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miguel rating:
3
7.3
10,207
Drama
This is the strange, disturbing story of the Manderlay plantation. Manderlay lay on a lonely plain somewhere in the deep south of the USA. It was in the year of 1933 that Grace and her father had left the township of Dogville behind them. Grace's father and his army of villains had spent the entire winter seeking out new hunting grounds in vain, and now they were heading south in one last attempt to find a favourable location in which ... [+]
Language of the review:
- es
January 8, 2006
24 of 46 users found this review helpful
¡Qué divertido es ser intelectual! ¡Qué fascinante! Qué bien nos sentimos criticando a los Estados Unidos, ese país imperialista lleno de gente malvada. ¡Y aún mejor si lo hace un cineasta danés (porque ya se sabe, cuanto más extraño es el país, mejor la película) que va por la vida de intelectual a pesar de tener dos películas buenas (que no excelentes)! En Europa siempre hemos tenido ese poder para dejar a EEUU por los suelos. No se porqué, la verdad, cuando la mentalidad estadounidense es producto de la nuestra, además de que fuimos los europeos los que montamos dos guerras mundiales y fuimos también los primeros en negociar con los terroristas islámicos. A Lars Von Trier todo eso le da igual, él está a otro nivel. Todo era facilísimo en Dogville y ahora se repite con Manderlay. El "dios" Von Trier viene a decirnos lo malos que somos, él tiene ese poder.
Y entre tanto moralismo de garrafón alguien viene a decirme que la estética es original. ¡Claro que sí amigo! Como enfocar durante 16 horas la pata de una silla. Ahora bien, ¿es Manderlay original? No, porque existe Dogville. Ajá, pero es que en Dogville la originalidad se iba a los 5 minutos, cuando te das cuenta que el escenario a tiza y la cámara en mano solo sirven para la masturbación propia del director, para que le digamos lo radicalísimo que es. Porque... ¿cambiarían algo estas películas con escenarios de verdad? No, claro que no. La estética es terriblemente gratuita, nada que ver con la conexión emocional entre fondo y forma que existe en Elephant, The brown bunny o Dong. Eso sí son películas radicales, vanguardistas.
En Manderlay, el danés ya se pasa de castaño oscuro. La sensación de vacío que podrían provocar los escenarios se va a pique por el horrible montaje, que nunca da el suficiente tiempo a los planos para que sean atractivos, para que se note esa sensación de suspenso. Todo está troceado sin la más mínima imaginación (aunque con raccords muy cortos, para que le digamos que está influído por Godard, en fin...), que finalmente queda feo. No se puede disfrutar de las interpretaciones por esto mismo (aunque Dallas Howard es mucho más inocente que Kidman -también peor actriz- y creo que le viene bien el personaje de Grace). Para colmo de la pretenciosidad música de Vivaldi, aplicada, claro está de la forma más tópica.
Y entre tanto moralismo de garrafón alguien viene a decirme que la estética es original. ¡Claro que sí amigo! Como enfocar durante 16 horas la pata de una silla. Ahora bien, ¿es Manderlay original? No, porque existe Dogville. Ajá, pero es que en Dogville la originalidad se iba a los 5 minutos, cuando te das cuenta que el escenario a tiza y la cámara en mano solo sirven para la masturbación propia del director, para que le digamos lo radicalísimo que es. Porque... ¿cambiarían algo estas películas con escenarios de verdad? No, claro que no. La estética es terriblemente gratuita, nada que ver con la conexión emocional entre fondo y forma que existe en Elephant, The brown bunny o Dong. Eso sí son películas radicales, vanguardistas.
En Manderlay, el danés ya se pasa de castaño oscuro. La sensación de vacío que podrían provocar los escenarios se va a pique por el horrible montaje, que nunca da el suficiente tiempo a los planos para que sean atractivos, para que se note esa sensación de suspenso. Todo está troceado sin la más mínima imaginación (aunque con raccords muy cortos, para que le digamos que está influído por Godard, en fin...), que finalmente queda feo. No se puede disfrutar de las interpretaciones por esto mismo (aunque Dallas Howard es mucho más inocente que Kidman -también peor actriz- y creo que le viene bien el personaje de Grace). Para colmo de la pretenciosidad música de Vivaldi, aplicada, claro está de la forma más tópica.
SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details.
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Spoiler:
Pero nada, la gente aplaudirá esta crítica digna de estudiante de 3º de la ESO sobre lo malignas que son las sociedades. Morbo hay todo el que quieran. Deberían ponerlo en lugar de Salsa Rosa. Es exactamente lo mismo: tópicos hipócritas que hacen generalizaciones acerca de una de las sociedades más heterogéneas del mundo. Lars Von Trier se comporta igual que los políticos norteamericanos, cree que el tiene el derecho para juzgar al mundo. La América de Manderlay y de Dogville es Europa, es España, es Cataluña, somos nosotros... pero también es Lars Von Trier. Es decir, retórica pura acerca de las mismas consideraciones de siempre. Claro que para curarnos de esta película ridícula siempre nos quedará ese magnífico Antonioni de Il filo pericoloso delle cose, donde todos los seres humanos aparecen iguales, más allá de su nacionalidad, donde el sexo se ha convertido en un elemento de usar y tirar (alejado del morbo) y donde lo aparentemente intelectual queda abolido, pues el maestro Michelangelo sabe perfectamente que eso que antes se llamaba "intelectual" es algo bien escaso hoy en día.