughter of the mayor of a small mountain town. She's a straightforward high school girl who lives with her sister and her grandmother and has no qualms about letting it be known that she's uninterested in Shinto rituals or helping her father's electoral campaign. Instead she dreams of leaving the boring town and trying her luck in Tokyo. Taki is a high school boy in Tokyo who works part-time in an Italian restaurant and ... [+]
Language of the review:
- es
October 1, 2016
206 of 225 users found this review helpful
Hace unos días aparecía una nota en una conocida web titulada “por qué arrasa en Japón una película sobre adolescentes que se intercambian los cuerpos”, mi respuesta mental inmediata fue “porque últimamente los japoneses tienen pésimo gusto para la animación”; “porque a Makoto Shinkai se lo ha endiosado desde el estreno de la (en mi opinión) sobrevalorada “El jardín de las palabras”. Esto sostenido desde la idea que es imposible que se pueda hacer una buena película cuya trama sean dos personas que cambian de cuerpos (idea ya explotada hasta el hartazgo).
Así que vi “Kimi no na wa” (“your name” o “tu nombre”) sin grandes expectativas, o más bien, con grandes prejuicios. Evidentemente estaba equivocado.
Así que vi “Kimi no na wa” (“your name” o “tu nombre”) sin grandes expectativas, o más bien, con grandes prejuicios. Evidentemente estaba equivocado.
SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details.
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Spoiler:
Todos conocemos la leyenda del “hilo rojo”, que une de forma inquebrantable a dos personas destinadas a estar juntos, pese a la adversidad, la diferencia entre culturas y la distancia; esta película toca transversalmente ese tema, pero en este caso hay un obstáculo adicional: el tiempo y la muerte.
Se inicia desde la trata (aparentemente previsible) de dos jóvenes que cambian de cuerpos; se desarrolla con humor, con dos personajes principales que sí empatizan, que sí son interesantes y sí logran desplegar emociones; con secundarios que sí suman; con una banda sonora excelente (que acompaña cuando debe hacerlo, y resalta cuando es el momento); y con un apartado estético preciosista (composición, colores, luminosidad, atmósfera, fluidez en la animación) impecable desde la ciudad hasta los campos; desde líneas enteras de trenes hasta los detalles del lápiz dibujando sobre el papel o un celular realista. En la mitad de la película da un giro inesperado la trama, y cierra con un final hermoso.
Como puntos débiles, tal vez los personajes principales no logran un desarrollo y evolución progresiva de sus sentimientos como pudieron haberlo hecho; y que los elementos de ficción no se los introdujo ni se los explicó demasiado (como la pérdida de memoria). No me afectaron mucho, al fin y al cabo, es ficción al servicio de la historia, y no al revés.
Makoto Shinkai vuelve a lo que mejor le sienta, y consigue su mejor trabajo (junto con “5 centímetros…”), nos demuestra todo su talento, nos cierra la boca a los criticones, y nos hace esperar con ansias su próximo trabajo.
Es innegable que la animación japonesa ha cambiado (para peor, en mi criterio); y además es igualmente innegable que es imposible alcanzar el nivel de Miyazaki, Takahata, o Satoshi Kon. Pero mientras existan animadores como Makoto Shinkai o Mamoru Hosoda, la animación japonesa no será solamente la excusa publicitaria para vendernos personajes acartonados y tramas simplonas; sino que conservará cierto estándar artístico que tanto reconocimiento le dio al género.
¡Felicidades por el éxito en taquilla! Se lo merece...
Se inicia desde la trata (aparentemente previsible) de dos jóvenes que cambian de cuerpos; se desarrolla con humor, con dos personajes principales que sí empatizan, que sí son interesantes y sí logran desplegar emociones; con secundarios que sí suman; con una banda sonora excelente (que acompaña cuando debe hacerlo, y resalta cuando es el momento); y con un apartado estético preciosista (composición, colores, luminosidad, atmósfera, fluidez en la animación) impecable desde la ciudad hasta los campos; desde líneas enteras de trenes hasta los detalles del lápiz dibujando sobre el papel o un celular realista. En la mitad de la película da un giro inesperado la trama, y cierra con un final hermoso.
Como puntos débiles, tal vez los personajes principales no logran un desarrollo y evolución progresiva de sus sentimientos como pudieron haberlo hecho; y que los elementos de ficción no se los introdujo ni se los explicó demasiado (como la pérdida de memoria). No me afectaron mucho, al fin y al cabo, es ficción al servicio de la historia, y no al revés.
Makoto Shinkai vuelve a lo que mejor le sienta, y consigue su mejor trabajo (junto con “5 centímetros…”), nos demuestra todo su talento, nos cierra la boca a los criticones, y nos hace esperar con ansias su próximo trabajo.
Es innegable que la animación japonesa ha cambiado (para peor, en mi criterio); y además es igualmente innegable que es imposible alcanzar el nivel de Miyazaki, Takahata, o Satoshi Kon. Pero mientras existan animadores como Makoto Shinkai o Mamoru Hosoda, la animación japonesa no será solamente la excusa publicitaria para vendernos personajes acartonados y tramas simplonas; sino que conservará cierto estándar artístico que tanto reconocimiento le dio al género.
¡Felicidades por el éxito en taquilla! Se lo merece...