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Spain Spain · Xanadú
Orson_ rating:
7
Adventure In Michael Curtiz's swashbuckling spectacle about the infamous outlaw and his band of merry men who "robbed from the rich and gave to the poor," Robin Hood (Errol Flynn) fights nobly for justice against the evil Sir Guy of Gisbourne (Basil Rathbone) while striving to win the hand of the beautiful Maid Marian (Olivia de Havilland). It was one of the earliest films to use three-color Technicolor and, at the time, the most expensive film Warner Bros. had produced. [+]
Language of the review:
  • es
April 7, 2019
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Entrañable película de aventuras, todo un clásico del género por méritos propios, que supuso en su día un gran éxito para la Warner al ver recompensado el riesgo de embarcarse en una superproducción a todo color alejada de sus habituales propuestas modestas en el cine de gánsteres.

El papel protagonista, en principio pensado para James Cagney, recayó sobre Errol Flynn tras acabar el primero contrato con la productora, y esa coincidencia terminó de encumbrar la carrera del actor y de paso identificar para siempre su rostro con el de la mítica figura del arquero de Sherwood. Errol Flynn está sensacional, derrochando simpatía, vitalidad y picaresca, uno de los mejores actores del cine de aventuras en un rol que parece hecho a su medida.

William Keighley fue despedido tras las quejas de la pareja protagonista, haciéndose cargo de la dirección Michael Curtiz, que dota a la narración de un ritmo trepidante, de acción incesante salteada con grandes dosis de humor, llena de dinamismo y frescura. La fotografía y la dirección artística son una delicia, y la música de Korngold, presente constantemente como un personaje más, se ha consolidado en el tiempo como una de las grandes bandas sonoras del cine de aventuras, inspiración reconocida por el mismísimo John Williams.

La relación entre Curtiz y Flynn estaba marcada por una fuerte animadversión mutua, se trataban a gritos, a punto de llegar a las manos en ocasiones, pero a pesar de eso rodaron juntos 9 ó 10 películas, algo impensable teniendo en cuenta las circunstancias y que sólo se entiende en una época en la que las productoras eran las dueñas absolutas de las películas y los que trabajaban en ellas, trabajadores a sueldo.

Habrá quien diga que escenas como la de Robin Hood interrumpiendo la cena del rey John, para desafiarle abiertamente y echarle en cara su pésima gestión, rodeado de lacayos armados, y salir airoso de la situación, resulta inverosímil y fantasiosa. Por supuesto, pero eso mismo se lo he visto hacer a Schwarzenegger, Statham o Keanu Reeves (como John Wick), sin acercarse lo más mínimo a la gracia y presencia de Errol Flynn, y ni mucho menos hacerlo portando unas mallas verdes y cargando un venado a hombros. Ahí es nada.

El tono amable y ligero de gran parte de la historia hace ver que su objetivo prioritario era el entretenimiento y la diversión del público por encima de todo, los hombres escondidos en el bosque de Sherwood más que un ejército que se subleva parece una pandilla de amigos, se van conociendo en desafíos y combates que acaban entre risas y camaradería, y la vida recluida en el bosque parece incluso un jolgorio permanente. Uno olvida que se trata de una época oscura llena de penurias, injusticias y grandes desequilibrios sociales y le entran ganas de enrolarse junto a esos proscritos. Pero esa es también una virtud si se mira la otra cara de la moneda, la de evadir al público de sus preocupaciones y engancharlo a las peripecias de un hombre desafiando a un reino, si vemos que los motivos que lo instigan son la injusticia, la deslealtad y la opresión al pueblo.

Ese tono aparentemente superficial puede que haya hecho que el paso del tiempo la presente hoy en día como una cinta algo inocente, pero el carisma de su protagonista, el ritmo de Curtiz en la dirección, el maravilloso colorido de las imágenes y el aroma fresco de aventura bondadosa permanecen inalterable ocho décadas después de su estreno. Y su importancia la determina el hecho de que es una de las películas de aventuras por las que se han medido todas las que se han hecho posteriormente.

Ese carácter modélico sólo la consiguen las que se han convertido en míticas.
Orson_
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