Me surgen dudas a la hora de puntuar ésta película. Si la puntúo como un cuento, le doy el notable de cabeza: un solventísimo Norton y un buen Giamatti, Rufus Sewell también está más que aceptable y únicamente pincha Jessica Biel, que se limita a lucir su estupendo palmito. La banda sonora, una delicia para los oídos. Los trucos de magia, hermosísimos. La ambientación, vestuarios y fotografía, una gozada. Y en términos generales puede decirse que visualmente derrocha belleza.
Si hablamos de un cuento infantil, de una historia fantástica, de una leyenda sobre el amor, entonces el puntaje va en aumento. Ahora bien, si hablamos de una cinta más seria que todo eso, los tremendos agujeros del guión no dejan más remedio que crucificarla. Y de aquí mis dudas: el final, amén de impactante (diría que lamento no pertenecer a ese grupo de "visionarios" que ya contaban con ver un desenlace como éste, pero mentiría -tiene que ser muy triste perder la capacidad de sorprenderse, la verdad-), es perfectamente realista. Todo cuadra, todo es posible, todo se explica. Sin embargo, una de las escenas iniciales, en concreto cuando el joven Eisenheim se encuentra al mago ambulante, aunque puede ser tomada como metáfora, también podría constituir un aviso de que no estamos sino ante un cuento de hadas. Los trucos son ciertamente preciosos, pero muchos de ellos, imposibles -al menos, en esa época- y como tampoco se da explicación alguna, he optado por tomarla como un cuento infantil, de magia y amor, sin más pretensiones. Caso contrario, el suspenso hubiera sido inminente.